Parece ser que quienes se han quedado petrificados en 1936 sean los miembros de los partidos de la derecha española. Da igual la derecha extrema que la extrema derecha, en ambos casos vienen utilizando un lenguaje guerracivilista contra todos sus enemigos. Sí, enemigos porque como buenos neocons y discípulos del Alt-right estadounidense, sólo entienden la política como un completo antagonismo donde al enemigo hay que aniquilarle utilizando todas las armas a disposición de los contendientes. En el caso de Isabel Díaz Ayuso, a la que la sombra de Avalmadrid y sus trapicheos allí persigue, no es un caso distinto al resto de estos supuestos liberales que conectan más con Donald Trump que con Isaiah Berlin o Raymond Aron (en el caso de que sepan quiénes son estos grandes intelectuales del liberalismo). Con suerte llegan a los collares de perlas de Margaret Thatcher, pero sí tienen bien asumido ese discurso del odio al contrario que desde instituciones como FAES o DENAES (regadas con muchos millones desde el gobierno de la Comunidad de Madrid) se ha ido inoculando en la dirigencia del PP o Vox.
Ayer la presidenta de la Comunidad de Madrid habló largo y tendido en una entrevista en el diario de la derecha extrema ABC (magnífica la periodista Sara Medialdea consiguiendo declaraciones jugosas), que fue apoyada desde su propia tribuna mediática por el director Bieito Rubido. Lo que allí se puede leer no es más que la muestra más palpable del porqué de la unión de PP y Vox en graciosa fraternidad. Tanto como para llegar a afirmar que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, había accedido al cargo de forma tumultuosa y violenta. Directamente acusa al secretario general del PSOE de “derrocar” al gobierno del PP. Toda una manera de mostrar simbólicamente que sólo la derecha tiene el derecho (¿divino?, ¿patrimonial?) de gobernar mientras que la izquierda lo que hace es usurparlo con ardides. Una fórmula, muy utilizada por los elementos de la ultraderecha americana y europea (aunque parece que se extiende por el mundo como demuestran las declaraciones de los filofascistas de Bolivia) que en el caso español es bien conocida desde el infausto año en que la derecha dio un golpe de Estado. Los “rojos” sólo traen miseria (debe ser que el gran desarrollo de los años de Felipe González los suman a la derecha malévolamente) y no respetan la libertad. Fíjense en el titular de la entrevista para entender esto: “Sánchez mintió, derrocó un Gobierno, ha bloqueado el país y nos está sumiendo en el caos”. No sólo derrocó un gobierno sino que mintió, no se sabe en qué, pero ahí dejan colgando que los “rojos” son mentirosos (le falta decir que incluso comen niños, aunque eso suele ser más de la cúpula eclesiástica católica) y tienen el país manga por hombro. Una falsedad que lanzan para que cale entre sus huestes y que la prensa cavernaria utiliza para generar un clima social contrario a todo lo que no sea la voluntad de la clase dominante.
La utilización de un mecanismo constitucional, cuando no dejan de hablar de constitucionalistas paradójicamente, es visto como un derrocamiento de un partido condenado por corrupción y que tiene a casi toda la cúpula de la Comunidad de Madrid en los juzgados. Para que no se vea toda la cantidad de mentiras y de cuestiones intrascendentes (¡¡¡Pide un AVE Valladolid-Sevilla directo!!! Sin explicar el motivo y los intereses que hay detrás), no les queda otra que poner a todo la coletilla del concepto de libertad. Concepto maleable donde los haya pero que en sus mentes no deja de ser un camuflaje lingüístico para esconder que realmente están defendiendo los intereses de los poderosos. Sean de la fracción financiera, sean de la educativa, sean de la eclesiástica, sean de los amigos que sean. Pregunta la periodista qué piensa la presidente que traerá el Gobierno de Coalición, a lo que ésta responde: “Un ataque contra la libertad de empresa, porque Madrid es el motor económico para el resto de España y ellos quieren romper con ello. Y luego quieren acabar con la libertad de horarios comerciales; y no les gusta que las familias decidan el colegio y el tipo de educación para sus hijos. Y sobre todo, irían contra la magia de Madrid, que es la libertad de que cada uno elija el tipo de vida que quiere llevar”.
En cursiva remarcamos que en una sola respuesta utiliza el término hasta en tres ocasiones. Atentar contra la libertad de empresa porque el Gobierno estatal quiere que la Comunidad de Madrid rebaje su altísima deuda (más de 30.000 millones de euros) y está haciendo dumping fiscal a costa de endeudamiento. Acabar con los horarios comerciales de libertad de apertura que han provocado que todo el pequeño comercio madrileño haya prácticamente desaparecido pues, esas personas que libremente pusieron sus negocios, no pueden competir con la política de centros comerciales, en manos de grupos financieros y grandes empresas. Del colmado del barrio las políticas del PP han conseguido que se pase al chino del barrio (y lo venderán como multicultural), al pan congelado, al desplazarse media hora para comprar unas bragas, etcétera. Engañan a sabiendas con estas cuestiones que atentan contra los pequeños empresarios. Lo mejor lo deja para el final la libertad para que cada uno elija el tipo de vida que quiera llevar. ¡Ojalá se pudiera! Pero esa es otra mentira que demuestra que es una inculta en el conocimiento de la libertad.
Parten los neoconservadores del falso supuesto de que la persona es libre por naturaleza, negando con ello cualquier limitación por nacer dentro de una sociedad, por nacer dentro de una clase social, o por nacer en según qué lugar. Esos tres condicionantes no existen para los neoconservadores quienes culpan al Estado (al que suelen llamar minotauro) de todos esos males, especialmente cuando los dirigen los rojos. Lo que esconden tras esa bella arenga libertaria es que si un niño o una niña es de familia de clase trabajadora siempre tendrá una limitación vital (por eso no les gustan los colegios públicos que igualan desde la base); es que si un niño o una niña nacen en una zona más pobre que otra, tendrá más dificultades para desarrollar su personalidad; es que si un niño o una niña no cuenta con un servicio público que permita igualar las oportunidades, estará determinado por su cuna. Díaz Ayuso igual esto no lo ha pensado, ni lo sabe, pero sí hay personas en el PP y en Vox (que últimamente son lo mismo) que lo conocen y por eso manipulan el discurso (siempre conectado con el poder social) para ocultarlo detrás de una palabra siempre con connotaciones positivas como libertad. Realmente en el PP no quieren la libertad de todos, sino de los pocos. Pero la culpa de que no suceda eso será de los rojos y el Gobierno de Coalición.
Por cierto, un Gobierno de Coalición que “nace de la hipocresía, de la conveniencia y de espaldas a los intereses de los ciudadanos”. No como los gobiernos del trifachito que están arruinando el ecosistema del Mar Menor (se han negado a que intervenga el gobierno estatal); que están destrozando la sanidad andaluza (sin importar que perezcan las personas); que tienen con un nivel de atraso considerable Castilla y León. O como el gobierno de la derecha catalana, porque siempre se les olvida que, más allá de ser nacionalistas (como lo son en el PP, Ciudadanos o Vox), son de derechas precisamente. Hermanos de sangre de la clase dominante. Pero que todo esto no les amargue un buen titular guerracivilista que esconda la corrupción, la desigualdad, el hambre (Madrid es la segunda capital europea con mayor pobreza) y la explotación. Libertad para ser explotado y humillado es lo que quieren, a costa de la propia democracia que no respetan como se deriva de sus frases.