No se asusten que el titular no ha sido proferido por alguien en un estado mental grave. De hecho es un mero titular metafórico de lo que vienen comentando diversos cargos públicos del PP para insistir en una batalla de mentiras contra el Gobierno de Pedro Sánchez. Éste, por si cabe alguna duda, no había nacido cuando el presidente Eduardo Dato fue asesinado el 8 de marzo de 1921por tres pistoleros anarquistas en respuesta a la aplicación de la ominosa “ley de fugas” contra sindicados de la CNT que ejecutaba su lugarteniente Severiano Martínez Anido en Barcelona. Algo que no les importaría aplicar a muchas personas del partido conservador en la actualidad pero contra independentistas, todo sea dicho de paso. Pero no. El actual presidente del Gobierno ni mató a Dato, ni pudo impedir las guerras púnicas, ni participó en la gran marcha roja por mucho que insistan en el PP en cargarle muertos que son suyos.
Dolors Montserrat ayer mismo señaló al presidente por no haber actuado dentro de la Unión Europea para conseguir recuperar Gibraltar. No debería desconocer la ex-ministra, a fuer de acabar siendo calificada de zopenca, que las negociaciones del Brexit se llevaron a cabo en su práctica totalidad durante el mandato de Mariano Rajoy, en el cual era ministra de Sanidad. Salvo algunas cuestiones puntuales mínimas estaba ya todo más o menos cerrado, tal y como cuenta José Manuel García Margallo en sus memorias. En lo que no lo estaba, como es el posible acuerdo comercial que les ofrecen ahora a los británicos (y que supone una bajada de pantalones de la UE, eso sí, en interés de la economía germana como siempre) el Gobierno algo dirá para salvar los puestos de trabajo del Campo de Gibraltar. Respecto a pedirle cuentas al Gobierno por el movimiento de fronteras marítimas de Marruecos habrá que esperar, aunque habría que dar una respuesta contundente con el apoyo de la UE. Siempre pueden preguntar al jefe del Estado que, por esas cosas de tener una relación especial con el monarca marroquí, siempre tiene la última palabra (como debería saber Montserrat).
No sólo respecto a estas cuestiones de política internacional han culpado a Sánchez sino que también le señalan por los aranceles que ha impuesto Donald Trump a productos hortofrutícolas españoles. Será respecto a los que dice que va a poner en breve porque los aranceles al aceite, al vino a granel, a la aceituna de mesa y demás productos se elaboraron bajo mandato de su anterior jefe, Rajoy. En estas mismas páginas se informó de las quejas de la, por entonces, presidenta de la Junta de Andalucía Susana Díaz al respecto. También de los avisos de Emiliano García-Page respecto al vino. Todo ello cuando la popular estaba en el Gobierno y parece que, como decía Alfonso Guerra, debía estar de miranda. Curiosamente, el bloqueo que promovió y toda la Unión Europea aceptó sin rechistar, metiéndose la soberanía europea en el bolsillo (tanto que alardean los europeístas coñazo) el presidente de EEUU contra Rusia, supuso un grave perjuicio económico para España en sectores tecnológicos y agrícolas y nadie dijo nada. De hecho en las declaraciones de los dirigentes del PP eso se olvida pues están, como se sabe, antes a las órdenes del Imperio que de solventar los problemas reales de los españoles.
No son más caraduras porque aún no se ha encontrado palabra adecuada para hacer encajar la realidad que encarnan cuando hablan y culpabilizan a los demás de todos sus actos. Cuando el 11-M ya dieron muestras de no tener ningún tipo de consideración ética, de que la mentira era su forma normal del uso del habla, pero señalar a un Gobierno por cuestiones que todo el mundo sabe que son responsabilidad del gobierno anterior, y más siendo ministras o altos cargos, aún no tiene definición que recoja todos los matices necesarios para que significante y significado encajen a la perfección. Que Pablo Casado sea el mayor experto en mitomanía y en artes de la invención de historias (relatos que dicen ahora los postmodernos y si quieren ser más sofisticados dicen storytellings), lo que en otros tiempos se catalogaba de embaucador, no sorprende a nadie. Pero tener el rostro de aparecer en los medios de comunicación, donde la guerra de medios hace que cualquier matiz sea analizado, a decir que es culpa del gobierno actual lo que no supo hacer el gobierno anterior es como, de ahí el título, decir que Sánchez no impidió el asesinato de Dato.
Todo en el PP es mentira e intentar montar un escándalo tras otro con la finalidad de que no se vean sus casos de corrupción, que no le supere la fuerza ultraderechista y que Casado salve su cabeza (que lleva un tiempo pendiendo de un hilo). García-Margallo ha dicho una verdad, los afiliados y afiliadas del PP eligieron a Casado no por sus cualidades sino porque no querían a Soraya Sáenz de Santamaría. Si hubiese pasado a la siguiente fase un pollo, hoy el pollo sería presidente del PP (¿lo haría mejor?). Todo un aviso a navegantes para que acepte las órdenes que le ha transmitido Aznar y que es expreso deseo del establishment. La verdad es que con mentiras constantes no van a conseguir sus propósitos esta comisión nacional, bien al contrario están dando pie a que les liquiden antes que después. Lo peor para la ciudadanía es ver en manos de quién están algunas decisiones que afectan a todos por igual. ¿Creen que se puede hacer algún tipo de Pacto de Estado donde este Casado y sus huestes de indocumentados? Dicen los medios de la caverna de Sánchez y su gobierno socialcomunista pero eso es que no se han parado a ver a quienes están potenciando. Mentirosos con orgullo de serlo.