La prensa de derechas (casi toda hay que remarcar) ya se ha puesto el mundo por montera y se ha lanzado a la mezquindad absoluta, a la exacerbación de lo agonístico y a lanzarse al tema de lo miserable. En esta campaña ruin participan también con alegría y fervor la derecha política. Los neofascistas de Vox desde el principio. Sí neofascistas porque intentar acabar con todo aquello que sea espontaneidad, como los aplausos en apoyo a las personas que vienen trabajando en las actividades esenciales, para convertirlo en vísceras sociales. Desde hace tres semanas también el PP, que ha dudado, amagado como los mansos, pero que ha cogido carrerilla en la batalla por ser más miserable que los demás. Todo esto protegido y auspiciado en las sombras por la clase dominante para completar la santísima trinidad del poder capitalista. Exacerbando los temas y tratando con la parte más mísera piensan hacer que Pedro Sánchez doble la cerviz y convoque elecciones. Ni conocen a Sánchez, ni saben que los demás también pueden jugar a ese juego de mezquindad humana. Juguemos a su juego con el caso de la Comunidad de Madrid.
Los muertos madrileños son imputables al cien por cien a la presidenta de la comunidad autónoma, más unos cuantos de afuera de las fronteras del paraíso fiscal que están construyendo dentro del país. Un paraíso fiscal que, sin embargo, no es síntoma de prosperidad para toda la población sino todo lo contrario. De ahí que hayan muerto como moscas madrileños y madrileñas, sanitarios y personal asistente. Todo culpa de Isabel Díaz Ayuso. “¡Datos!” dirán desde la caverna. Aquí van unos cuantos. Ya que nadie actuó a tiempo, cabe recordar que la presidenta de la Comunidad inauguró una convención internacional de neoliberales el día 6 de marzo. Diputadas del PP acudieron a ver el partido de fútbol del Rayo Vallecano. Y nadie se llevó las manos a la cabeza, aunque no estaban facilitando los datos al Ministerio de Sanidad hasta el domingo. Jugaron con mala intención para tener algún argumento contra el Gobierno y así cargarle los muertos. Pero los madrileños han caído no sólo por la prepotencia occidental que se creyó preparada para afrontar la pandemia, sino por el estado precario de la sanidad madrileña, por el abandono de las residencias de mayores y por la falta de material de protección de la Consejería de Sanidad. Por cierto, Consejería que ha comprado test defectuosos y mascarillas que no protegen como debería pero no lo pondrá en portada Francisco Rosell (directo de El Mundo) porque está vendido al trifachito.
Dicen en el PP que han ido aumentando el gasto sanitario siempre. Y es cierto… el gasto no la inversión real. Han gastado mucho pero no ha ido a parar a material, camas y sanitarios suficientes sino a engordar los bolsillos de Florentino Pérez (sí, aquí vuelve a aparecer) y una serie de empresas vinculadas al PP o fondos de inversión. ¿Cómo? Con brevedad, pues ya se explicó hace tiempo, un hospital que costaría su construcción unos 400 millones de euros con la estrategia del PP viene a costar unos 1.000 millones pues se va pagando por diversos cánones. A esto súmenle los salarios, pobres la verdad, del personal sanitario y de asistencia. Gestión privada mediante canon y gastos, por ello han cobrado por una bombilla de 5 euros, 15 euros a la comunidad. ¡Clink, clink… caja! ¿Resultado? Una falta de camas y sanitarios que en tiempos de pandemia ha provocado que muchas personas no hayan podido ser intubadas, o trasladadas a un hospital falleciendo en su residencia o en su casa. La infraestructura sanitaria tan cara pero cutre ha matado a muchas personas, siguiendo el argumentario del PP. Porque lo de las residencias de mayores ha sido un auténtico genocidio que están queriendo tapar. Y aquellos aviones que nunca llegaban y que temían que el Gobierno les incautase. Mientras esperaban en Madrid aviones en la Comunitat Valenciana llegaban todos los días. Igual por eso hay menos muertos allí. Igual porque se ha venido invirtiendo en recursos materiales y humanos gracias a los gobierno de la izquierda.
Es fácil cargar los muertos con datos y Díaz Ayuso se puede llevar un auténtico saco de ellos. Si es por cadáveres, hasta de debajo de la alfombras se encuentran. Pero no, ella se los quiere endosar al Gobierno de Sánchez y apuntarse los logros de éste. No para de hablar del buen ejemplo del hospital de campaña que se montó en poco tiempo en IFEMA como si lo hubiese promovido la Comunidad de Madrid. El gobierno de Díaz Ayuso puso el recinto, el resto lo montó el Gobierno central gracias a la UME del Ejército. Un hospital de campaña que ya está desmontando el gobierno del PP madrileño porque hay que darle uso económico al recinto y eso de esperar algún repunte molesta. Es que son tan estúpidos que al desmontar el hospital dan la razón a Sánchez pues parece que todo va a mejor y no volverán los oscuros tiempos. Esto ni lo habrán pensado porque eso se lo dejan a Miguel Ángel Rodríguez que ya saben que llevo a Aznar a presidente de la Junta de Castilla y León en base a mentiras contra Demetrio Madrid. De ahí que se entreguen a la miseria que, como ven, se les puede voltear fácilmente si no se tienen escrúpulos.
Y no sólo los muertos de Madrid son imputables al PP sino los de Castilla-La Mancha. Cuando la presidenta decidió suspender las clases, especialmente las universitarias, sin ningún tipo de precaución provocó la marcha de miles de estudiantes, algunos portadores ya del virus (pues estaba desde febrero paseándose por Madrid), a sus lugares de origen infectando a todas las personas con las que se encontraban a su paso. En la región manchega se tienen localizados unos cuántos pacientes-uno provenientes de Madrid. Ahí tienen otros cuantos miles de muertos que son culpa de Díaz Ayuso, como insinuó el domingo el presidente manchego Emiliano García-Page, pero sin ahondar. No lo hizo él, pero como se narra este artículo en el sentido en que lo hacen en la derecha, hay que cargárselos a la cuenta del PP. Falta de material, falta de protección de los sanitarios, abandono de los mayores a su triste destino y exportación de la enfermedad por España. Y todavía se atreve la presidenta madrileña acusar a los demás con la que han liado ella y sus conmilitones.
Lo peor es que no sólo ha provocado muertes sino que está matando a las criaturas con los menús de comida basura. Hay que ser mala persona, o tener intereses de clase, para dar de comer a niños y niñas que ya de por sí están en una situación de pobreza enorme y con carencias proteínicas ese tipo de comida. Cualquier empresa de catering, incluso las mismas que sirven a los colegios, podría haber seguido haciendo los menús y esas criaturas habrían comido de forma equilibrada. No entiende, si es que entiende algo que contenga alguna complejidad, que no es cuestión de gustos sino de nutrir correctamente para que la pobreza material no sea también física. Al darles de comer sándwiches. pizzas, croquetas o hamburguesas no sólo alimenta mal sino que los expone a enfermar con mayor facilidad. Y en tiempos pandémicos podría suponer que el coronavirus se llevase a alguno por delante. Igual le parecen pocos los muertos y quiere aumentar la cifra para disfrutar de su necrofilia. Simplemente parece una cuestión de favor a la clase dominante, sin maldad, pero con consecuencias devastadoras.
Como ven es muy sencillo cargar muertos de forma miserable a cualquier gobierno. Siempre hay de dónde sacar la malicia y lanzarla contra el contrario. El problema en el PP se llama pérdida de votos; inutilidad del dirigente máximo; y miedo a que artículos como éste puedan llegar a aparecer día tras día. Díaz Ayuso es tan sólo una mala persona controlada por mentes perversas y que carecen de ética. Lo que no es ni bueno, ni malo, pero resulta enervante e indigno que saquen la moral que no se tiene contra el otro. Basura hay debajo de todas las alfombras. En algunos casos penalmente perseguible, pero los muertos en sí no son atribuibles a nadie en particular. Todos tienen parte de culpa, en distinta gradación. Pero los muertos pueden ser tanto de Sánchez como de Díaz Ayuso. Honrar a los muertos no es utilizarlos para señalar al contrario, sino para recordarlos, aprender del porqué de sus muertes y reparar lo que está mal. Desde que a Churchill le recordaban Galipolli, parece que hay una moda en la derecha mundial de instrumentalización de los muertos, incluso aunque hayan sido provocados por decisiones del PP en el caso particular de España, como sucedió con los 4.000 muertos de la hepatitis C. La miseria en la que se está moviendo la derecha española (una y trina) es todo lo contrario al sentir democrático.
Si a todo esto le añaden que Díaz Ayuso es una inculta e ignorante que no se avergüenza de ejercer de ello, se está propiciando una combinación peligrosa para la salud de los madrileños. ¿Ignorante e inculta por qué se estarán preguntando? Ayer en su intervención en la Asamblea de Madrid contra el Gobierno de coalición, la excelentísima presidenta afirmó que el “lema de lo público”, de los rojos para entenderlo, es “Todo para el pueblo pero sin el pueblo” (Tout pour le peuple, rien par le peuple, en francés). Esto lo sabe la chavalería de bachillerato. No es un lema de defensores de lo público (ya se sabe que ella es destructora de lo público) sino del Despotismo Ilustrado. Vamos de los monarcas en la etapa de transición a la modernidad. Esa monarquía que ella tanto defiende sin saber explicar los motivos. Justo lo contrario a lo que ha dicho que pertenece el lema. Le pasa como a su queridísimo Pablo Casado, que por aparentar cultura y saber, acaban demostrando que pasaron por la Universidad pero la Universidad no pasó por ellos. Y así todos los días…