Escuchando estos días el discurso de la clase dominante en las jornadas de la CEOE son numerosas las dudas que asaltan a cualquier persona medio informada. El discurso económico de la clase dominante no se parece en nada al que aportan sus encargados políticos. Ni una brizna de similitud, algo más en lo hacendístico, ni en perspectiva, ni en aprovechamiento de la inversión pública, ni nada que merezca como tal la posibilidad de comparación. De hecho ayer mismo se explicaba que el discurso de la fracción financiera, más la adenda de Inditex o Mercadona, se asemejaba más al expuesto en varias ocasiones por Pedro Sánchez o Nadia Calviño. Esto provoca una gran pregunta sobre el PP del “economista” Pablo Casado ¿saben realmente de economía y estrategia empresarial? La intención es analizar el porqué de esta situación tan paradójica para un partido que se encuentra bajo el yugo de la clase dominante. De la extrema derecha mejor ni hablar porque bastante tienen con haber salido de la cueva y pasear la bandera.
Más allá de lo hacendístico, es decir, las cosas de impuestos, existe un amplio universo económico y empresarial donde se producen las riquezas, la acumulación de las mismas y es la base material del poder de la clase dominante. Ese más allá (más allá porque la dirigencia política parece no nombrarla nunca en sus discursos) hay ciclos económicos, estrategias de futuro y corrientes, a veces subterráneas, que son determinantes para las poblaciones a nivel global, continental y local. Más que modas son formas de actuar, unas en búsqueda de océanos azules (en referencia al libro de W. Chan Kim y Renée Mauborgne, La estrategia del océano azul, Profit/Harvard Business), otras buscando la reducción de costes de producción y las más en intentando un progreso tecnológico y/o paradigmático. Más allá de las estrategias empresariales particulares, la realidad es que la economía se maneja en varias ramas pero bajo una corriente de época que es la expresada por la clase dominante española. Más interconectividad continental-global, más tecnología, más economía verde, más capacidad de innovación (y no, no se refieren a crear una App), más industria de valor añadido y más adaptabilidad a los ciclos económicos cada vez más cortos. Eso sobre la base de una economía local necesaria para la subsistencia y el desarrollo de las personas. Nada parecido a esto les habrán escuchado a los supuestos representantes de la clase dominante en el ámbito político. Tampoco lo habrán leído en los medios de comunicación (da igual de derechas o progres) porque han extractado cuatro frases, descontextualizadas como siempre, para lanzarlas contra el enemigo político. Así Bieito Rubido lanza a Sánchez no se sabe bien qué cosa sobre los impuestos o Francisco Rosell le señala que la Comisión Europea piensa igual que los empresarios españoles. Ninguno de esos escribas de la desinformación ha escuchado ni diez minutos, ni han visto el reporte de prensa remitido por la CEOE o las distintas empresas intervinientes. Inmanentemente los empresarios no quieren pagar impuestos y cuanta más libertad para explotar mejor. Pero esto no es de hoy sino de siglos.
¿Ha dicho algo sobre esto Casado o alguien del PP? No. Los peperos siguen con su mantra de los impuestos bajos, la desregulación laboral y la acumulación por desposesión, o lo que es lo mismo, utilizar los impuestos de la clase trabajadora para enriquecer a ciertos empresarios (sanidad, educación, servicios) que ni se preocupan por innovar porque viven de la teta del Estado. A ello súmenle la desregulación de la protección medioambiental para la especulación con las tierras y hacer casas hasta en la sierra de Cazorla si hace falta. De eso nada ha dicho la fracción dominante de la clase dominante. Al contrario han pedido que el esfuerzo empresarial y económico de España se destine hacia la innovación y la reindustrialización de España. En el PP eso de producir mediante innovación ni lo han visto. De hecho deben creer que la comida se fabrica en la tienda a la que acuden, entre otras cosas porque han masacrado al mundo empresarial del campo con su política en favor de la distribución y las alianzas internacionales. Muchas fotos con ovejas de postureo pero visión económica para el campo ninguna, ceguera total. Carecen de discurso económico más allá de lo que han mamado en el aznarato y lo que les recomienda Florentino Pérez, el empresario que vive de las administraciones públicas y que no ha innovado en su vida. Tengan en cuenta que uno de los economistas de cabecera del PP es Daniel Lacalle, conocedor del mundo especulativo de las bolsas y poco más. Juan Ramón Rallo tiene más fuste, a pesar de las bromas que recibe en las redes sociales, pero como se dedica a defender el anarcoliberalismo y las cuestiones de economía política pues no traspasa la estupidez política y deja fuera las corrientes económicas y empresariales.
Dijo Casado que era economista en la tribuna del Congreso y la realidad es que jamás ha mostrado un lenguaje propio de economistas cuando habla sobre el tema. De hecho no tiene ningún tipo de lenguaje más allá de la berrea y el alarido del perdedor. No sabe hablar en términos jurídicos, económicos y de ciencias sociales, se aprende cuatro o cinco frases que le pasan y va tirando con los mantras clásicos del PP de Aznar. Lo normal en un partido que se dice liberal, que no llega conservador sino que es un engendro, es que ofreciese un discurso económico acorde a los tiempos. Que escudriñasen los textos y discursos de la clase dominante para adecuarlos al discurso político y defender esas corrientes de “progreso económico”. Pero no. ¿Recuerdan el proyecto de crear un clúster tecnológico-empresarial en Málaga que desde el PP vendieron como la séptima maravilla? Pues si no llega a ser por el apoyo de la Junta de Andalucía del PSOE aquello hubiese sido un verdadero fracaso. Tampoco es que sea un clúster de innovación magnífico pero lo vendían como el Silicon Valley europeo y se ha quedado en nada. Esta ha sido la única experiencia fuera de lo tradicional del PP (que no es poco). El resto, modelo Madrid de dumping fiscal, pero nada de inversión productiva e innovadora.
No hay visión económica en la derecha extrema o la extrema derecha y son incapaces de copiar a la clase dominante. ¿Por qué? Por falta de recursos humanos no debería ser pues, por lógica, las gentes capaces de economía y empresariales pueden tender al liberalismo. El problema viene en lo de “capaces”. La actual generación dirigente del PP no ha mostrado capacidad alguna allende las fronteras del partido. No han mamado empresa. No saben lo que es madrugar para trabajar, no saben lo que es montar una empresa de verdad (con suerte son hijas o hijos de autónomos, que ya es algo), no saben vivir alejados de la administración del Estado. En otros partidos también pero se supone que la derecha debería portar el estandarte de la economía… Debería pero jamás lo ha hecho, bien al contrario ha sido el PSOE el que ha colocado a España en el camino, con más o menos fortuna, de la corriente económica del momento. Así el PSOE de Felipe González abrió España y puso a las empresas en el marco internacional; así el PSOE de José Luis Rodríguez inició el camino de la economía verde; así el actual gobierno tiene un discurso similar al de la clase dominante. ¿Qué hicieron Aznar o Rajoy? El primero llevar España a guerras y mucha especulación. El segundo recortes y peleas con países como Rusia, que con Rodríguez abrieron las fronteras para la colaboración empresarial. Es paradójico que desde el PP digan que el PSOE sólo trae mala economía cuando la realidad de los datos muestra que, gobernando en ciclos económicos de crisis (todas las crisis le han caído al PSOE), han sabido sumarse a la ola buena de la economía global. El PP ladrillo, que algunos empresarios mamen del Estado mediante privatizaciones de servicios públicos y bajar impuestos como pollos sin cabeza. Desde luego España es un país extraño, hasta hay personas que defienden El país como periódico de izquierdas…
Bueno, Sr. Aparicio, aun estando de acuerdo en gran parte con la melodía que desprende su artículo , creo que se ha venido usted arriba al afirmar: » Así el PSOE de Felipe González (precisamente él, que con su acción de gobierno allanó en su díael asalto del PP, yalgo que hoy día, como buen bocazas, sigue haciendo) abrió España y puso a las empresas en el marco internacional». Eufemismo que enmascara otro eufemismo, el de la Reconversión Industrial; es decir, el desmantelamiento -que no renovación/innovación- del tejido industrial español, sin distinguir entre industrias competitivas y no competitivas. Proceso, esbozado a brocha gorda, mediante el que pasaron a manos privadas empresas públicas, rentables y saneadas con dinero público, a precio de saldo. Las no rentables, claro está, desaparecieron o siguieron en manos públicas. Si a esto sumamos el desmantelamiento de la agricultura ( a los «vagos españoles») se les pagaba desde Europa por no producir, por arrancar olivos o vides, etc…), tenemos como resultado lo que hoy ha puesto de manifiesto -para los menos avisados o duros de mollera- la pandemia que padecemos.
Aunque es cierto que estos procesos, dictados por la Europa frugal o austericida y la clase dominante patria, los inició con ilusión el PSOE de Felipe González, luego fueron continuados y «perfeccionados» con deleite y avidez por el PP de Aznar y demás saqueadores de lo común y lo público. Unos y otros nos entregaron, atados de pies y manos, al diseño cuasi-colonial que el Norte nos tenía reservado: sol, playas, bastante ladrillo, camareros y sirvientes sumisos, agradecidos y a precio módico.
También aprovecho para decirle que leo con asiduidad sus artículos, que siempre, e independientemente de que según el caso me identifique más o menos con ellos, me resultan instructivos (creo que en cuestiones de pensamiento y opinión instruye más la diversidad que la uniformidad). Por eso, por la mañanas de las primeras cosas que hago es ver si ya ha publicado algo nuevo. Y si me permite el atrevimiento, le diría que, para mi gusto, los últimos no dan su nivel habitual.
Por último, siendo o creyendo ser de izquierdas, o al menos con tendencias progresistas, a nivel individual, colectivo o de Gobierno, creo que coincidir en lo económico con la facción dominante de la clase dominante es para hacérselo mirar.
Raro, raro: “Y mientras tanto hasta hay personas que defienden El país como periódico de izquierdas», pues normal.