Circula por las redes sociales un video de la réplica del vicepresidente segundo (qué manía en la derecha mediática de no recalcar que es segundo y que hay una primera que es mujer) Pablo Iglesias a Teodoro García Egea, segundo del PP (cuya sede en la calle Génova se pagó con dinero negro), en el que les acusa de falta de patriotismo por moverse en la Unión Europea con aquellos que quieren imponer recortes a España. La realidad es que la tunda de realidad fue espectacular, dejando bien a las claras de qué forma entienden la patria en el PP. Todo lo que puedan hacer mal contra el gobierno legal y legítimo de España lo harán para ponerle palos en las ruedas. Les importa poco el beneficio que con las actuaciones gubernamentales pudiesen obtener las españolas y los españoles. En el debate se ha podido observar cómo el pepero se ha tragado uno o dos huesos de aceituna y toda la bilis que contenía en ese momento (no hay que olvidar que son seres capaces de generar bilis constantemente). El vicepresidente segundo tenía razón en la réplica y la coletilla, que pareciera la ha leído en esta columna diaria, cuando les ha demostrado que sólo son patriotas cuando gobiernan ellas y ellos porque entienden el poder político como propio y de origen divino.
La apreciación de Iglesias no es del todo correcta, hay que matizarla porque tal y como la ha expresado es simplista. En el PP no son patriotas ni cuando gobiernan y no es que piensen que deben gobernar por mandato divino sino por mandato teleológico, es decir, porque sólo el PP tiene derecho a mandar al estar en comunión con la gran corriente de la Historia y ser los esbirros de la clase dominante. Lo de divinidad es más cuestión de orgullo o de fantasía húmeda de algún mediocre lame-sotanas. A derechas e izquierdas no hay duda de que la gran mayoría de las personas que moran por la mayor parte de la península ibérica quieren a España como patria. Hay personas que tienen un fervor nacionalista más profundo o contrario al patriotismo español, pero el resto se siente patriota más allá de las victorias de equipos deportivos. La diferencia estriba en si ese patriotismo se demuestra siempre y cómo se demuestra; si es patriotismo o mero nacionalismo, con todos los peligros que conlleva ser nacionalista. La primera forma en que las gentes del PP muestran ser patriotas es agitando mucho, muchas veces, banderas de España. Todo deben ser banderas de España por todas partes y en los lugares más insospechados. Bandera en el reloj, en el móvil, en los calzoncillos, en las bragas, en tirantes, en el cuello del polo, en el coche, en la cocina, en la terraza o en los condones. Mucha bandera para que sea vea que son más patriotas que nadie. Ese que nadie indica ya algo que no encaja como se verá en breve. Es más si usted tiene dudas de quién puede gobernar un pueblo o ciudad tiene un mecanismo sencillo para saberlo, si está lleno de banderas de España, cuanto más grandes mejor, es que gobierna el PP, o lo ha hecho hasta hace poco. Tienen una paranoia extraña, casi una parafilia, con poner banderas por todos lados y cuanto más grandes mejor (esto del tamaño igual es algo represivo sexual). Eso y vírgenes y cristos les encanta para decorar.
Por mucha bandera que se maneje no se es más patriota, ni el sentimiento de “españolidad” es más profundo y mejor, pero así lo entienden en el PP. Mucha bandera que cuanta más bandera haya se taparán los casos de corrupción (con tanta bandera no es extraño que alguien esté sacando tajada) y se podrán pagar “volquetes de putas” que es algo también muy ligado a la españolidad tal y como la entienden en el PP. El problema es que sólo son españoles contra alguien. Contra la izquierda porque es internacionalista y no puede sentir amor por el terruño. Esto lo dicen aquellos que venden lo público a fondos buitre estadounidenses, por ejemplo. El internacionalismo del dinero no es malo para la patria, el de los derechos sí. También son patriotas contra otros nacionalistas, salvo que necesiten sus votos para gobernar y se lanzan a hablar catalán en la intimidad o a prestar tractores. Ahí se les acaba la patria rápidamente. No son patriotas en sí porque amen su país sino contra los que supuestamente no lo aman. De ahí que hagan distingos entre buen y mal español. Lo que lleva a demostrar que realmente no son patriotas sino nacionalistas españoles y por ende llevan en su ideología todo lo malo que trae ser nacionalista (antagonismo mortal amigo-enemigo; xenofobia; racismo institucional; etcétera). Pero siendo nacionalistas lo son de pastel, de pega, de mentira.
No sólo es el caso de los tejemanejes para que el dinero de la Unión Europea se entregue a España con la obligación de recortar los servicios públicos (¿se imaginan una pandemia con menos recursos sanitarios?), es que no han parado de perjudicar a los españoles y españolas. Ahí van unos casos. La aceituna negra y la de mesa fueron sobrecargadas de impuestos por Donald Trump y nada dijeron, callaron y tragaron con las políticas imperiales. Cuando EEUU impuso que se vetase a Rusia comercialmente, el PP se calló y no dijo nada a pesar de que a la industria agrícola les dejaba sin una vía de exportación de un 30% de sus productos (los cuales no ha habido forma de colocar en otros mercados). ¿Saben por qué Francia y Alemania tienen ojeriza por España? Porque el señor José María Aznar, en el tema de la guerra de Iraq II, se desligó de la acción europea para entregarse a los deseos de George W. Bush. Como han hecho en otras tantas cuestiones en política internacional. Primero los intereses de otros o los propios personales (el señor Aznar ha salido muy bien librado y untado por los lobbies estadounidenses). ¿Qué ha pasado con todos los casos de corrupción de cargos del PP? Extrañamente todos y cada uno de los que han metido la mano en la caja pública se han llevado el dinero fuera de España, como se han estado llevando el dinero a Luxemburgo con la pandemia del COVID-19 todo esos que llevan banderita hasta en el sobaco. Sólo saltan cuando pasa algo con Gibraltar. Ahí aparecen todos gritando “¡Gibraltar español!” olvidando que “por culpa de un Borbón se perdió el peñón”. Siempre que hay casos en los que se demuestra que patriotismo sólo contra los demás porque tragan con lo que haga falta, aparece el comodín de Gibraltar. Ahora alternado con Venezuela (como si al 99% de los españoles y españolas les importase algo lo que allí sucede) como cortinas de humo.
Son nacionalistas de ideología pero esbirros de las potencias regionales, salvo que se enfrenten al gran Imperio de EEUU que ahí se bajan los pantalones. De hecho gran parte de la deuda española fue comprada en su momento por China para aliviar las arcas durante la crisis financiera y por ello los comerciantes han tenido preferencia y pocos impuestos todos estos años. Ahora los chinos son los malos. Ahora que no gobiernan claro. España les importa poco o nada en sí siempre y cuando haya negocio por medio. Negocio de un país extranjero o los sospechosos habituales de la clase dominante española, que para algo pagan medios de comunicación entregados a la causa pepera. A este respecto es curioso que tienen la cara de decir que los poderosos medios de gobierno socialcomunista difunden mentiras. ¿Poderosos? En la mayoría de los casos medios de comunicación profesionales y con ética pero ni mucho menos poderosos. Y claro esos medios no son patriotas sino cuevas de independentistas, marxistas y el diablo. Y detrás de todo George Soros que es quien quiere acabar con España, hasta que se descubre que hace negocios con Aznar (esto lo ocultan).
Realmente su defensa de la patria, salvo en contadas ocasiones, es todo un artificio a utilizar en la política espectáculo. No es que no haya cuadros y dirigentes que no amen España, seguro que sí, sino que el mantra de España sólo aparece contra alguien o para tapar alguna trapacería que estén haciendo. Si no sacan provecho propio o lo saca algún jefazo de la clase dominante que les protege, ni patriotismo, ni leches, a desvalijar España, a perjudicar al mundo agropecuario y a quien haga falta. Lo importante antes que la bandera es la pasta para unos pocos (en ocasiones hacen el egipcio para ver si les cae algo o les sitúan en alguna empresa) y al resto de los españoles fútbol, toros y ferias con José Manuel Soto cantando, que eso sí que es españolidad. Ideología nacionalista contra los demás (¿recuerdan las peleas entre Rivera, Casado y Abascal por llevar más banderas de España y aparentar ser más español que nadie?) y negocio privado e internacional para todo lo demás. Que les molesta no gobernar, sin duda, pero da igual que lo hagan porque España, como patria común, les importa bien poco. Eso sí, mucha bandera china por todos lados.