Las elecciones gallegas y vascas han dejado el hundimiento casi completo del proyecto personalista de Pablo Iglesias y el aviso, guantazo en toda la boca, a Pablo Casado. El resto de partidos han salido con mejores o peores resultados, éstos por la mínima, y pueden aducir que nada ha cambiado o que su proyecto sigue siendo el preferido de sus respectivos territorios. El PSOE, sin poder sacar cabeza, ha quedado igual que en las anteriores elecciones, que ya habían sido las peores de su historia, pero no ha caído y eso puede servir para vender que su presencia en el gobierno se mantiene estable. No haber sabido recoger parte de los 14 escaños perdidos por el conglomerado morado en Galicia igual conlleva la entrega de la cabeza de Gonzalo Caballero, pero poco más ya que en Euskadi gobernará junto al PNV.
Podemos, con todos los nombres unidos que suelen tener en las distintas elecciones, ha fracasado de tal manera que se puede señalar como máximo culpable a su dirigente máximo. Iglesias ha construido un partido personalista, en la mejor tradición del populismo, donde decide quién sí y quién no es candidato en cada demarcación electoral. No vean en esa derrota, como vienen comentando en los medios cavernícolas, una situación derivada del “caso Dina” o de la actuación de no se sabe qué cloacas, sino que es culpa de haber apostado todo a una dirección unipersonal con la pretensión además de dejar el puesto a la pareja. A ello súmenle una completa pérdida de sentido ideológico, renunciando a parte del populismo para abrazarse a un maquiavelismo trufado de postmoderneces, y a una performatividad donde decir que se es de izquierdas y apuntarse los logros de un gobierno de coalición de manera unipartidista no es suficiente para un electorado más inteligente de lo que piensan en la cúpula podemita. Sólo hay que ver los vídeos que hacen todos los candidatos tratando a quienes deben verles como seres inferiores. El paradigma de esto es el vídeo de campaña en Euskadi con una mala imitación de los Power Rangers.
Iglesias no ha sabido ver que ya venían de batacazos enormes en las anteriores elecciones autonómicas y de una destrucción de la izquierda (al menos lo que hay a la izquierda del PSOE) hasta llevarla a la nada en muchas regiones españolas. Se han creído lo que sucede en las redes sociales sin pensar que hay vida más allá de esas mismas y que ya no venden ni una moto a nadie más. El problema para Pedro Sánchez podría venir de una mayor radicalización del discurso de Iglesias, con sus correspondientes intentos de separar las dos partes del gobierno en detrimento del PSOE. Algo que ya se avanzó en estas mismas páginas y que ahora, tras el hundimiento enorme del partido de “amado líder”, toma más veracidad. Eso sí, en su panfleto dirán que la culpa es, como siempre suelen hacer, de los demás: de las personas que no les votan porque no saben apreciar todo lo que “amado líder” hace por ellos; de toda la prensa que conspira contra “elles”; de las cloacas del Estado; o del papa Bergoglio, pero jamás reconocerán que tocaron techo en su momento y hoy su populismo barato no le cuadra a nadie. Algo que también les pasa a los otros populistas como son Ciudadanos.
Pablo Casado, por su parte, ha recibido un guantazo electoral a su política y a su forma de hacer. Hay que recordar que el vencedor Alberto Núñez Feijóo ha ganado por mayoría absoluta sin presentarse bajo las siglas del PP. Ha sido una campaña personalista alejándose de lo que significa Casado y su equipo de agitadores. La victoria es completamente suya y no del PP de Casado, quien no ha podido intervenir ni en la elección de las listas como suele gustar hacer… En el PSdG estarán a estas horas lamentando que no hubiese intervenido en las listas y así haberlas gafado. Además, como ya han comentado diversos medios de la derecha, cada vez más el PP moderado à la Feijóo es lo que debería haber en España para vencer al “gobierno socialcomunista”. O lo que es lo mismo, ya están pidiendo que el gallego abandone Galicia para tomar el mando en Madrid.
En Euskadi, frente al moderado Alfonso Alonso, con quien tuvo muchas divergencias, Casado eligió a Carlos Iturgaiz, mucho más de su cuerda radical. ¿El resultado? Bajada impresionante y resultado pésimo. Un golpe enorme para la verdadera política del PP casadiano porque allí, en Euskadi, sí que ha hecho y deshecho lo que ha querido como imponer una alianza desastrosa con Ciudadanos pensando que saldría otro Navarra Suma sin pensar que los contextos no son iguales. En realidad para las gentes del PP allí donde se habla euskera en tierra etarra y pensaron que saldrían bien librados. Ni en Euskadi, ni en Galicia (como demuestra el golpetazo de la ultraderecha fascistoide) gustan de derechas radicales (y radicalismo sólo en cierta parte del electorado vasco) y es un aviso serio a la forma en que Casado se ha desempeñado durante toda su carrera política. En la Comunidad de Madrid, pues salió de la charca de las ranas, se pueden decir todas las salvajadas que se quieran porque nadie presta atención realmente, en el resto de España ser un mamporrero cuesta votos si pretendes ser presidente del gobierno. ¿Está Casado ante la cuenta atrás de su tiempo como presidente del PP? Si no lo está ya, no anda muy lejos.