Vamos a dejarnos de tonterías y a comenzar a, cuando menos, tocar las narices a los explotadores, que se dicen socios, europeos. Que una cueva de piratas, mercaderes y orangistas que viven en un paraíso fiscal quieran hacerse con las pensiones y la sanidad española es peor que cuando mandaban a corsarios contra los navíos españoles hace siglos. El gobierno de España debería nombrar embajador de España en los Países Bajos, que no les llega ni para altos, a Carlos Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo, duque de Alba de Tormes y conde-duque de Olivares para ver que tonterías las justas. Que un monarca con sangre nazi (su padre fue miembro de las juventudes hitlerianas y militar en el ejército alemán) azuce a su primer ministro contra la ciudadanía española con el único fin de meterle mano al sistema social español, para que se lo queden sus empresas o las que residen allí como paraíso fiscal que son, en otros tiempos habría sido, como poco, motivo de declaración de guerra. Los genocidas holandeses, porque la suya sí que es una leyenda negra en África, pretenden someter a España para acumular riquezas. Así que nada mejor que mandarles a su bête noire, al duque de Alba.
El duque de Alba es persona cabal, de derechas de toda la vida (no se puede decir que se envía un revolucionario), con idiomas y saber estar suficientes para ser embajador en aquel país. Súmenle que es descendiente de los Estuardo, regentes escoceses y posteriormente de las islas, a los que los organistas holandeses destronaron y por ello queda ahí ese pique monárquico. No es enviar a un cualquiera, sino a una persona que tiene en el corpus simbólico holandés un mal recuerdo por las continuas derrotas y escabechinas cometidas al mando de los tercios españoles. Pedro Sánchez, aunque sólo fuese de manera simbólica, debería hablar con el duque y convencerle de aceptar tal encomienda y así molestar a los holandeses. Algo que un patriota como Fitz-James Stuart aceptaría de buen gusto. Además, puede dar unos buenos millones a Jacobo Fitz-James Stuart para que, a través de la editorial Siruela, se haga con editoriales holandesas (si es que no están todas bajo dominio alemán) o que genere una nueva editorial para lanzar obras contra el calvinismo oficial y destaquen el abuso que se hace con las mujeres mediante la prostitución legalizada, el sionismo del gobierno y demás estupideces postmodernas que luego quieren imponer al resto de países.
Igual les parece chusca la propuesta y sin lugar a dudas lo es, más allá de lo simbólico que podría representar y el dolor de tripa que se llevaría el gobierno holandés, pero lo que pretenden hacer los holandeses con el apoyo del resto de paraísos fiscales (Luxemburgo, Irlanda…) que existen dentro de la Unión Europea, consentidos por Francia y Alemania por cierto, no es más que producto de la traslación de la lucha de clases en el interior de los países al nivel estatal. A Holanda, que tiene más deuda que España privada y pública y más gastos estatales, lo que le interesa es hacerse con la sanidad y las pensiones españolas. Como cuando la casa real Orange daba patentes de corso para atacar a los buques españoles en el Caribe, ahora parece que Alemania les quiere premiar con una nueva patente de corso como son la privatización de la sanidad (mediante seguros que captarían empresas holandesas o con residencia allí y capital diversificado como es lo habitual en tiempos de globalización) y de las pensiones. No quieren, en realidad, que bajen las pensiones y no se invierta en sanidad como dicen algunos medios para tapar el abordaje corsario, lo que quieren es quedarse con esas pensiones de forma privada (aunque se vendiese como pública) lo que repercutiría en una bajada brutal de las pensiones y su agotamiento antes del fallecimiento y controlar los hospitales, al estilo que hacen en la Comunidad de Madrid donde los gastos de explotación son mayores que si se realizase de forma pública.
No sólo son el espíritu del capitalismo más salvaje, el de origen calvinista que diría Max Weber, sino que siguen teniendo mentalidad de piratas que no aceptan que otros puedan hacer mejor las cosas. Todo ello, no se olviden, con el visto bueno de Alemania, aunque sea en la sombra, no vaya a ser que se le desmorone el IV Reich que ha logrado fundar Angela Merkel. Normal que Italia y España se rebelen ante lo que es un ataque corsario del resto de países de la UE. Tantos recortes en inversión por salvar a la fracción financiera de la clase dominante, algo impuesto por Alemania y Holanda, cuando bien podían italianos y españoles haber dejado que se hundiese el sistema financiero europeo, más tras ver el trato. Francia se salva porque tiene armamento nuclear, pero se la han jurado a España e Italia, como se la juraron a Grecia hasta someterla. El racista PIGS sigue estando en su mente, algo que no extraña viendo cómo los europeos del norte se han mostrado con el distinto (genocidios y esclavitud son su santo y seña imperial).
Si los gobiernos de España e Italia, forzando hasta el último minuto, tuviesen cierto atrevimiento cambiarían de aliados. Más vale estar con Rusia y China que con supuestos socios que quieren expoliar ambos países y hacerse con la riqueza de los mismos, a cambio de hacerlos colonias de turismo o de extracción de mano de obra barata de alto contenido tecnológico. ¿Qué ayuda, por no es otra cosa que ayuda producto de una pandemia, prestan a los socios en la UE o la OTAN? Ninguna. Por mucha publicidad que hayan querido dar a migajas (cuatro mascarillas) y no a lo importante. En esto, evidentemente, no se puede contar con la derecha española ya que están en su batalla de bajar impuestos y copiar el modelo holandés, sin percatarse de que para ello hay que tener aliados potentes. Los holandeses cuentan con Alemania y Gran Bretaña (por ende EEUU) y España no. Incluso si se nombrase al duque de Alba pondrían pegas…, igual Antonio Pérez Henares y Arturo Pérez Reverte no porque tienen retranca, pero el resto hablarían de ultraje a otro país ¿aliado? Ya se sabe que la prensa cavernaria no es patriota cuando no gobiernan los suyos y son más de instar a golpes de Estado, aunque sean blandos en la nueva modalidad de la política espectáculo. Sólo por ver ciertas caras (en España y la UE) merecería la pena ese nombramiento, si nos las van a dar todas juntas que sea defendiendo lo propio desde lo simbólico… para empezar.