Lo mejor para todas las personas que habitan en la Comunidad de Madrid es que vayan asumiendo que van a morir. En realidad se nace para morir. Es la triste realidad del ser humano ser consciente de que nada más nacer se camina hacia la muerte sí o sí. El problema es que con Isabel Death Ayuso esa muerte está más cercana que nunca. Cuando en los años 1970s o 1980s se temía una guerra nuclear devastadora –que sigue estando ahí como posibilidad pero se hace mentalmente más remota- ahora es un virus el que se ha juntado con la ineptitud hecha clase política y acabará con la mayoría de madrileños y madrileñas. ¿No lo creen?
La presidenta madrileña ha sido contundente tras reunirse con el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, no va a contratar médicos para la segunda ola pandémica. Su argumento es que no hay más médicos que contratar dando a entender que la tasa de paro es del 0%. Mentira, no contrata porque nadie quiere trabajar bajo condiciones de esclavitud mientras que en otras comunidades se respetan los mínimos derechos laborales. Tengan en cuenta que en Madrid a los temporales les hacen contratos por días, semanas, sin pluses de exceso de jornada y demás cuestiones que son lógicas para el personal sanitario. Si enferman de coronavirus les dejan sin baja laboral, por ejemplo. Enfermos y sin cobrar un euro. Normal que nadie quiera trabajar bajo esas condiciones.
Como Death Ayuso tiene más cara que espalda además ha pedido voluntarios para la reapertura del hospital de campaña en IFEMA. Aquí caben dos hipótesis. La primera que se pidan los voluntarios entre los médicos de los hospitales madrileños, con lo cual se disminuyen las plantillas y se generan perjuicios que pueden costar la vida de personas con otras patologías, más la sobrecarga de trabajo de ese personal sanitario que ya se verá si cobran lo extra. La segunda hipótesis es que realmente pida voluntarios sanitarios para que trabajen sin cobrar, en régimen de total esclavitud. No hay que descartar que esta segunda hipótesis sea la verdadera pues Death Ayuso, más allá de la carencia de capacidad cognitivas, es muy mucho liberal y gusta de sistemas explotadores. ¿Saben quién ganará con todo esto seguro? El viudo con gafas, emperador de ACS y CLECE, que cobró la última vez hasta el último millón de euros pese a haber desmontado el hospital.
Tampoco se ha visto al presidente del Gobierno muy dispuesto a colaborar más allá de enviar refuerzos de los aparatos represivos del Estado. Mandará militares y más policía controlar los bantustanes que han creado desde el gobierno madrileño, con la novísimas pistolas taser –las cuales matarán a los que sufran del corazón- y con la porra en la mano como no se atrevieron contra los que se saltaron el confinamiento real en los barrios de la clase dominante. Ni un euro piensa entregar más Sánchez a una irresponsable que se ha gastado los miles de millones ya entregados en repartirlos entre las empresas amigas sin contratar más sanitarios, medicamentos, rastreadores y primeras necesidades pandémicas. De hecho, políticamente le conviene que vaya a mal la situación en Madrid y que se vean escenas dantescas que perjudiquen al PP. Como si no tuvieran bastante con el caso Villarejo o con la nueva caja B del PP que le han descubierta en Andalucía a Gabriel Amat. Sánchez ha acudido a la sede de la presidencia madrileña porque le venía bien mediáticamente y sabedor de que con la presidenta madrileña tampoco hay mucho más que hablar pues no le preocupa lo más mínimo la salud de las personas. Ahí tienen la muestra de los dos discursos ofrecidos por los dirigentes políticos. Uno hablando de salud y otra de crímenes, de cosas de racistas (o cosas nazis) y nada de la salud de las personas.
Madrileñas y madrileños se encuentran ante el peligro de morir por la incapacidad de la clase política. El delegado del Gobierno, José Manuel Franco, atado de pies y manos por su cargo tiene al PSOE de Madrid dormido. Salvo la corriente de opinión Izquierda Socialista que ha pedido a Sánchez que tenga la valentía de aplicar el artículo 155 en la comunidad madrileña y que se acaben los bantustanes (la corriente marxista utiliza gueto) y algunos diputados que escriben en redes sociales, el silencio y la falta de empatía del principal partido madrileño es asombroso. Cuando debería estar al frente de las movilizaciones se encuentra cubriendo las espaldas de Death Ayuso como ha denunciado Manuel de la Rocha. El resto de la “izquierda” de batukada esperando que la revolución llegue como llegó la paloma a preñar a María. Que una cosa es que el acontecimiento revolucionario llegue de forma aleatoria en muchas ocasiones y otra es esperar milagros bailando.
La muerte es el final para madrileñas y madrileños. Ni tendrán médicos que les atiendan, para coronavirus u otras patologías; ni tendrán clase política que les defienda; sí tendrán policía que les aporree o electrocute –dependiendo de dónde vivan-; carecerán de medicamentos; y no podrán escapar al virus yendo a otras comunidades en esta ocasión. Para más inri tendrán que esperar a alguna de las vacunas occidentales, así que dense por muertos ya que Death Ayuso no tiene alternativa.
Lo que ha demostrado el coronavirus es que está en el poder una clase política que sabe gestionar cuando no hay que tomar decisiones. Cuando los funcionarios les hacen el trabajo de gestión del día a día todos saben gobernar, cuando tienen que ejercer la soberanía de la decisión, que diría Carl Schmitt, y arriesgarse públicamente se caen con todo el equipo. Es sencillo dar millones a los florentinos de España privatizando sanidad, educación y demás servicios públicos. Lo complicado es tomar decisiones soberanas para evitar la muerte de la ciudadanía. Si el Estado tiene algún sentido, siguiendo la estela de los pensadores clásicos, es para resguardar la vida de sus dominados. Es obvio que el capitalismo no mira a quién deja atrás y la clase dirigente está del lado del capitalismo para que no caiga la economía, sin embargo, que caigan las personas ya parece menos importante. ¿Cuál es el nivel de muertos que están dispuestos a admitir? Aún no se sabe pero lo que ocurre en Madrid con IDA, sucede en Andalucía con Moreno Bonilla, en Cataluña con Quim Torra… No es privativo de un partido o una región sino de una ideología. Más allá de ser muy mucho españoles –en ese marianismo que viene recuperando IDA-, de ser catalanes de raza pura, todos son peleles de la clase dominante. Madrid morirá en manos de incompetentes (pongan aquí el partido y el nombre de los que usted crea).