Algo que no deja de sorprender es la capacidad que tienen los medios de comunicación “progresistas” de tragarse toda la propaganda que les mandan desde el Imperio estadounidense –que puede estar en decadencia pero no deja de ser Imperio-, la cual publican sin filtrar o sin un mínimo atisbo de crítica. La victoria de Joe Biden se ha celebrado como si el maná fuese a caer del cielo para alimentar a las personas que viven en el más acá del océano o como si por arte de magia fuesen a cambiar las medidas proteccionistas que Donald Trump impuso a los productos españoles y el veto que esos mismos productos se exporten a Rusia. Para los españoles lo mismo da que haya vencido uno que el otro en lo material, que al final es lo que importa.
La expulsión del demagogo de la presidencia se ha vivido con alivio por el establishment mundial, ya no hay quien altere ese juego oligárquico en el que tienen entretenido al personal. Acaban con un símbolo del populismo pero ahí siguen los Salvini, las Le Pen o los Abascal flotando sobre las cabezas de los biempensantes europeos. Para gustos los colores y parece que es más agradable a la vista Biden que Trump, aunque en EEUU aquellos que han salido beneficiados del proteccionismo del ex-presidente, no se dejen confundir con mensajes contra el populismo, y de la permisividad con ciertas iglesias francamente reaccionarias no pensarán lo mismo. Intentar analizar el voto en EEUU con parámetros de comportamiento europeos, sin meterse en la profundidad de los estados del medio y la fuerza que aún tiene el aspecto religioso (anabaptistas del sur, cuáqueros, mormones, baptistas, protestantes, etc.) es un error muy común. Pero no es eso lo que interesa explicar hoy en esta columna sino cómo la propaganda, en especial la que están difundiendo sobre la vicepresidenta Kamala Harris, se difunde como lo más maravilloso del mundo mundial y se lo traga todo el mundo.
Que Harris vaya a ser la primera mujer vicepresidenta es un logro de las mujeres sin duda, eso no se puede poner en duda, pero es un logro en EEUU, en los países europeos e incluso algunos asiáticos de carácter occidental es algo común. Es más, hasta es ya algo que se está consiguiendo que no sean vicepresidentas sino presidentas de países importantes. ¿Por qué no se celebra que Angela Merkel sea la mandamás continental? Esto por no remontarnos a los tiempos de Margaret Thatcher. Hace pocos días se elevó a Jacinda Ardern, presidenta de Nueva Zelanda, a los altares por haber vencido al coronavirus y haber logrado la mayoría absoluta en el parlamento de su país. Hoy aparenta ser bastante menos que una vicepresidenta. Y no es porque no sea “progresista”, que lo es, pero no pertenece al Imperio… bueno al británico sí. La propaganda imperial es lo que tiene, que acaba minusvalorando los primeros logros de otras mujeres en tantos sitios.
En esa propaganda nos venden a Harris como mujer (bien) multirracial (mezcla de negro e india), con los máximos estudios (doctorada), defensora del movimiento LGTB, contraria a la pena de muerte y feminista. Esas cosas también se encuentran en la vicepresidenta primera Carmen Calvo –como ahora los estadounidenses no consideran a los españoles como blancos también hay cuita racial- y nadie ha salido tirando cohetes, ni llenando portadas de los medios de comunicación. La anterior vicepresidenta del gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, tampoco era moco de pavo en cuanto a inteligencia, defensa de la mujer y contraria a la pena de muerte (no era doctora eso sí, pero viendo como se regalan esos títulos en España últimamente se podría animar a ello). Merkel también tiene un doctorado, se ha enfrentado al nazismo y apoya la causa de la mujer –en su partido la CDU apoyó a Annegret Kramp-Karrenbauer, actual ministra de Defensa, para que sea su sustituta-. Carreras de mujeres que han roto muchos techos de cristal pero que los medios de comunicación obvian haciendo propaganda imperial. Y la realidad es que valorar a las magníficas mujeres que están más cerca genera mucha más empatía y apoyos al feminismo que hacerlo con una mujer imperial. Por cierto, el verdadero techo de cristal lo rompió Hillary Clinton al ser candidata a presidenta, no mera vicepresidenta. Sin Clinton no habría Harris.
Lo que puede ser novedoso en EEUU hace mucho tiempo que dejó de serlo en muchos países de Europa, con España como pionera de muchos de esos techos de cristal rotos aunque aún falte una mujer presidenta. Pero claro aquí se es súbdito del poder imperial y hay que vender aquello como el no va más. Eso sí sin pensar en la práctica y las intenciones de la señora Harris y lo que va a ser su trabajo. Ser vicepresidenta de EEUU no confiere una publicidad en favor de las mujeres de forma exuberante, aunque es mejor que esté para el colectivo, sino que se encargará de cuestiones burocráticas, oscuras y más de pelea de barro (como presidir el Senado) con el desgaste que ello conlleva –nadie ha señalado que por primera vez los dos organismos podrían ser dirigidos por mujeres, haciendo un feo a Nancy Pelosi-. Más interesante sería una mujer ocupando la secretaría de Estado (ministerio de exteriores) y que no perteneciese a los halcones. Porque ahí está la clave de todo esto ¿qué es Harris, halcón o paloma?
Ningún medio de comunicación, entretenidos como estaban en su propaganda, ha contado algo que tiene una importancia fundamental para valorar, más allá del techo de cristal, el nombramiento de Harris. Algunos analistas chinos han analizado los discursos de la futura vicepresidenta y ven en ella una halcón. Por tanto peligrosa para la paz mundial y con intenciones poco amistosas, que acabarán costando dinero a los contribuyentes españoles –ya han advertido desde el partido Demócrata que España debe aumentar sus gastos militares- y aumentarán la tensión con China. Son chinos e igual no les convencen sus análisis, como no deben convencer los hechos por las fuerzas imperiales y difundidos por los medios españoles. También ocultan su sionismo y apoyo a los crímenes de Israel, como hace Vox por cierto. Eso sí venden que salió de la nada… de la nada de una familia acomodada, educada en las más elitistas universidades (los pobres van a UCLA, los ricos a Stanford). Muy à la Hollywood y con las mismas intenciones propagandísticas.
Cuando parece que se quiere luchar contra las fake news, contra los bulos y las mentiras en España nadie dice nada de la propaganda imperial, ni los derivados que tendrán para España en materia económica. Aquí las mujeres han roto muchos techos de cristal y de cemento y no se las pondera como se debe. No se han creado figuras simbólicas que utilizar y se importan simbolismos estadounidenses que nada tienen que ver con la mentalidad europea. Mujeres que siguen luchando por la abolición del género, por la igualdad y que llegan gobiernos europeos son despreciadas en cuanto llega el símbolo imperial. Algo que muestra lo cuán atrasados que andan por aquellas latitudes respecto a ciertos derechos, pero tienen la fuerza militar, algo menos la económica, para sostenerse como Imperio y obligar a comulgar con su propaganda. En otros tiempos a los césares se les convirtió el dioses, hoy se vende como avance lo que es habitual en Europa y otros países del mundo desde hace tiempo. Una forma de propaganda que venden los medios de comunicación como si importase realmente las cosas de los sentimientos más que los alimentos. Mientras agricultores españoles pasan las de Caín por culpa de los EEUU, los lambiscones imperiales actúan en favor de su amo. Menos Harris y más Merkel (o Calvo, o Arrimadas, o Montero…), aunque tengan básicamente la misma ideología.
No sé por qué te empeñas en ver a Kamala Harris como un producto falso creado por los imperialistas americanos, cuando en mi opinión, es quien continuará el legado de Biden y de Obama. Es lo mejor que le podía pasar al mundo, que alguien derrotara al que, millones de personas, consideraban invencible (Trump).
En cambio ves como una heroína a Merkel o a Soraya Sáenz de Santamaría. Ellas no fueron homenajeadas igual porque son más parecidas a Trump(lo contrario a Harris), enmascaradas claro, que si no, no os gustan ya a los de derechas.
Me parece a mí que hay mucha envidia hacía EEUU metida en éste artículo. Nos guste o no, son la primera potencia mundial y yo prefiero tenerlos tendiendonos la mano, que boicoteandonos e impulsando a los( Abascal, Casado, Macron, Merkel… Etc). Más aún ahora que con la pandemia y la crisis económica, los necesitamos apoyándonos, igual que ya nos apoyaron en la transición.
Parece que no os gustan los EEUU, salvo cuando los necesitamos y nos ayudan.