De forma soez al alcalde de Madrid, nada más ser elegido, le colocaron el apelativo de “carapolla” en una más de las gracietas del pueblo madrileño. En realidad ese epíteto queda lejos de la realidad. José Luis Martínez Almeida no tiene cara de falo sino una cara más dura que el acero. Algo que ha quedado demostrado en los últimos días por las devastadoras consecuencias del temporal Filomena (“a su pesar”, del suyo, del alcalde que es el que quieren que sea alcalde, que diría M. Rajoy). Muchas imágenes mostrando preocupación por la gran nevada; mucha foto empujando coches; mucha foto haciendo que hace algo, pero en realidad dejando tirados a millones de vecinos. Y no ha sido lo único como se verá.
Cierto que ha caído muchísima nieve, aunque no es menos cierto que la AEMET avisó de la posibilidad de nevadas de más de 25 centímetros en la región central, donde, aunque el alcalde no lo sepa, está Madrid. Dos o tres días de colapso son comprensibles, pese a que les costase llamar al gobierno para activar cuanto antes a la UME. Eso nadie se lo discute. Se le discute el postureo, la demagogia barata, el victimismo y demás baladronadas propias de políticos, más si pertenecen al PP. Cuando debía estar haciendo todo lo posible por todos los ciudadanos de su ciudad -y cuando se dice todos son todos, no los de unos sitios sí y otro no-, resulta que estaba casi con un mapa viendo en qué lugares votan más al PP para limpiar cuanto antes y donde les votan menos (casi calle a calle) dejarles en la estacada durante más de una semana. Y todo ello sin recoger la basura (quintales de mierda en las calles) y sin pensar en el desabastecimiento de tiendas y supermercados. A día de hoy, cuando luce un esplendoroso sol, sigue habiendo miles de calles intransitables en Madrid.
Dirán en campañas electorales y en la prensa cavernaria que el PP es modelo de gestión, pero la realidad es que cuando hay que mostrar esa capacidad sin ayuda de los empresarios (a los que se paga generosamente), se demuestra la incompetencia. Gestión pésima y con tintes ciertamente clasistas. Algo que tampoco es que sorprenda siendo el PP y Ciudadanos. Acostumbrados tienen a los madrileños con esa deriva partidista: primero los míos, luego los míos y después los míos. Vendrán luego los liberales a hablar del gobierno que legisla en favor de colectivismos, olvidando, a la vez, que los que más colectivismo hacen son los partidos de derechas. Así no se construye patria, ni nada por el estilo. Todo esto igual no serviría para catalogar a Martínez Almeida como caradura, jeta, desvergonzado, fresco o descarado, pero es que han rizado el rizo, si es que era posible, con la petición de daños al Gobierno de la nación, es decir, a todos los españoles.
Martínez Almeida, apoyado por su vicealcaldesa la cuñadista Begoña Villacís (como pueden ver en el mensaje anterior), han solicitado, así a calzón y braga quitada, 1.400 millones de euros para paliar las consecuencias de la gran nevada. ¿Cómo lo han cuantificado? No se sabe, pero sí que le han echado toda la cara del mundo. Deben tener un problema de flujo de caja o algo por el estilo porque han incluido hasta los supuestos dineros que habrían perdido los comerciantes por los días que han tenido que cerrar sus establecimientos. Una cifra que podría aumentar cuando terminen las inspecciones. Así que amenazan con irse a los 2.000 millones como poco. Debe ser que son amigos del hermano de Garzón, el ministro, y se piensan que el dinero con imprimirlo basta. ¿Qué daños hay en infraestructuras? No lo saben, más allá de los árboles caídos y algún que otro techo dañado. ¿Cuestan todos esos árboles madrileños tanto dinero? Porque aumentar los servicios para limpiar las calles de nieve no lo han hecho (que sería un gasto acorde a la zona catastrófica). Necesitan pasta en el Ayuntamiento y se han puesto a pedir como si no hubiera un mañana, intentando además que los seguros (potente cabildeo) no tengan que pagar demasiado.
Tienen tanta cara que intentan que todos los españoles, mientras ellos bajan los impuestos, les paguen solidariamente cuestiones que quedan fuera de los gastos de zona catastrófica. No son vacas que han muerto, olivos destrozados, cepas muertas y cosas por el estilo. No, pretenden que los españoles paguen los cafés que no han tomado los madrileños o las bragas que no han comprado por la incompetencia de los ¿inexistentes? servicios municipales, mientras el alcalde se hacía fotos y paseaba con Pablo Casado (más conocido por Mortadelo). No lo piden cabría señalar, sino que lo exigen. Tanto como para que el ignaro presidente del PP pida que se saque de los Fondos Covid de la UE, cosa que no es posible. El problema, ahora que es patente, no es que gobiernen desde la derecha (elección de los votantes), sino que no sepan gobernar y tengan la cara de pedir que los demás les arreglen sus entuertos. Con 1.400 millones de euros se construyen dos hospitales, veinte colegios e institutos… ¿tanto café toman en Madrid en un fin de semana? ¿Tantas bragas compran en dos días? ¿Tanto gasto en libros tienen? Busquen en problemas de caja y seguramente encuentren la solución. Es más sencillo pedir créditos a los bancos teniendo aprobados ingresos desde el Estado por 1.400 millones, que no teniéndolos. Es mejor dar dinero a comerciantes haciéndose toda la publicidad del mundo, que tener que mirar debajo de la telaraña. No piden para arreglar lo de Filomena, sino para sus campañas publicitarias.