Cuando Göran Therborn escribió su afamado libro ¿Cómo domina la clase dominante? (editorial Siglo XXI) no tenía los datos suficientes del funcionamiento de la prensa en España. Esencialmente la prensa de derechas es muy dada a la falsificación de la realidad, tanto como para que hoy en día tengan la desfachatez de insinuar que ha sido Pedro Sánchez el que ha convocado las elecciones en la Comunidad de Madrid. Lo dicen así, con toda la cara del mundo y sin ruborizarse. Si se dan una vuelta por los medios de la derecha –lo cual les va a llevar un tiempo pues son el 90%- podrán analizar cómo, de una u otra forma, la culpa de las elecciones es del presidente del Gobierno y no de una desquiciada (RAE: Que está alterado y fuera de sí o ha perdido la tranquilidad o la paciencia).
El ejemplo más patente se encuentra en esta tribuna de Jesús Cacho en Vozpopuli: “No tenemos vacunas, pero sí elecciones”. De repente una moción de censura, a causa de un caso de corrupción y 200 cargos políticos del PP que se han vacunado antes de tiempo –esto no se lo cuentan jamás-, se convierte en convocatoria de elecciones por culpa de Sánchez. Así lo escribe, no se sabe si bajo efectos de algún psicotrópico, Cacho: “El señor presidente del Gobierno no tiene soluciones para estas tragedias, no tiene vacunas para salvar la vida de los españoles, pero sí tiene elecciones con las que seguir hundiéndonos en la miseria”. Porque, Isabel Díaz Ayuso, con muchos ovarios –siempre lo orgánico-sexual como justificación de la acción política, típico del machismo y/o la derecha cavernaria-, tan sólo ha convocado elecciones para evitar que le diesen un “golpe de Estado” mediante una moción de censura como en Murcia. A pesar de que Ignacio Aguado, hasta ayer que fue cesado vicepresidente madrileño, ha negado conversaciones con el PSOE, que la realidad no opaque una buena mentira.
Porque al carecer de ética y moral y principios y sentido de la realidad, el periodismo patrio es capaz de defender una cosa y la contraria según le convenga y le proporcione más réditos. No son sólo las visitas sino los dineros que mediante anuncios y subvenciones proporcionan los distintos gobiernos. Y el PP suele pagar muy bien estas cosas (el PSOE de Andalucía también lo hacía antaño). De repente un mecanismo constitucional como es la moción de censura troca en golpe de Estado en la mente de alguien que se dice constitucionalista. ¿Paradoja? No, caradura. De repente, una crisis dentro de un gobierno de derechas (el trifachito madrileño) que venía cociéndose desde hace tiempo –porque en Ciudadanos aún tienen escrúpulos algunos de sus miembros y no están dispuestos a tragar con lo que ha pasado en las residencias de mayores, a perder dinero de los fondos europeos para los empresarios madrileños y otras disputas internas- y que, aprovechando que el Segura pasa por Murcia, ha acabado en adelanto de elecciones, es culpa de Pedro Sánchez y el camarlengo monclovita Iván Redondo.
Deben pagar una cantidad exagerada de dinero para que las mentes se nublen de esa forma. Quien convoca, en una pandemia, un día laboral –con lo de subversivo que puede ser eso- y haciendo aparecer a la clase política como una pandilla de estólidos es Díaz Ayuso. Sánchez tendrá sus errores a nivel estatal, pero intentar encalomarle esta es de estar enfebrecido de odio contra la izquierda. Contra toda la izquierda. Incluso contra los liberales más centrados. Quienes así escriben en columnas, editoriales y artículos y, además, orientan a sus plumillas no es que sean de derechas, es que odian España, la democracia y el periodismo. La presidenta madrileña está en todo su derecho de adelantar elecciones cuando decidiese, pero intentar camuflar ese derecho personal-político porque no es ni medio normal bajo una pandemia –habiendo ella misma criticado las elecciones catalanas- con fantasmagorías y conspiraciones es de estar postrado ante el poder. Luego se dan golpes de pecho demócratas, pero hacen un flaco favor a la misma, al liberalismo de verdad y a España.