Seguramente conocerán el famoso personaje de José Mota, la vieja del visillo. Ejemplo de esas personas (hombres y mujeres, que en esto del cotilleo y la maledicencia no hay sexismo) que quieren enterarse de todo para poder luego malmeter contra éste o aquel con unos y con otras. Da igual que no se haya enterado de la historia en realidad. Da igual que no sepa de la misa la media. Da igual que su torpeza mental, sus ansias de chisme y el querer ser el centro del universo acaben por señalarla. Da igual, sigue empeñada esa persona en el chisme sin importar causar el mal a sus congéneres, ni a su persona. Esto mismo le ocurre a Pablo Casado, quien se ha convertido en el “viejo del visillo” de la política española.
Hace tiempo se contó que el político pepero debía sufrir algún tipo de trauma psicológico que le hace querer ser el protagonista del teatro político en cualquier circunstancia. No es tanto un ego desmedido, como le pasaba al otro Pablo (Iglesias) que sufría un deseo de que las personas reconociesen la superioridad intelectual y política que se había autoconcedido, más bien parece un sentimiento de inferioridad que acaba proyectando en la búsqueda perpetua de reconocimiento y protagonismo. En España no destaca por belleza –eso se lo lleva todo el presidente del Gobierno, sin que se vean otras cualidades-; no destaca por un verbo ágil, florido y coherente; no destaca por su inteligencia –se sabe que el master fue concedido como una prebenda y se sospecha que el doble grado también-, por una capacidad de análisis portentosa o por una mediana capacidad estratégica. En realidad no destaca por algo más allá de muchas mediocridades juntas que no hacen un todo satisfactorio. Esta realidad ha llegado a sus oídos, lo sabe y lo intenta superar mediante la búsqueda constante de protagonismo.
No es la primera vez que, habiendo el presidente del Gobierno convocado a la prensa, al minuto estaba ya él criticando lo afirmado por Pedro Sánchez. Materialmente es imposible criticar al minuto una rueda de prensa de media hora o más, salvo que se obvie lo que se diga y se vaya con un plan pensado de antes. Así ocurre que Casado ha acabado desnudo y como un tolili en más de una ocasión. Pero no le importa porque él busca su protagonismo a cualquier precio y en cualquier ocasión. Este impulso irrefrenable de su personalidad le induce a intentar lanzar chismes (que no bulos) y malmeter contra el presidente con cualquiera que se cruce. Y parafraseando el dicho “Lo que diga Pablo de Pedro, dice más de Pablo que de Pedro”. Así, cuando acude a hablar con las gentes del Consejo de la Unión Europea para pedir que no entreguen los fondos europeos a España si él no los puede controlar, no sólo malmete, sino que perjudica realmente a su país. Algo que extraña a los dirigentes europeos, no porque Sánchez sea un desastre, sino porque Casado es un traidor.
Cuando ha dicho en una conferencia con dirigentes colombianos, en realidad con dirigentes uribistas –ergo cercanos al paramilitarismo y el no respeto a los mínimos derechos humanos-, que Sánchez apoya a las dictaduras latinoamericanas (Cuba y Venezuela –se le olvidó la Nicaragua de Daniel Ortega, pero no se le puede pedir conocimientos geográficos a quien no sabe que Canarias está en África-) no estaba perjudicando al presidente sino a los españoles y las posibles inversiones en aquellos países de empresas españolas. Hacer coincidir a España con el eje del mal latinoamericano no supone una apertura de ojos para los colombianos, sino un perjuicio. Además cuando es mentira pues ¿ha escuchado alguien alguna queja de Sánchez respecto a las matanzas de ciudadanos por toda Colombia (más de 200) por protestar de manera pacífica utilizando a la policía y escuadrones paramilitares? ¿Ha escuchado alguien alguna crítica al uribista Iván Duque por parte del gobierno español? Sí se ha escuchado al PP y a Vox hablar de guerrilla y de narco-nosequé cuando el ex-presidente Santos encauzó y resolvió prácticamente ese problema. ¿Cómo puede Casado ser tan ignorante? ¿Cómo puede mentir de esa manera?
No sólo está al cotilleo, a la escucha de lo que sucede o deja de suceder, también va expandiendo mala baba por toda España. Actúa de una forma que no beneficia a España, más bien la perjudica. Incluso en el interior sus barones regionales le dejan en evidencia una y otra vez. Es increíble que la derecha española, que siempre ha fardado de presentar políticos capaces, cultos, serios… hoy esté en manos de semejante ignorante “viejo del visillo”. El sistema político español no puede permitirse este nivel de bajeza mental y política. Si, en caso de que las personas de derechas tuviesen razón y el presidente del gobierno y sus aliados perjudicasen a España y quisieran instaurar un sistema cesarista –en realidad más bien bonapartista-, cómo es posible que el antagonista actúe de la forma en que lo hace. ¿No se da cuenta Casado de que sus actos y sus palabras acaban por entronizar a Sánchez? En el PSOE están contentísimos porque de seguir por esta senda, más allá de lo que digan las encuestas hoy, de aquí a dos años tienen fácil ganar las elecciones con semejante oponente. Si se pregunta a cualquier persona de derechas sobre Casado la respuesta es espeluznante sobre su actuación ¿no hay nadie que le aconseje? ¿Por qué no le empiezan a dar palos desde los medios de derechas serios para ver si espabila? ¿No ve que el personaje lo va a devorar?