“No tengo nada contra Iberdrola ni contra Carmona. Pero si se confirma la noticia de su fichaje, me parece un mal mensaje el que emiten ambos” ha dejado por escrito en redes sociales el secretario de Organización de facto del PSOE contra un militante de su partido. Al albur de la caza de brujas montada desde el podemismo contra un militante del PSOE, Santos Cerdán se ha lanzado al cuello de Antonio Miguel Carmona por su posible contratación, que no fichaje (eso ocurre en los deportes), por la empresa energética Iberdrola. Para conseguir dos “me gustas” y aparentar ser de izquierdas tiene que poner en tela de juicio la capacidad y la integridad no sólo de Carmona sino de cualquier militante del PSOE.
¿Acaso no pueden los militantes del PSOE ser vicepresidentes de cualquier compañía? Porque en realidad Carmona no ha tenido más cargos que diputado regional y concejal, que eso y un mojón es lo mismo. No ha sido ministro. No hay puerta giratoria porque jamás ha estado en un cargo público que le procurara proximidad a la clase dominante. Ha sido profesor de Universidad (últimamente en la privada CEU) y poco más. Una persona así ¿no tiene derecho a mejorar y prosperar? ¡Ah! Que sale en televisión y por ello ya no debe ser nada que el PSOE no quiera ¿no? Pues francamente ese es un pensamiento totalitario. Jamás se ha ocultado como socialdemócrata (de mierda se decía antiguamente en el seno del PSOE), como ahora hace el propio Cerdán, si es que asume la ponencia del 40° Congreso, por tanto no se ha posicionado nunca como elemento revolucionario (en realidad nadie lo hace en el PSOE salvo cuatro). Reformista asumiendo el capitalismo como… ¡anda! toda la ejecutiva del PSOE.
Lo que ocurre es que Carmona era el último susanista que quedaba con cierta prédica mediática. El último susanista y el último tomasista que también tiene su porqué. Realmente la mala baba de muchos es por este motivo, porque Carmona defendió a Susana Díaz y a Tomás Gómez, porque no le ha bailado el agua a Pedro Sánchez, porque opina según su entender la socialdemocracia sin plegarse al mandato de Ferraz, porque ejerce su libertad como cualquier militante sin insultar al partido. ¿Cuál es el mal mensaje que emite Carmona a decir de Cerdán?
En la ponencia del 40° Congreso dice el punto 548 que hay que garantizar las oportunidades para que todos “puedan optar al loro social, a la adquisición de habilidades y competencias que nos empoderan”. Carmona ¿no puede optar al logro social o sólo lo pueden hacer los que tienen carnet especial? Carmona ha desarrollado sus habilidades y competencias (es doctor en Economía por Universidad pública, no como otros), por ser del PSOE que no le gusta a la Ejecutiva ¿ya no puede optar a ser vicepresidente de una gran compañía? ¿Se pasa por el forro de los mismos Cerdán la ponencia cuando habla de un militante del PSOE de un sector no sanchista? Cuando en la ponencia (artículo 355) proponen fomentar el “emprendimiento innovador” (por cierto esto es una gilipollez intelectual porque el emprendimiento o es innovador o no es –lean a John Stuart Mill o a Joseph A. Schumpeter padres del concepto-) ¿es válido para todo el mundo menos para Carmona? ¿Quién dice que no pueda llegar a implantar un sistema de codecisión en la empresa al estilo sueco o mejorar la gobernanza de la misma?
Curioso que se señale tanto a Carmona, un militante conocido pero militante, y se calle la gestión de Beatriz Corredor en Red Eléctrica Española. Esa persona puede llevárselo crudo al decir de Cerdán, pero Carmona no puede trabajar en una eléctrica. Ya. Es curioso que en el propio mensaje ya haya incluido el porqué del mensaje tan mezquino. Ese yo no tengo nada contra Carmona ya es indicativo de que sí lo tiene, de que le jode que a un susanista le vaya bien en la vida. Porque si lo dicen porque un socialista sea contratado por Iberdrola, con la que está cayendo sí (aunque Teresa Ribera trata a las personas como idiotas que no saben comprar lavadoras), están destilando una mentalidad totalitaria de control de las personas francamente preocupante. Mucho hablar de la libertad como no dominación en la ponencia del 40° Congreso y resulta que quieren dominar hasta los trabajos de sus militantes.