Cualquier intento de arreglo va a ser casi imposible. Las heridas abiertas, los bloqueos telefónicos desvelados desde dentro, el no saber por dónde vienen los tiros y el estar continuamente ofreciendo una imagen hacia el exterior de pena pasan factura. Todo lo que puede hacerse mal lo está haciendo el PP de Pablo Casado. Igual es porque tiene metido en su núcleo duro a los cuñados naranjas que hundieron Ciudadanos. Igual es porque su jefe máximo se muestra incapaz de esconder su profunda y peligrosa incapacidad. Igual es porque se piensan en Madrid que su discurso tabernario hace gracia más allá de Aranjuez.
Hasta el momento, salvo los datos de Juanjo Domínguez, las encuestas venían mostrando una proyección del PP superior a PSOE y Vox. El CIS no, el CIS va a su bola aunque es la encuestadora que más número de entrevistas realiza. Una constante que, a la vista de los escándalos que vienen salpicando al PP, no debería aparecer en las próximas publicaciones, salvo… Salvo que se entreguen a la manipulación constante y a las contradicciones evidentes.
Manipular encuestas para modificar el sentido del voto
Manipular encuestas y sondeos es algo muy trabajado desde que se comenzaron a realizar. No son fallos en la recogida de datos –problema antiguo y que hoy está trabajadísimo-, es manipulación grosera desde el comienzo. Preguntas tendenciosas en busca de respuestas deseadas. Encuestas telefónicas objetivamente dirigidas. Ninguna verificación. Muestras realmente pequeñas. Y todo con la insana intención de generar una tendencia distinta a las preferencias de las personas.
Mantener en el máximo apoyo al PP aunque haya encuestas que ofrezcan otro tipo de tendencias. Bien es cierto que hay muchas personas que saben distinguir entre un tipo de elección (autonómica) y otra (nacional), pero existe un gran porcentaje de personas que votarán lo mismo sin hacer distinciones. No hay un excelso votante racional. Y está estudiado (véanse los artículos del American Journal of Political Sciences) que si se tienen quejas respecto a la política nacional eso acaba influyendo en el voto autonómico/local. En España el ejemplo más claro son los últimos años de Felipe González donde, por primera vez, ganaba el PP en ayuntamientos a causa de la campaña dirigida contra el presidente del Gobierno.
Las encuestas autonómicas dan otros resultados
Si uno compara los datos ofrecidos por las encuestadoras típicas de los medios de comunicación habituales con los de las encuestas a nivel regional, puede encontrar diferencias palpables. Por ejemplo, en Castilla-La Mancha el PSOE ganaría con mayoría absoluta, pero el PP parece que vencería en las elecciones generales. Bien es cierto que el “efecto Page” arrastra voto conservador, pero si las encuestas regionales ofrecen un aumento del voto a Vox ¿por qué ese voto que es captura al PP no aparece reflejado en las otras encuestas?
Lo mismo sucede con el voto en Andalucía, Valencia o Euskadi. En todas las encuestas es significativo el aumento de voto a Vox, la pérdida en Podemos, pero ni el PSOE aumenta y parece que al PP le votan hasta los comunistas. No quieren las encuestadoras que haya una identificación con Vox en la derecha, ni quieren que haya margen a una activación del voto si se observa que Pedro Sánchez necesitaría un empujón electoral. Está todo bien medido y pensado. Impedir que Vox sea visto como alternativa real al PP y aumentar la abstención en la izquierda.
El PP es un caos y Casado un incompetente
Los debates ideológicos-programáticos refuerzan a los partidos, los debates sobre el poder (con cuchilladas de por medio) los debilitan. Esto es casi una máxima en la Ciencia Política que no han aprendido las élites que se van sucediendo en las cúpulas directivas. Pueden mantenerse las estructuras de poder, pero casi siempre desde el totalitarismo. En el PP actualmente no se debate por ideas –aunque el ayusismo inilustrado pretenda hacer ver que sí-, se debate por cuotas de poder, por ansias de poder y por salvar el culo los siete u ocho que no tienen donde caerse muertos (bueno siempre hay algún despacho de abogados o empresa energética).
El PP es actualmente un caos donde nadie hace caso a nadie. Ni Juan Manuel Moreno hace caso a Génova, ni Alberto Núñez Feijóo baja por Madrid para no ver ciertas caras. Ni en Madrid tienen realmente claro si quieren a Isabel Díaz al frente con la tropa que lleva detrás. Cada cual se aferra a su feudo y pasa de lo que digan más allá del terruño. Si a esto se le suma la falta de discurso coherente y la enorme incompetencia de Casado, es lógico que las encuestadoras estén manipulando los datos. “Salvar al chusquero Casado” se podría llamar la película, pero la realidad es que Vox va subiendo, el PSOE no se desmorona tanto y el PP está a verlas venir.