Cuando ya el proceso de cambio de las federaciones del PSOE está a punto de culminar, Pedro Sánchez puede estar contento. Ha conseguido un PSOE monolítico, silencioso –dentro de lo silencioso que pueda ser el PSOE- y remando en la consecución de la recuperación económica y el cambio eco-capitalista que defiende el jefe de filas. Casi todas las baronías han sido elegidas, faltan algunos congresos donde dar forma a las federaciones, y ya sabe con quién se va a jugar las lentejas. Un partido para unas elecciones.
Disputas no se esperan en ninguna federación. Tal vez algún tipo de negociación en Galicia para meter en la ejecutiva a gente de Gonzalo Caballero; algún lloro en Madrid porque alguna familia se quede fuera; y poco más. En Andalucía la conexión de Juan Espadas es total con Moncloa/Ferraz. Así, el nuevo secretario general andaluz ha aceptado colocar en su ejecutiva a personas realmente afines a Sánchez –otros que se hacían los sanchistas no han entrado-, así como éste colocó a gente de Espadas en la ejecutiva federal.
El mismo discurso en todo el partido
En estos momentos el discurso del partido es casi único. Casi todas las federaciones han aceptado el discurso impuesto en el 40° Congreso federal y apoyan las medidas y programas del Gobierno. Sánchez tiene a casi todos los barones entregados a su persona, en especial Ximo Puig –gran vencedor del congreso federal- e, incluso, el PSC ha dejado de ser, en lo político al menos, un partido independiente que hace lo que le da la gana. Salvador Illa es uno más de los soldados de Sánchez. Todos por la resiliencia y la energía eco-capitalista.
Ni en los tiempos de Felipe González se consiguió tal unanimidad. La reconversión industrial, los contratos basura, las privatizaciones de empresas públicas, las peleas con los sindicatos fueron motivos de queja, debate y desilusión dentro de un PSOE que ganaba por mayoría absoluta. Ahora todo es asentimiento, silencio y remar en la misma dirección –salvo algún remero que mueve su pala- cuando ni se tiene mayoría absoluta, ni las encuestas son favorables. Todo un ejercicio de contrición en algunos casos pues jugaron a otra cosa en su tiempo.
Una voz en la soledad
La reunión de los presidentes de comunidades autónomas de la España periférica sentó mal en Moncloa. No tanto por la reunión como por el discurso de algún barón socialista. La financiación autonómica es posiblemente el tema más importante de lo que queda de legislatura (junto con las pensiones), pero al que menos importancia se da. Mediáticamente que se puedan sufragar las políticas sociales como educación, sanidad, empleo, etc. (derechos constitucionales al fin y al cabo) parece que no es importante en la España periférica. Luego todos hablando de la España vacía, pensando que no hay ni internet (que ya hay que ser idiota). En algunos sitios de 300 habitantes no hay fibra, pero en el resto sí.
Molesta en Moncloa/Ferraz el verso suelto en que se ha convertido Emiliano García-Page. Una y mil veces ha dicho en las últimas semanas: “Si me ponen a elegir entre mi lealtad al partido y a mi tierra, defenderé siempre a mi tierra”. Es, de los barones socialistas, el que más se viene quejando por la financiación y el saqueo del agua manchega. También es el único que podría seguir gobernando con mayoría absoluta. Esto último frena a Ferraz para muchas cosas por mucho que Sánchez llame a Page para intentar convencerle. El manchego no se ha quejado, en público, de los programas del gobierno y los apoya, pero no piensa callarse en defensa de su gente.
Un partido preparado para elecciones
Si hay algo que temían en Moncloa y que Sánchez ha hablado con Félix Bolaños era no tener un PSOE que pueda mirar a las elecciones sin miedo o en medio de procesos congresuales. De ahí que, tiempo ha, Bolaños hiciese una romanonada (por el conde de Romanones) y mediante reglamento laminase los procesos democráticos internos. Sánchez y su equipo pensaban y piensan que tanta democracia y procesos largos de renovación de élites partidistas son peligrosos: si se está en la oposición porque el gobierno te puede convocar elecciones mientras se está en proceso congresual; si se está en el gobierno coalición porque se puede jugar la carta de convocatoria contra los coaligados cuando se quiera.
Ya tienen ese PSOE preparado para elecciones. No parece que las vaya a haber pero mejor estar preparados, más si cabe cuando los supuestos aliados intenta apropiarse de todo lo bueno, están amenazando a cada diez minutos y se han creído lo que la prensa de derechas dice de sus candidatas. Pero… teniendo al partido entregado y dispuesto a la pelea, Sánchez ya tiene su carta en la manga.