Después de varios congresos del PP, en este ha habido descanso personal de quien escribe. Tampoco había mucha chicha que rascar en la entronización del capo gallego con la aquiescencia de todo el partido. Falsa en el caso de algunos y algunas, pero cierre de filas para solventar una crisis interna azuzada desde los medios de comunicación en mucha mayor forma que desde dentro del propio partido. Cuando los medios ya habían servido la posibilidad de la cabeza de Pablo Casado, se animaron a cortársela. El establishment español lo deseaba hace tiempo, pero tienen partidos donde escoger para que sus intereses no se vean afectados y no había prisa especialmente.
Charlar con unos y con otros; ver a amigas y amigos de los largos tiempos de pasillos institucionales; un buen servicio de catering para los esforzados periodistas y disfrutar de Sevilla no es mal plan para un fin de semana. Pero en ocasiones se está mejor en casa viendo como González Fuertes pita penaltis como si no hubiese un mañana en un Celta-Real Madrid –de hecho sigue pitándolos-; gozando con la victoria del Atleti ante el Alavés o leyendo la última novela de Isabel Garzo (La habitación de Dafne, editorial Demipage). Total ya están los demás compañeros para narrar lo que sucede ¿o no?
Todos los barones salen reforzados
Si ustedes decidiesen informarse del congreso pepero mediante los periódicos regionales (que existen más allá de Madrid) verían como todas las baronías salen reforzadas de este cónclave. Aunque sea mediante la típica cuota regional, se intenta dotar de influencia en Alberto Núñez Feijóo a cualquier dirigente de medio pelo porque, al fin y al cabo, es con el que se juegan las lentejas en el día a día.
Desde luego Andalucía tiene un peso fundamental en el PP pues no deja de ser la rama del partido más grandes y con más militantes reales (porque por irreales algunos dicen tener más de 100.000 militantes bajo sus órdenes –y la única que limpió en su momento el censo fue Cristina Cifuentes-). Y que el nuevo presidente haya elegido a Elías Bendodo y Juan Bravo en el núcleo duro es un refuerzo al PP de Andalucía. Gobiernan, con posibilidades de repetir, en la más grande de las autonomías. Ergo es normal ese peso. Algo que no se puede decir de otras partes.
El juego de equilibrios internos
Más allá de las obviedades, como las personas gallegas de plena confianza de Feijóo y la coalición con Juan Manuel Moreno Bonilla (desde que decidieron quitar a Casado), o como las distintas cuotas, no parece haber refuerzos de ninguna rama regional del partido en sí. Más bien hay un intento de equilibrio interno entre varias regiones y entre las distintas corrientes ideológicas que existen en el PP. La cuota regional es obvia, el problema que habrá tenido el neófito es haber cuadrado esa cuota de poder institucional con las del poder espiritual.
Un partido donde conviven liberales, liberales- conservadores, democratacristianos, libertarios y hasta algún falangista, dar espacio a todos es complicado. La entrada de, por ejemplo, José Manuel García Margallo tiene mucho que ver con esos encajes espirituales. Como pueden ser las de José Enrique Núñez o Manuel Cobo. Por tanto, sin dominar todas las variables que se encuentran en cada elección personal, es complicado decir si ha salido reforzado este o aquel barón regional. Aunque se hace…
Isabel Díaz con mucho peso o eso dicen
Seguramente la vuelta a Madrid de Isabel Díaz Ayuso no ha sido todo lo alegre que los medios están vendiendo. Quien conozca mínimamente la fracción madrileña del PP sabrá perfectamente que los electos igual no son del gusto de la futura baronesa (porque no es presidenta pepera todavía). El resto de medios de comunicación, justamente todos esos que reciben cantidades ingentes de dinero en publicidad de la Comunidad de Madrid (¿no se han percatado que en las tres últimas semanas algunos medios tienen numerosos anuncios de la institución?), les están vendiendo que sale muy reforzada y con mucho peso.
Situar a Alfonso Serrano, apparatchik genovés de hace muchos años, es un premio a la propia persona que nunca ha dejado de trabajar por su partido y, en parte, a la presidenta madrileña. También lo ha sido colocar a Lucía Fernández Alonso, la presidenta del PP de San Sebastián de los Reyes. Pero ¿también a los demás? Pío García Escudero, a quien quiere dejar de lado desde hace tiempo el ayusismo, parece tener cargo permanente por cuestiones que se escapan a cualquiera, pero decir que Pedro Rollán es la gran apuesta para el control territorial de Ayuso es para reír hasta que se rompa una costilla.
Sin duda Feijóo habrá consultado sobre la idoneidad, vamos si había algún veto, hacia el senador madrileño, pero poco más. Porque lo que ha buscado en Rollán no ha sido tanto ser parte del PP de Madrid como ser senador. Así ha sucedido con otros nombramientos que se venden como apoyo a tal o cual barón regional, caso de Francisco Núñez de Castilla-La Mancha –que esta misma semana ha sido pillado falsificando una noticia con el logo de Europa Press-. Muy comentado ha sido el vídeo en el que parecía rechazar el abrazo con la madrileña y poco o nada se le ha visto con el manchego. Por principio no se crean casi nada de lo que les cuentan si ven que hay mucha publicidad institucional.
Elección de personas con cargo institucional en Congreso, Senado y Eurocámara
Feijóo, que tendrá que recurrir a la elección autonómica para ser senador, ha querido rodearse de personas que entiende competentes y que, esto es muy importante, tengan cargo institucional en Congreso y Senado. Necesita personas que le arropen en sus primeros tiempos en Madrid y que no estén contaminados por banderías internas. Por ello la elección de Rollán, para que le acompañe en el Senado y sea su hombre fuerte allí, y por ello la permanencia de Cuca Gamarra o el ascenso de la albaceteña Carmen Navarro Lacoba (diputada en el Congreso) y la recuperación de Esteban González Pons (eurodiputado).
Más allá del reparto con Moreno Bonilla y las confluencias ideológicas, Feijóo, que no es idiota, ha buscado tener en la ejecutiva del PP a personas con responsabilidades institucionales en Congreso, Senado y Eurocámara. En algún caso actuando la renovación de personal, en otras contando con gentes en las que confía por los años juntos compartiendo responsabilidades de partido. Nada que ver con dar gusto a este o aquel barón o personaje con ínfulas. La prostitución del periodismo según quien pague la publicidad ha llegado a tal extremo que se acaban pervirtiendo las siempre divertidas elecciones congresuales. En el PP no hay una sola variable, ni los dirigentes regionales tienen tanto poder en algún caso. Y desde luego al gallego no le meten en casa al enemigo.