Tenía razón al enfadarse Miguel Ángel Rodríguez con la periodista de La Sexta que pretendía conseguir unas declaraciones “en exclusiva” de la presidenta Isabel Díaz Ayuso. Guste o no, siempre se suele concertar en este tipo de actos un “canutazo” (unas declaraciones para la prensa antes de entrar) para no tener que repetir cien veces lo mismo a las mismas preguntas o parecidas. Es más cómodo para las televisiones o radios, las cuales no tienen que estar cargando con el equipo por todo el edificio y siempre vale a la prensa escrita para agencias y sacar un articulillo de relleno.
Lo que hizo Andrea Ropero, éticamente, estuvo mal y el achuchón de Rodríguez también porque hay formas mejores de comportarse. También es cierto que los comunicadores políticos suelen tener sus “infiltrados” en los canutazos y se responden a las preguntas que, más o menos, tienen preparadas “los bichos”. Distintas son las ruedas de prensa, donde es más fácil colar alguna pregunta incómoda. Entre otras cuestiones por el espacio temporal que se tiene. Los canutazos no pasan de cinco o seis minutos, con suerte, y las ruedas de prensa tienen una extensión mayor.
MAR quiere controlar todo
El enfado de MAR no sólo es por la falta de ética de la periodista sino por el control absoluto que desea mantener con Ayuso. Entre otras cuestiones porque, en realidad, no confía en ella. La presidenta madrileña tiene la capacidad de aprenderse ciertos eslóganes, ciertas respuestas tipo, pero ya. Si se fijan todas sus respuestas en la Asamblea son leídas, bien en papel, bien en el móvil donde le indican qué decir en más de una ocasión.
Las entrevistas que ha concedido la presidenta, además de ser en gran parte en los medios “amigos”, por no decir subvencionados, están milimétricamente estudiadas y controladas. Algo que hacen todos los políticos, lo cual provoca la sensación de opacidad, incapacidad o irrealidad del entrevistado. Todo muy pautado y con periodistas enfrente que tampoco es que sean unas lumbreras. Casi cualquier político actual puede ser desmontado con un mínimo de pericia y de conocimientos, además de rapidez de reflejos.
MAR sabe que tiene una dirigente con mucha potencialidad… si tuviese cabeza
El problema con Ayuso es que en cuanto se sale del guión se pierde. Está muy bien eso de hablar de “socialismo free”, “colectivismo” o “libertad”. Son leivmotivs de la derecha que enganchan. Eso sí ¿imaginan que a alguien se le ocurriera, en una entrevista en directo, preguntarle por el significado de los mismos? La cara de tonta que ha puesto en alguna ocasión sería poco. Lo mismo sucedería a algunos otros si les preguntasen por el socialismo y demás. No sólo eso, si durante la entrevista se le indicase que lo que dice no es cierto o no del todo, seguramente se atascaría o saldría por peteneras.
Esto lo sabe perfectamente MAR. Cuando Pablo Casado la colocó como candidata era por tres razones: una, jugar con una candidatura de mujer (una epiclera) a la pudiese controlar; dos, un profunda desconfianza en vencer; y tres, eliminar de la ecuación electoral a personas que pudiesen tener peso específico en Madrid (caso del presidente Ángel Garrido). No la eligió por su capacidad. Cuestión distinta es que, bien asesorada, hay despuntado y aprovechando la pandemia se haya formado una imagen de adalid de la libertad y la buena gestión. Con miles de muertos por incompetencia en residencias y con negocios oscuros, eso sí.
Protección para aspirar a más
El desparpajo de Ayuso, algo en lo que vence a los muermos de los demás políticos, es ese diamante que quiere pulir MAR. Espera hacerlo en lo que queda de legislatura y la siguiente (en la que están convencidos de ganar de calle). Una derecha sin complejos frente a una izquierda demasiado burguesa para ser un problema. Ese es el camino que está trazando MAR para su jefa en un contexto que favorece que cualquier cabeza de chorlito pueda tener éxito… si no se le deja hablar libremente.
Aspirar a más si las cosas se dan bien está en la cabeza de MAR. Si las circunstancias lo impiden, por una victoria contundente de Alberto Núñez Feijóo, no existe ningún impedimento para persistir en la Comunidad de Madrid. Si conociesen bien a Rodríguez quienes más preocupados, además de muchos ciudadanos, tendrían que estar son los dirigentes de Vox. Una vez finiquitados los naranjitos, necesita para Ayuso un PP muy potente, de mayoría absoluta, para poder dar más pasos. No descarten que en breve se lancen a por los votantes verdes. Hoy les sonríe, mañana les morderá cuando no haya capacidad de reacción. Y si hay que pactar no hay problema, salvo en aspectos muy puntuales, ambas formaciones tienen el mismo programa.