Ayer numerosas personas recordaban el undécimo aniversario del 15M como el inicio de algo que ha traído la mayor de las fortunas a España. Resulta, nos dicen, que ahora está mejor la política, hay más derechos sociales y todas las personas viven mucho mejor que antes de la aparición de ese movimiento. Luego cualquiera mira cómo le ha ido personalmente y tampoco es para tanto. De hecho las cosas están peor en muchos aspectos, salvo en la vida de todos esos que se auparon como jefecillos e intelectuales orgánicos del movimiento.
Como sucede con todos los movimientos conectados con lo global, esto es, que no son un acontecimiento propio del lugar, el perfil de los quejosos, de los ofendidos, de los protestones, es similar. ¿Quiénes se quejaban en Francia, Alemania, Italia o EEUU? Niños y niñas de clase media, con estudios superiores y que se creen con el derecho de elevarse por encima de los demás como élite de poder. Los bohemios burgueses (bobos) franceses no distan mucho de los pijos progres españoles. Mismos intereses, mismos patrocinadores internacionales, mismos libros leídos, mismos comportamientos, misma mascarada en favor del sistema.
Las dos caras del neoliberalismo
El neoliberalismo (como algo diferente del liberalismo clásico –tanto como para que Francis Fukuyama diga que se ha movido hacia la izquierda-) entró en barrena con la crisis financiera de 2008 y la social de la guerra de Iraq, de ahí que necesitase generar, para su sostenimiento, una cara progre que sin tocar los fundamentos del sistema, permitiese hacer ver que había alguna disrupción con el mismo. No tuvieron que inventar nada, ni rebuscar en algún espacio recóndito, lo tenían en sus universidades, en sus editoriales, en sus propias casas donde habitaban esos hijos e hijas que crecieron escuchando las maravillas de “mayo del 68”. Porque es curioso como la mayoría de los pijos progres son hijas e hijos de los sesentayochistas.
En el caso español, además de sesentayochistas (fue Rubalcaba el que reconoció que en las plazas estaban sus hijos) había muchos hijos e hijas de todas esas ramas comunistas de combate contra el franquismo, a cada cual más pura y verdadera, que no aceptaron quedarse con 20 diputados en las primeras elecciones. A eso súmenle aprovechados, caraduras y muchos que viven de la teta del Estado a través del Tercer Sector y ya tienen la composición de social de una escaramuza disruptiva propiciada por el propio sistema. Había que generar un nuevo gatopardismo global que confluyese con los valores principales del sistema, sin que parezca el sistema.
Valores neoliberales
Tomando a pensadores como Jacques Derrida, Toni Negri, Judith Butler y numerosos moralistas de izquierdas (pues no olviden que en la izquierda si hay algo que sobra hoy en día son moralistas), una ensoñación peronista de gobierno del pueblo y un bastante de apoyo mediático, el sistema pudo generar un movimiento global que era inmanentemente capitalista aunque aparentemente progresista. Valores que son fundamentales para el capitalismo como el hedonismo (tanto hablar de la Sociedad del espectáculo y no han leído o comprendido a Guy Debord), el relativismo (todas las posturas son válidas), el nihilismo, la generación de una cultura única y global, el consumismo (no hay uno que no tenga siete plataformas televisivas, se haga pasar por mochilero universal, beba los cócteles más exquisitos y tome té de rooibos), etcétera. Ah y el ecologismo capitalista, que siempre ha sido transversal.
Como sucedió con los sesentayochistas, los pijos progres han servido para derribar los últimos muros de defensa de las clases populares. Lo que unos comenzaron en favor del neoliberalismo, sus hijos e hijas lo han rematado. Cualquier atisbo de tradición popular es censurada; cualquier identidad propia es criminalizada; cualquier indicación de que el problema está en otro lado es anatemizada; cualquier señalamiento de que las libertades elementales que procuran la dignidad de la persona (pensamiento, expresión…) están siendo liquidadas acaban con una exclusión social; y para rematar se han inventado que existen rojipardos que son el canal de entrada del fascismo en el sistema. Ya se sabe la reductio ad Hitlerum, todos fascistas.
Cancelación y lo políticamente correcto
Entre las características de esta cara B del neoliberalismo destaca la cultura de la cancelación. Una especie de caza de brujas medieval pero sin juicio (aunque fuesen juicios aparentes). A cualquier persona no hay nada peor que le acusen de acoso sexual, de racismo o cualquier otro motivo que se considere escandaloso porque, sin necesidad de acudir a juicio, tiene la vida arruinada de por vida. Luego si se demuestra que era falsa la acusación se tiene que fastidiar porque lo perdido no lo recupera y nadie va a dar la misma publicidad positiva hacia su persona como hizo de la negativa. Esto es lo propio de los pijos progres, señalar y condenar sin necesidad de pruebas (algo de lo que se acaba valiendo el propio sistema para su propia regeneración –de una gran empresa sobre un país, por ejemplo-).
Nada nuevo porque los padres de estas gentes fueron los que comenzaron con el lenguaje políticamente correcto. Una especie de nueva moralidad impulsada desde la “izquierda” para controlar el lenguaje y así controlar las sociedades. No en un sentido emancipador sino para amansar a las fieras y que el sistema capitalista y neoliberal fluyese. Philippe Muray ya avisaba en 1991 del peligro del buenismo en su obra El imperio del bien (Nuevo Inicio), lo de ahora no es sino amplificación y sutileza basada en postulados de “profesores” progres de las universidades estadounidenses (a ser posible europeos encumbrados allí). Deconstrucción del lenguaje (todes y demás gilipolleces), utilización de signaturas para modificar el significado de los términos y una proliferación de la persecución del pensamiento “incorrecto”.
Un pijo progre, más bien censor del pensamiento, como Daniel Lindenberg llegó a calificar a Alain Badiou (comunista de toda la vida) como reaccionario. ¿Les suena ese tipo de acusación? Incluso a un judío no pro-sionista como Alain Finkielkraut le calificó así. No se puede decir que hay un problema con el islamismo radical en Europa; no se puede señalar que el multiculturalismo es un fracaso; no se puede decir que el capitalismo está destruyendo las relaciones sociales; no se puede decir que los avances tecnológicos son preocupantes en algunas ramas; no se puede señalar a los gays que compran bebés mediante vientres de alquiler… Debajo de los adoquines no había una playa sino un patio carcelario global. Lo empezaron los padres, lo rematan los hijos en favor del neoliberalismo.
Los más listos
En España no piensen sólo en el entorno de Podemos, los pijos progres están distribuidos por todos los partidos (o lo que queda de ellos), aunque el entorno morado es el más cansino de todos. La verdadera cabeza del buque rompehielos neoliberal en España. En toda la izquierda mediática tienen la perfecta representación de estos perfiles de neoliberales progres. Lo peor es que van dando lecciones de ser los más listos…, bueno los que más títulos tienen. Lo que acaba proporcionando ipso facto el derecho (de pernada a algunos) a mandar.
Parece ser que los de generaciones anteriores son todos idiotas y no han estudiado. No hay doctores, licenciados (que no graduados, ojo), ingenieros, economistas, fontaneros, carpinteros, jueces, presos y todo lo que existe con normalidad en una sociedad occidental. Y no es adanismo, no hay que dejarse engañar por esos calificativos, sino algo mucho más preocupante como la justificación de un derecho de mando de carácter autoritario. Miren en todos los partidos de izquierdas a lo que ha quedado reducida la democracia interna… Claro que hablar de partidos de izquierdas tampoco es que tenga mucho sentido salvo para señalar una de las caras de neoliberalismo. De ahí que la propia sociedad haya cambiado los ejes de interés hacia cuestiones identitarias, soberanistas, etcétera.
¿Qué ha cambiado?
¿Es mejor la política en España? No. La pluralidad de voces es prácticamente similar a la existente durante todo el periodo democrático (ese que no les gusta, por cierto, como no les gustaba la transición a los sesentayochistas). Con distintos pesos, pero las mismas voces. Donde había una AP, hoy hay un Vox; donde había una UCD, hoy hay un PP; donde había un CDS, hoy hay un Ciudadanos; donde había un PSOE, hoy hay un PSOE; donde había partidos regionalistas, hoy hay partidos regionalistas en la misma cantidad; donde había un PCE/IU hoy hay un UP… distintos collares para los mismos perros.
Sin embargo, la calidad de los presentes en el hemiciclo es bastante baja en comparación a cuando había obreros o simples maestros de escuela en la cámara. Muchos títulos pero… Tampoco la situación económica de los españoles ha ido a mejor. Ni los problemas que había hace once años han mejorado. Eso sí, ahora defienden a pederastas y pedófilos (luego critican a los abusadores de la Iglesia) en las instituciones públicas; a proxenetas; y para rematar todo eso mandan al feminismo a tiempos de comienzos del siglo XX. Si Macarena Olona puede permitirse el lujo de citar a mujeres de izquierdas y feministas es porque las izquierdas las han abandonado en favor de mujeres con penes lesbianos. Pero si alguien señala eso, ya saben neorrancios o rojipardos. Las mujeres están mucho peor y la libertad de pensamiento también.
Esto y mucho más es lo que han traído los del 15M. Aunque lo peor es aguantarles todos los días. Políticos, intelectuales de medio pelo, periodistas con ínfulas o vividores de lo públicos todos los días a todas horas tratando a los españoles como idiotas poco más o menos es bastante cansado. Y encima en la derecha les han copiado en todo… lo malo, porque lo del moralismo para los demás lo traían de fábrica y defender el capitalismo también. Cómo será la cosa que hasta los conservadores y tradicionalistas parecen hoy más de izquierdas que otros que se ponen la medalla.
Lo que el 68 comenzó, el 15M lo ha rematado.
Ahora somos más presas del sistema que nunca…