No es que en este espacio diario Federico Jiménez Losantos sea santo de devoción. Se le reconoce su gracia en numerosas ocasiones pero poco más. Ello no empece para darle la razón cuando la tiene. De hecho es de justicia hacerlo, como es el caso. Por ejemplo, cuando se burla del gran Gabriel Albiac calificándole de althusseriano, algo ilógico porque Louis Althusser supo ver mucho antes que otros la deriva postmodernista de la izquierda occidental. De ahí que se refugiase en Maquiavelo y Spinoza… Pero esto no interesa en estos momentos a casi nadie.
Tiene razón en dos cuestiones: la primera, que Vox está siendo atrapada por la secta El Yunque; y segunda, que su grupo Libertad Digital no está paniaguada por el PP, ni es su altavoz mediático por ello. Comenzando por la segunda, pues la primera daría para un libro casi, el grupo mediático que dirige Jiménez Losantos tiene tanta dependencia de la publicidad institucional como el resto de grupos y medios de comunicación. Suelen salvar las cuentas anuales de resultados y servir para pagar algunos sueldos que de otra forma no se podrían afrontar con el actual sistema publicitario.
La publicidad institucional
Como saben Google y Facebook son los mayores captadores de publicidad del mundo y de España también. Se quedan con mucho más de la mitad del pastel publicitario. De ahí que sea normal que usted cuando lee una noticia en el móvil acaba hasta las narices con anuncios que le saltan por aquí o por allá, con recomendaciones de artículos de tipo tremendista o con anuncios de X marca que usted consultó hace unos días. A mí me suelen aparecer guitarras o libros, que se es una información que no les interesa pero me sirve para terminar el párrafo.
El resto del pastel publicitario, por tanto, hay que rascarlo de las marcas españolas, preferiblemente bancos, grandes empresas o energéticas. Los hay que tienen suerte y disfrutan de la publicidad casi en exclusiva de empresas de Florentino Pérez o Mercadona a través de los artículos publicitarios. Esos artículos que ustedes pueden leer tipo “La crema de Hacendado que compite con las de grandes marcas” o “El buen trato en las residencias del grupo ACS”… No es el caso de Federico y eso que es la quinta cadena radiofónica de España. Como no se puede contener algunas opiniones, pasa lo que pasa. Otros viven de aquellos citados y se dicen valientes.
El chantaje publicitario
La publicidad institucional, por tanto, acaba siendo fundamental para los medios de comunicación. Numerosos regionales o locales ni sobrevivirían sin esa publicidad. Hay unos anuncios que se reparten proporcionalmente, pero se pueden establecer ciertos requisitos. Y aquí, en los requisitos, es donde cabe la mano suministradora de favores. Por ejemplo, que la mayoría de los lectores, radioyentes o televidentes sean de la región que oferta la publicidad; que haya una información continuada de las noticias de ese espacio político (Barcelona capital, por ejemplo); o cualquier otra ocurrencia dirigida a entregar las cantidades a los medios más amigos. También los hay que entregan la publicidad a una agencia con criterios similares.
Este tipo de publicidad suele ser “más democrática” pero existe un buen puñado de millones que se reparten por organismos públicos o empresas públicas (Canal de Isabel II, Renfe, etc.). Esos son los que acaban dirigidos a ciertas cuentas corrientes y esos son los que utiliza la clase política para comprar voluntades. Aquí se ha escuchado a algún dirigente prometer publicidad a cambio de silencio y/o apoyo. También a algún medio local extorsionar a alcaldes, que de todo hay en la viña del Señor. Y cuando existían las cajas de ahorros, ni les cuento aquello. Por eso en Andalucía los medios que ayer eran susanistas, hoy son bonillistas. Por eso en Madrid y Barcelona casi toda la prensa se la coge con papel de fumar con quien esté en los gobiernos de Ayuntamiento y Comunidad.
El Yunque y el ultracapitalismo
¿Participa el grupo Libertad Digital de esto? Como todos los demás. Ni más, ni menos. ¿Condiciona esto la línea editorial de Libertad Digital y Esradio? Hasta ahora no lo había hecho demasiado. Sabiendo que la línea editorial es de derechas, Jiménez Losantos, Dieter Brandau, Luis del Pino o Luis Herrero han dado palos gordos a diestra y siniestra. También hacen la pelota cuando es necesario, pero ¿no lo hacen medios “progres” con sus políticos? Por tanto, las críticas de Iván Espinosa de los Monteros no tienen ninguna solvencia, ni sustento. Sólo es porque le ha molestado que le hayan dado un buen palo a su esposa.
Y como han calentado a Federico, pues vuelve a señalar en lo que se está convirtiendo Vox. Tiene razón al decir que allí se le ha dado más cuartelillo que en otras cadenas, aplicando la libertad de expresión y, por qué no, tener una buena cantidad de oyentes que son voxeros, pero no yunqueros. Tiene mucha razón cuando le pregunta a Santiago Abascal si este es el Vox del principio, el de José Ortega Lara, el de los católicos y nacionalistas españoles y no la secta evangelista de sus amigos (lo del evangelismo da para un artículo extenso porque hay que explicarlo al detalle), la de la teocracia ultracapitalista que tienen en mente en El Yunque y que no deja de ser una herejía.
¿Qué culpa tiene Federico?
¿Todo esto es parte de una conspiración contra Vox como quieren dar a entender desde las filas verdes? Intentan hacer ver desde Vox que Jiménez Losantos y otros aparatos ideológicos en el Estado están intentando acabar con ellos para que el PP tenga las manos libres y gane las elecciones por sí solos o con una ayuda disminuida del partido verde. Así el aborto, por ejemplo, quedaría sin debate y el resto en manos del globalismo. Es curioso cómo el globalismo al que está apuntado El Yunque (porque los católicos siempre han querido que el debate sobre el aborto no se extinguiera, como impulsan otros debates sobre biopolítica o el transhumanismo) está moviendo el tema a escala mundial (vean lo que sucede en EEUU). Parece que lo que han lanzado desde Vox, aunque fuese en Castilla y León, responde a intenciones globalistas igualmente.
Y esto Federico lo sabe o lo intuye. Desde luego sabe que por mucha bandera en la que se envuelvan los yunqueros, al final del camino está la mano del ultracapitalismo libertario menos cercano a la Doctrina Social de la Iglesia, el vivir del cuento para muchos y que Abascal o Buxadé no son más que teleñecos movidos por esta secta para aparentar otra cosa. Pero esto mismo lo han estado viendo muchos votantes voxeros durante estos años. Mucho prometer defender al campo y nada de nada. Mucho prometer defender la industria y la empresa española y nada de nada. Mucho… y nada de nada al final porque están a la batalla supuestamente cultural. Al final cuando teoría y praxis no van unidas pasa lo que pasa, que se ven las costuras.