Hubiera sido del todo incorrecto comenzar este artículo haciendo un símil del comienzo del Manifiesto Comunista, algo así: “Un fantasma recorre Europa, el fantasma del neomarxismo”. Primero porque nada tiene que ver lo que viene a continuación con Karl Marx (bastante se estará retorciendo en su tumba del Cementerio de Highgate, lugar que aparece en el precioso libro de Peter Ross, Una tumba con vistas del que se hizo una reseña). Segundo porque una parte tan solo afecta a España y, de momento, no se extiende por Europa y la otra parte es algo que se extiende universalmente. Aunque en ambos casos son propuestas neomarxistas como verán.
Groucho Marx
El caso español está afectado por el marxismo de Groucho Marx: “Estos son mis principios pero si no les gustan tengo otros”. Bien es cierto que el actor no utilizó la frase (es una leyenda urbana) pero como se le ha atribuido por su mordaz ironía en la crítica social y política, ahí queda el marxismo grouchiano. Bastante menos aterrador que el neomarxismo derivado de la carencia de principios firmes. Un neomarxismo que atrapa a cualquier político y a la mayoría de los doctrinarios o palmeros de los partidos políticos. Normalmente se rompen los principios que se dicen defender por dinero. Sí, el sueldo, el salario, la morterada a final de mes. Lo justifican por la vía de un bien superior (el suyo principalmente) o del bien común (beneficiar a la sociedad con políticas progresistas).
El problema es que los palmeros acaban diciendo hoy una cosa y mañana la siguiente. En el PP tuvieron un amago con lo de pactar con Junts, pero más que aplaudir estuvieron algunos callados y otros rabiando. En el PSOE es donde se están produciendo los casos más freudianos o jungianos. De verdad son casos para analizar de manera pausada porque individualmente (Freud) no son capaces de hacer la disociación entre lo que pasó con el golpe de Estado del 1 de octubre y lo que pasa ahora y porque, aquí viene lo jungiano, no son capaces de liberarse de ese inconsciente colectivo de masa sanchista. Esto último se ve perfectamente cuando dicen que auparon, ellos solos, al “gran líder” para hacer un PSOE más democrático y lo han convertido en la URSS (imposible decir nada crítico porque mandan al gulag).
Sin exponer a nadie les vamos a ofrecer lo que decían antes de Carles Puigdemont y lo que dicen ahora. Un berciano le calificaba de mierda en 2021, hoy hay que hacer lo mejor para tener un gobierno progresista. Un catalán señalaba a Puigdemont como responsable del espionaje Pegasus de los móviles del Gobierno y a comienzos de año afirmaba que era “una rata inmunda”. Hoy utiliza el dedo acusador contra las “viejas glorias del PSOE” que “están apoyando (sic) al PP por la supuesta amnistía” y no “dejan trabajar a Pedro Sánchez”. Hoy mismo el indultado Oriol Junqueras ha afirmado que la amnistía está en al acuerdo de la Mesa del Parlamento. Otro afirmaba que la gente de ERC eran mentirosas porque quien gobernaba Cataluña era “el prófugo” Puigdemont desde Waterloo. Hoy repiten como cotorras “Sánchez, Sánchez, Sánchez”. Del presidente del gobierno y su neomarxismo grouchiano no es necesario hablar porque ahí están las hemerotecas.
Reinhard Marx
Donde hay unos cuantos neomarxistas es en el Sínodo de la Sinodalidad que el papa Francisco convocó y se va a celebrar en breve. Eso sí, poco o nada podrán conocer ustedes porque los periodistas acreditados están obligados al secreto de las deliberaciones. Lástima no tener dinero y haber estado, quien esto escribe, allí acreditado para pasar unos meses en Roma-Vaticano sin poder contar nada salvo lo que digan en rueda de prensa (casi como lo que sucede en algunos partidos españoles, los que no vetan -según la campaña de El mundo quien esto escribe dice muchas verdades porque ha habido algunos vetos-). Al mismo corazón de la cristiandad están llegando los neomarxistas para cambiar las estructuras y la ¿doctrina? Católica.
Nada tienen que ver con la Teología de la liberación, bastante demodé aunque con algún teólogo que la sigue defendiendo, ni con algún tipo de intrusismo de trotskistas (más vinculados con la CIA) o seguidores de Karl Marx. Son los seguidores y colegas del cardenal alemán de Múnich Reinhard Marx. Quien, por cierto, escribió en el momento de la crisis financiera de comienzos de siglo una obra titulada El Capital, donde hablaba, no se asusten, de la Doctrina Social de la Iglesia.
Como ya se hizo una breve biografía del cardenal (aquí pueden consultar) tan solo cabe decir que es uno de los más visibles “woke” de la Iglesia alemana y de Occidente. Ayer mismo advirtió que bendeciría a una pareja del mismo sexo si se lo pidieran, en realidad una Iglesia donde cualquier relación sentimental sea aceptada. Pero no se ha quedado ahí, quiere implantar una democracia (no se sabe si votando, por insaculación o por inspiración del Espíritu Santo) en el Vaticano y las diócesis. A través del proyecto María 1.0 quiere admitir a las mujeres en el Diaconado. Siempre ha sido un crítico de Benedicto XVI y ha afirmado que se puede dudar de lo que enseña el Catecismo. Y, por último, ha defendido la ordenación de homosexuales (evidentemente, de homosexuales que hayan hecho pública su homosexualidad).
Estas posiciones lejos de ser muy minoritarias cada vez reúnen más adeptos. En el Sínodo que comenzará en breve se presentarán muchas de ellas con apoyos europeos, americanos, oceánicos y está por ver dónde salta la perrita en otros lares. No son la gran mayoría de los padres sinodales pero no son pocos. El cardenal Marx no acudirá pero sus ideas seguramente estarán presentes en este neomarxismo católico. Aquí en España, que es lo que interesa, se aplaudirán desde los medios woke (incluido alguno eclesiástico), se criticarán desde los medios reaccionarios (dentro del catolicismo mediáticos) y serán analizados con cautela por el resto de medios.
Francisco I ha dicho que no se tocará ninguna parte doctrinal, como dicen el propio Marx y amigos, pero en realidad el fariseísmo es obvio, como sucede con el neomarxismo grouchista, sí que hay cuestiones doctrinales y estructurales. Partes de los Evangelios que no se pueden eliminar sin más. Cierto que las conclusiones sinodales son tan solo eso, conclusiones, pero estando en puertas la segunda parte de la encíclica Laudatio Si, nadie puede dejar de pensar que lo siguiente podría ser una reforma constitucional. Aquí es donde coinciden los neomarxismos, en la reforma constitucional para adecuar lo común a una de las partes.
Post Scriptum. Por cierto ¿no se han dado cuenta que todo el mundo woke, en sus diferentes expresiones a lo largo y ancho del mundo, vive obsesionado con reformas constitucionales, cambios de normas esenciales o búsqueda de enmiendas?