Hoy todo el periodismo es pura ideología. Mejor dicho, es pura bandería. O se está con unos o se está con otros siempre y cuando defiendan lo que yo creo que deben defender. Si no todo, cuando menos parte de lo que defiendo. Así tienen a católicos que apuestan por libertarios pasándose la Doctrina Social de la Iglesia por debajo del cilicio, o a izquierdistas aupándose a cualquier propuesta nacionalista por racista que esta sea. Si no son de los otros, mejor que sean de los míos aunque la doctrina que digo defender quede pisoteada.
No es más que el proceso de cuculación, infantilizar a los adultos, que primero ha tomado cuerpo en los medios de comunicación, entre la casta política y ha bajado hasta la población en general, especialmente si está enganchada a las redes sociales. Cualquier análisis sociológico hoy no podría ver en la estructura del sistema la influencia, en último término, de esa deriva que toman los medios de comunicación. En realidad todos defienden el mismo sistema, son las dos caras de la misma moneda (ya no hay cruz), pero divergen en el grado de infantilización-ideologización al que llegan sus lectores y sus propios redactores. Göran Therborn hoy no podría escribir «¿Cómo domina la clase dominante?» porque se ha llegado al punto en que no le hace falta dominar, tan solo con dejar hacer a todos esos cuculados vale.
Resulta que el rey emérito, quien se encuentra legalmente viviendo en los Emiratos Árabes, va a crear una fundación con sus hijas para que acaben disfrutando de todo su patrimonio. Cabe recordar que no ha sido condenado y ha pagado las multas que le ha impuesto Hacienda. Una borbonada más de una familia que siempre se ha servido de España antes que servirla. Nada nuevo. Sin embargo, los periodistas “progres” no han dejado pasar la ocasión de decir muy indignados que Juan Carlos de Borbón está montando una fundación para no pagar a Hacienda. ¿Desde cuando una persona que no vive legalmente en España paga a Hacienda? Si tiene patrimonio urbano pagará el IBI que le toque, pero hasta ahí.
Esto lo saben o deberían saberlo, pero no les importa porque viven de aparentar, algo muy típico del periodista español, que son muy dignos y muy éticos. Y como quienes les leen cada vez poseen menos neuronas de alerta y racionales, se tragarán que no quiere pagar impuestos o que se come niños crudos mientras está en un jacuzzi. Se trata de reforzar lo ideológico-infantil para que nadie se mueva un milímetro del frente de combate. Un combate que se vende como una lucha contra el fascismo o batalla ideológica pero que no deja de ser un entretenimiento, una máscara, un escenario de cartón, para que las personas no piensen por sí mismas. Lo hacen todos.
Los del otro lado se asombran que alguien que posee dinero (José Luis Escrivá) tenga una sociedad instrumental con un ático o un chalet como sede para pagar menos impuestos. ¿Lo permite la legislación española y europea? Sí. ¿Dónde está el problema? Si es algo malo y éticamente reprobable ¿por qué no denuncian las instrumentales de Florentino Pérez o Ana Botín que tienen fincas e inmuebles para pagar menos? ¡Ah! Que estos ponen dinero en los periódicos mediante publicidad y lo que no es publicidad. También se alarman de que Pedro Sánchez nombre a afines para diversos cargos y eso supone una deriva totalitaria. No como cuando es el PP el que nombra a afines para cargos públicos que es saber encontrar a especialistas, aunque sean unos completos inútiles. Lo paradójico es que cualquier buen periodistas mostraría que hunos y hotros hacen lo mismo y se indignaría de igual forma.
Esto en lo que se supone que son artículos de información, aunque la realidad es que todo el periodismo, por ese proceso de ideologización-cuculación, se ha transformado en columnismo. De hecho, es más factible encontrar información en ciertas columnas, supuestamente de opinión, que en los artículos de prensa. Todo es columna. Y como todo es columna, los columnistas, especialmente los que escriben varias veces a la semana, acaban aumentando la apuesta y elevan el tono ideológico hasta llegar al puro esperpento. Albert Camus buscaba en lo absurdo una salida vital, aquí lo absurdo es una muerte del cerebro, de lo racional, del pensar, del vivir en sociedad.
Y si lo de la información sociopolítica les parece extremadamente ideológico, en el deporte es peor. En España, y solo en España, el nivel del periodismo deportivo es pésimo. Solo puede caber un equipo y el resto, salvo a nivel regional donde se reproduce el mimo sistema de un equipo, son meros elementos decorativos. Una dictadura, por cierto, alimentada por el chusquero que financia la estupidización de la prensa generalista. Es imposible, hoy, en España, encontrar algo que se pueda llamar prensa. Incluso con su posición vital o política clara (algo que sabiéndose de primeras no conlleva engaño). Es todo cuculación e ideologización del personal. En esa lucha por las visitas y los me gusta, la prensa ha devenido un pestilente lugar donde la información no importa.