España está asombrada con la política (porque es una política) de comunicación del ministro de Fomento Oscar Puente. Con toda la brutalidad e inutilidad que había demostrado anteriormente, en lo que respecta a la gota fría o DANA está siendo ejemplar. Hasta han hecho memes muy divertidos. Eso es lo que se necesita en tiempos de emergencia, comunicación aséptica, que incida en lo que se hace o no y por qué. Puente ha tenido el acierto de tomar decisiones. Disponiendo de dinero en el banco, habrá dicho a las empresas concesionarias del mantenimiento de las carreteras “sacad esto adelante lo más rápido y mejor que se pueda porque por dinero no va a ser”. Tras trabajar, quien esto escribe, algunos años en una ingeniería las cosas son más o menos así. Pero lo ha hecho mientras otros están pidiendo 31.000 millones de euros para no se sabe qué.

El único que ha tenido y tiene una política de comunicación como la que debe recibir el ciudadano (no el pueblo, no, el ciudadano que es algo mucho más importante) en momentos así. Como se contó aquí ayer, por no insistir, Carlos Mazón se dedicó desde el primer minuto a quitarse el marrón de encima, a echar la culpa a los demás y a no explicar nada sino hacer gataflorismo. Miserable comunicación pensando en salvar su puesto —no ha trabajado en su vida fuera de la política y vive demasiado bien como para no matar por su cargo—. Tampoco desde el gobierno central las explicaciones han sido las mejores. La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha dicho cosas espeluznantes y que no eran así, además de echarse unas risitas que eran de todo menos necesarias. El ministro del Interior ha hablado poco y ha mostrado que todo esto le ha pillado mal, con lo bien que él estaría comiendo una hamburguesa junto al párroco de la Iglesia del Pilar de Madrid.

Pedro Sánchez en cuanto se sale del guion que le han escrito se pierde. Lo ha demostrado toda su vida. Si quien le escribe y le aporta las ideas es un tipo con cerebro y conciso parece un gran orador —por eso en las intervenciones parlamentarias se maneja bien pero en los debates balbucea o parece tonto—, pero como tenga que improvisar acaba desviándose del tema o afirmando cosas que en su cerebro eran de otra forma. De hecho, en situaciones de emergencia, lo mejor es que Sánchez no hable porque no sabe. Además, lo que ha intentado desde el principio es quitarse el problema de encima en su forma directa (no puede evitarlo como subsidiario), de ahí que empezase a hablar de cogobernanza y demás términos muy de la Unión Europea y los politólogos que no sabían qué término inventar para llenar su curriculum. No, las cosas no son así, o se dirige o no se dirige en una emergencia.

El problema de todo esto es que han sido muy miserables por estar pasándose la pelota hunos a hotros cuando, desde el primer minuto, se debía haber centralizado la canalización de comunicación hacia la ciudadanía. Un solo altavoz donde, en vez de cosas de políticos inútiles, se ofreciesen los datos, el porqué de las acciones que se toman y lo que falta por hacer. En situaciones de emergencia, por desgracia para el ansia del ser humano pero en favor de la eficacia, las labores posteriores suelen ir despacio, paso a paso y de forma coordinada en todos los puntos de trabajo. Desde luego los voluntarios comenzaron con labores de limpieza superficial y de ayuda a quien lo necesitaba, pero para ir más allá se necesita coordinación y no doscientos mil soldados. La buena voluntad de cientos de miles de personas, como esos millones que dan lo que pueden de distintas formas, debe ser canalizada por quienes ya se han manejado en estas situaciones, pero sin una comunicación eficiente reina la anarquía solidaria.

Han sido tan miserables que todo lo comunicativo ha sido contra otro y no en favor de alguien. Más miserables han sido los que estaban en casa haciendo rasquinboling y han saltado cuando parece que todo estaba ya más o menos controlado. Isabel Díaz Ayuso había estado callada y de puente pero ha tenido que salir cuando era mejor que siguiese callada. Además para hacer el ridículo pidiendo un decreto de urgencia que ya se había producido en el Consejo de Ministros. Igual el fin de semana ha sido muy largo para MAR y no ha terminado de volver a su ser, pero hay que ser idiota para pedir lo que ya se había producido.

Más miserables han sido los de Vox. Han sacado al licenciado Vidrieras, ese que estudió derecho en Comillas seis años (lo dice en su perfil), José María Figaredo a meterse en el fango de la ignominia, porque el otro ni de cerca lo cata, diciendo que el Gobierno, de Sánchez obviamente, oculta cifras de cientos de muertos por las riadas. Hay que ser muy (pongan aquí su insulto) para afirmar una cosa así sin presentar ningún tipo de pruebas. Igual se lo han contado sus amigos “el Condenas” o el “Marcianos” que esperaban miles de muertos en los garajes y se han quedado con un palmo de narices. Paradójicamente, siendo el mando de la Comunitat Valenciana quien ofrece las cifras de muertos es Mazón. ¿Lo han pensado en Vox o son tan miserabes que se lanzan a mentir sin más? Tengan en cuenta que su única obsesión es meter en la cárcel a Sánchez, demostrando con ello que los valencianos les importan una higa.

Ya si se hablase de los medios de comunicación, no los de los bulos sino los “normales”, es para desesperarse. Desde el primer minuto hunos y hotros se han pasado la deontología profesional por los dídimos y solo han perseguido buscar culpable al del otro bando. Algunas columnas de opinión deberían ser enmarcadas como muestra de la miseria humana y de la ignominia del pensamiento. Noticias tergiversadas o que son directamente mentira (¿dónde está el parte de lesiones de Sánchez?), pero ahí están colgadas en sus webs. Cuando la ciudadanía ha abierto los ojos en su gran mayoría ¿creen que van a pensar que los que están doblando el lomo desde el primer día son fascistas? O ¿creen que van a tragarse que todo esto es una campaña de limpieza de Felipe de Borbón? O ¿creen que van a asumir que los organismos estatales no han actuado porque querían generar muerte y devastación para favorecer al doctor de la Moncloa? Todo esto se ha leído y se lee en medios que se dicen serios. En los no serios ya saben…

Comunicación miserable porque están a lo suyo. Los hunos a mantener su cargo, los hotros a que los suyos mantengan el cargo para que les puedan seguir financiando sus medios. Políticos incapaces y agarrados a la poltrona y medios de in-comunicación comprados por esa clase política. Ambos grupos vendidos a la clase dominante, la cual financia también todos esos medios que lanzan bulos porque les interesa el estrés del sistema para intentar sacar tajada. Observen que en cuanto se habla de huelgas u otras cuestiones que sí hacen daño al sistema TODOS se ponen de acuerdo en rechazarlas. Y ahora que la ciudadanía estaba tomando conciencia de esa enorme separación entre clase dominante y clase dominada han sacado a todos los perros a ladrar, pasando por encima de muertos y destrozos. ¡Miserables!

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