Alguno progres —léase de forma descalificativa o con mala leche— andan llorando por las esquinas porque, según dicen, X (antiguo Twitter) se ha convertido en un nido de fascistas y de mentiras. Por eso han decidido irse de esta red social y, lo peor, están explicando los porqués de cada uno. Dese que Elon Musk compró la red social parece que ya no se sienten a gusto pues, además de las notas de la comunidad, cualquiera puede hacerse con una cuenta registrada (con pagar se concede el símbolo azul), incluyendo millones de bots (cuentas sin una persona física detrás) que no hacen más que lanzar mentiras con aviesas intenciones. Sí ¿y qué?
Lo paradójico de estos llorones es que todos se las dan de ser los más listos, los más inteligentes, los más sabios para acabar arrastrándose por el suelo porque no es algo democrático —o progre, que en su idioma es lo mismo que democrático—. ¿Y dónde existe la democracia en el mundo? Como se ha dicho hasta la infinidad lo que se llaman democracias no dejan de ser poliarquías, esto es, sistemas de gobierno con diversos puntos de poder. Las redes sociales no son ajenas a este tipo de funcionamiento: existe un poder político-ideológico, un poder económico, un poder social, un poder sexual, un poder religioso, o un poder tecnológico. En la lucha entre esos poderes se asegura un mínimo de libertad para poder expresarse y actuar, lo mismo que sucedía en las llamadas democracias liberales hasta que las dos facciones del neoliberalismo decidieron que debían ser oligarquías cerradas. Ni una crítica al sistema económico, ni una crítica al sistema social deconstruido.
Todos esos progres llorones son tan listos que han olvidado los análisis de los marxistas de finales de los años 1960s y los años 1970s sobre las estructuras de poder —si es que alguna vez los han leído, que ya hay que empezar a dudarlo—. Unos análisis que están retomando, sin ellos saberlo, por los grupos de la nueva derecha y algunos orangutanes del protestantismo —paradójicamente lo que más chillan contra el comunismo (como si existiese en realidad)—. En última instancia el poder económico domina sobre los demás y acaba por controlar, por decirlo de manera muy llana, los aparatos de poder social, de las que las redes sociales no dejan de ser un aparato actual. Medios de comunicación clásicos vendidos a quien mejor les paga; bots en redes compradas por aquellos que tienen más dinero e interés en lanzar sus ideas; batallas culturales sufragadas por grandes fundaciones transnacionales; grupos religiosos que están entregados al mamón; políticos sin vergüenza y sin capacidades que se venden a quien les asegure un futuro para ellos o sus familias; etcétera. Normal que cualquier tipo de mecanismo o estructura tecnológica acabe dominada por lo económico, se quiera ser más progre o más carca.
Con lo listos que son ¿esto no lo habían pensado o vislumbrado? Pues parece que no. O ¿no será que, según el poder económico que domine sobre esta o aquella estructura, cambia el tipo de mensajes que se pueden lanzar, les molesta ahora que sus soflamas dictatoriales y tiránicas progres no sean las principales? Porque los progres actuales, como sucede con los tics totalitarios del presidente del gobierno español, no quieren convencer sino dominar e imponer sus ideas fabricadas en los departamentos de universidades por gentes llenas de vicios, depravaciones y frustraciones personales. En la ekklesia ateniense podían hablar los ciudadanos libremente, sabiendo que había un gran peligro de tener que tomar cicuta por mentir o dañar a la ciudad. También había timócratas que generaban bandos para aplaudir o abuchear a los oradores que no eran de la cuerda, como sucede ahora con medios de comunicación o redes sociales.
Todo esto, que cualquier estudiante de una universidad decente, ha escuchado al menos en algún momento en clase ¿no lo saben todos estos tipos tan listos e informados? ¡Pues claro que hay intereses de diversos tipos en las redes sociales! La dictadura del buenismo del grupo Meta les gusta y no dicen nada (porque se supone que son de los suyos) y les molesta que cualquiera pueda hablar libremente en X, con el peligro de que les pinten la cara si mienten, o les señalen sus incapacidades y mendacidades. Porque estos progres, que aspiran a superar con mucho a la gauche caviar, lo que quieren es mandar y controlar. ¡Ojo, como les pasa a muchos carcas! Lo que no deja de ser el elemento agónico del neoliberalismo actual. Un engaño ideológico más. Y como aquellos no mandan, lloran y se van. Lo que sí se solicita, con la mayor educación, es que se vayan y cierren la puerta sin ser unos plastas. El discursito que se lo metan donde les quepa. ¿Te vas? Adiós, cansino.