Los procesos de Moscú son una cosa chusca comparado con la acción del sanchismo contra aquello que no consienten en seguir las directrices de Pedro Sánchez. ¿Cuáles son esas directrices? En realidad tan solo servir a su dios sin poner en cuestión ni la más absurda de las situaciones que aparezcan. No hay más. La ligazón del grupo es utilizar el poder en beneficio propio, ahora mismo o con vistas a futuro. No hay más. Es la nada más absoluta tanto ideológica como discursivamente. Todo lo que diga el ser supremo es correcto y se debe ejecutar sin disquisiciones. Ni razón, ni idealismo, nada, no hay nada más que la voluntad de un tipo amargado, porque es muy limitado intelectualmente y de él se ríe hasta Donald Trump.

No hay programa pues viene impuesto bien por la Unión Europea —a cambio de recibir el dinero suficiente para mantener la economía ante la devastación propiciada por la inacción sanchista—, bien por las elites globalistas. Como buen “cobarde del condado” no se atreve con los poderosos de verdad y acaba proyectando esa miseria personal en los subordinados y aquellos que no le ríen las gracias. Para ello cuenta con un grupo de pijos que se han lanzado hacia el PSOE como lo podrían haber hecho hacia el PP o Sumar para medrar sin aportar algo sustancial. Porque el sanchismo no es más que el pijismo zapaterista apoyado por tres chusqueros (Koldo, Santos y José Luis) y un nutrido grupo de personas carentes de toda capacidad de análisis pero con la mala baba de lanzarse contra cualquier crítico al interior y el exterior del partido. Estos sugus son los causantes de la parálisis interna que ha acabado con la salida masiva de honrados socialistas y socialdemócratas cansados de aguantar el odio de sus supuestos compañeros de partido.

Con esos mimbres Sánchez se permite hacer y deshacer dentro del partido como se ejemplifica hoy mismo con los intentos de que Juan Lobato, un buen chaval, buen alcalde y con trabajo garantizado, haga una autoconfesión de culpabilidad y dimita antes del 41º Congreso Federal. A la orden de Moncloa/Ferraz han salido los cuadrúpedos con cargo a señalar el mal cometido por el secretario general del PSM, protegerse de la banda de corruptos y estalinistas que copan la cúpula del partido. Los conoce, como otros también, de hace años en el partido y sabe que se mueven en el fango como cochinos, por ello no dudó en cubrirse las espaldas ante notario. Eso se visualiza como una alta traición porque tiene que ver con la política pública de las “pelotas de Sánchez”.

Nada que ver con la política, bien entendida, y sí con el cierre junto al jefe, baboseando cada cargo más que el anterior a fin de que su sanchidad pueda tener en cuenta a ese su fidelísimo servidor. “Culpable” claman para que llegue la autoconfesión y la inmediata purga. Los grupos de sugus ya están avisados para que se lancen a degüello para que nadie ose defender a Lobato, salvo que quieran ser calificados de fascistas o traidores y, por ende, quedar deshumanizados para poder tener una muerte social sin remordimientos de los ejecutores. Como sucedió con Tomás Gómez, aunque sin cambiarle la cerradura de momento. Si no le quiere en el partido, que se atreva Sánchez a destituirle —los estatutos moscovitas que ha creado se lo permiten—, pero es muy cobarde y primero tendría que lanzarle a Lo País, El neutro y demás prensa subvencionada.

El sanchismo es la nada más absurda que haya existido. Ni Heidegger, ni Sartre hubiesen tenido la suficiente capacidad para analizar que realmente existe la nada: Sánchez y sus esbirros. No hay nada y sobre sus cenizas nada se podrá reconstruir o construir. Llegaron al PSOE para hacerse con él o hacerlo desaparecer y van camino de lo segundo. En otros momentos, como ha sucedido en cualquier partido, han existido corruptos —el ser humano no deja de ser débil ante ciertas tentaciones, especialmente las del Mamón—, pero que el núcleo central fuese el epicentro de la corrupción, sin tener que ver con la financiación del partido, es algo asombroso. Cuales emperadores africanos o dictadores bananeros tomaron el poder y bien que se están aprovechando de él. Da igual donde se mire, allí hay algo corrupto, con trinque de dinero o con prebendas (que no deja de ser corrupción). El sanchismo es amoral y corrupto se mire por donde se mire.

Y no existe nada más absurdo que ser un bananero dentro de una sociedad donde existen numerosos seres humanos que tienen capacidad de raciocinio, donde hay redes sociales que permiten señalar la mendacidad de los cuadros dirigentes y donde no se puede comprar o callar a todo el mundo. El totalitario Sánchez está fuera de contexto, por eso se enfada, por eso huye o evita verse rodeado de ciudadanos, por eso el 41º Congreso dejará a lo búlgaros en una democracia ateniense, por eso hace declaraciones institucionales a las que nadie presta atención… Porque esa es otra, para presentar a Sara Aagesen (otra ecolopija) tuvo que hacerse el interesante, cuando la realidad es que nadie le ha hecho caso pero sí ha dado para bastante chufla en redes sociales con el “gilipollas de Moncloa”. No se confíen, ni celebren, la nada y lo absurdo cuando se juntan son peligrosos, este ser morirá matando y a saber a quién o qué se lleva por delante. De momento a Juan Lobato mientras tienen mierda hasta las orejas él y su sanchismo inilustrado.

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here