Fuente: Political Network for Values

Siguiendo a Jürgen Habermas hay que reconocer que las actividades de Political Network for Values en el Senado español son necesarias. Solo mediante el diálogo, la presencia pública de todas las voces, se puede alcanzar la verdad o, cuando menos, lograr algún tipo de consenso sobre el bien común Joseph Ratzinger habría dicho que es la Verdad la que permite el diálogo—. Por eso las declaraciones de la mininistra Ana Redondo suenan poco democráticas —lo de Sumar y el resto de izquierda ñiñiñi mejor ni comentarlo— pues, por mucho que aplaudan como focas a José Luis Rodríguez Zapatero, ese gran ideólogo de la democracia postmoderna (léase con ironía), parece que lo democrático no es de su gusto. Además a la organización de George Soros, Open Democracy, no les gusta nada, ergo un motivo más que suficiente para eschuarlos cuando menos.

Desde luego las gentes PnfV no son la mayoría social que dicen ser, ni tienen muy claro cuáles son los fundamentos reales de lo que exponen, pero también desde otros lugares, como el wokismo, se dicen tontadas y no pasa nada. Y si pasa se le saluda. José Antonio Kast, hasta hace poco presidente del invento, no es que sea el más demócrata de los políticos hispanoamericanos, tampoco lo son los Ortega, Maduro y demás amigotes —en términos generales mejor no mirar a la política hispanoamericana porque apesta—, algo que contrasta con los numerosos políticos europeos que están presentes. Más allá de estos posible prejuicios con alguien que defiende dictaduras, parece ser que lo único que defienden es su posición contra el aborto, la eutanasia y la defensa de la familia (de un único tipo de familia, cabe recordar). Luego le añaden nosequé de los valores cristianos y p’alante. Hay que quedarse con esto último porque lo anterior es sabido.

¿A qué llaman valores cristianos? Dada la mezcolanza de orígenes a saber a qué se refieren pues no son los mismos valores los católicos que los protestantes. Ahí es donde juegan en terreno pantanoso porque algunas ramas del cristianismo permiten el divorcio, ergo, la familia compuesta de personas con diversos núcleos familiares son habituales para algunos, pero no encajan en la familia nuclear que otros defienden. Coinciden en que debe haber un hombre y una mujer, los cuales deben reproducirse casi por esporas para cumplir con el mandamiento divino de “creced y multiplicaros”, aunque Dios jamás estableció el número de reproducidos, sino que han sido las circunstancias sociales las que han conformado el tipo de familia.

Esto último es importante porque, no quitándoles la razón, se encargan de afirmar que es la batalla cultural (el marxismo inventado) la que genera ese declive demográfico, con la ayuda del globalismo. Es la superestructura la que provoca todos los cambios que hacen que los valores cristianos mengüen en occidente, pero la estructura capitalista parece que no tiene nada que ver. Un error analítico común en este tipo de grupos donde lo material queda en las brumas.

Si, como piden, es necesario para que existan familias con más hijos trabajos y casas ¿es culpa del wokismo que no existan? Se desestima, porque no les interesa, analizar que la evolución del capitalismo conlleva una serie de cambios antropológicos entre los cuales está, independientemente de la procreación, el aislamiento del ser humano, el cual debe satisfacer sus anhelos mediante el consumo. Y si consumes muchas cosas, al final no tienes para mantener criaturas. La familia que tienen en mente todos estos grupos es tan religiosa como burguesa y aristocrática, es decimonónica principalmente. Si se hurta el análisis general para centrarse en una parte, se desvirtúa el problema existente en occidente y se impide al cristianismo su incorporación de lo público.

Y luego llegan las burradas y salvajadas de los supuestos representantes, como sucede con Jaime Mayor Oreja. Este mismo mes la revista católica La antorcha trae un especial de ciencia y fe. Igual el exmininistro del PP ha visto la portada y se ha lanzado al ruedo sin capote, ni nada. Que científicos y teólogos estén cercanos no es algo nuevo. Muchos son los curas con licenciaturas científicas que llevan siglos compartiendo mesa y mantel con los seglares. De hecho, pese a la visión de reducto reaccionario y anticuado, en el Vaticano se sigue al día todo lo que aporta la ciencia y todo lo que puede aportar el catolicismo a la ciencia. Y no es cosa del pontífice actual, si hubiesen leído a Juan Pablo II y a Benedicto XVI (por citar a los pontífices que han hecho suyos los grupos más tradicionalistas y carcas) entenderían que esa colaboración ha estado bendecida por los sucesores de san Pedro. Incluso es obvio que el Génesis es metafórico aunque no alejado de lo científico.

Salir con el tema del creacionismo, además en el sentido más protestante, avergüenza a todos los católicos. Mayor Oreja ha desbarrado y no es que la ciencia y la filosofía den la razón a la creación de Adán y Eva, de hecho son muchísimos los científicos que niegan la existencia de Dios, es que se ha llegado, mediante la colaboración, a un punto en el que la ciencia explicar que la plausibilidad de Dios está ahí. El darwinismo, salvo el social, quedó hace muchas décadas desestimado pues hoy en día se sabe que no hubo una evolución lineal sino diversa. Eso sí, de haber algo Eva sería anterior a Adán según la ciencia y en contra del Génesis. Además, ¿puede explicar Mayor Oreja dos cuestiones? Una, ¿cómo es posible que Dios estuviese sobre las aguas antes de la creación, ergo son anteriores?; y dos ¿qué hombres no debían perjudicar a Caín y su descendencia tras ser marcado si, en principio, no había nadie más?

La semana pasada hubo un Congreso sobre Chesterton, el cual no ha recibido ningún tipo de publicidad y no será recordado por nadie, pese al optimismo del estimado Enrique García Máiquez que lo sitúa por encima del cónclave del PSOE —lo cual es jugar con ventaja pues se sabía que nada dejaría—, donde se hablaron de temas similares dentro de un marco de cierta pluralidad. ¿Por qué los chestertonianos no han causado revuelo y estas gentes sí? Más allá de la posible cultura o incultura generalizada, no es por un odio especial, ni por nada parecido a una persecución al cristianismo sino porque lo que plantean en ocasiones es contrario hasta para la doctrina de la Iglesia. Avergüenzan a los católicos con ciertas palabras y quejas que huelen a yunque y azufre. No hay que olvidar que el Diablo disfruta infiltrándose entre los hijos de Dios.

Desde que se planteó la posibilidad de una especia de constitución europea, Ratzinger y otros teólogos y pensadores (como Remi Brague) iniciaron un debate donde situaban la necesidad de incorporar el cristianismo como elemento fundante de Europa. Mejor dicho, los cristianismos porque no ha sido obra, aunque sí fue el impulsor, del catolicismo. Por tanto las peticiones que presentan como algo novedoso tienen ya casi treinta años. Es antiquísimo el situar Roma, Atenas y Cristo como elementos que produjeron la evolución necesaria en el continente para conformar lo que se ha dado en llamar el Occidente cultural, político y económico. Si no se ha conseguido no solo ha sido culpa de las políticas culturales del liberalismo, en sus dos vertientes, sino porque los conservadores y demócrata-cristianos se olvidaron durante un tiempo de ello o lo defendieron con un olor a naftalina que ni los tradicionalistas. Lo mismo sucede con estas gentes. Es bueno que hablen para saber qué no hacer. Aciertan en elementos que ve hasta un ciego, pero el desarrollo y la solución deja mucho que desear.

Y todavía queda algo que llevan mucho tiempo despreciando en los foros católicos del conservadurismo. Según las estadísticas del CIS y otros centros e investigación el 20% de los votantes del PSOE son católicos practicantes (1.500.000), en el PP sería un 42% (1.800.000) y en Vox otro 20% (537.000). Si a ello se les suma los católicos no practicantes supondría lo siguiente: PSOE 72% (5 millones); PP 95% (5 millones); y Vox 83% (2,2 millones). Realmente hay más católicos que prefieren las políticas del PSOE que las de Vox, tanto practicantes como no practicantes. Lo que supone que no parece ser que lo cultural de base sea un problema mayor que lo material. Hay muchísimas personas que se consideran de izquierdas y son católicos practicantes. Por eso existe una corriente de izquierda conservadora, la cual es totalmente despreciada por el wokismo y por los supuestos representantes del catolicismo.

Cuando ayer mismo muchas personas criticaban que el padre Ángel estuviese en el Congreso del PSOE, más allá de Pedro Sánchez, hay cosas que no han entendido. No son pocos los curas que acuden a los congresos de PP, Vox y, antes, IU. De hecho, hay un sustrato católico de izquierdas muy grande en España, como lo hay en Italia, en Alemania o en parte de Francia. Curiosamente en el PSOE hay una corriente de opinión, minoritaria, llamada Cristianos por el Socialismo, algo que no existe en otros partidos. No hay corrientes de conservadores católicos, tradicionalistas por Cristo o algo por el estilo ¿por vergüenza? Ya no existen ni demócratas-cristianos con tal nombre. Piden a los demás lo que no hacen en sus propios partidos, esos mismos que hacen del fariseísmo un arte. Se es católico todo el día, no solo cuando hay que atizar a la izquierda —con el peligro de atizar a otros hermanos—, mientras se esconden en cuestiones materiales que inciden tanto o más en el cambio antropológico. Tenía más razón G. K. Chesterton que estas gentes.

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