Pedro Sánchez saca el Francomodín no se sabe bien para qué. Quienes todavía le apoyan ya se creyeron que existe el peligro de la ultraderecha y las plagas de Egipto. Quienes no le creen pasan de sus estupideces. Entonces, ¿a qué viene sacar ahora que el año que viene se van a hacer 50 actos cuando se cumple el quincuagésimo aniversario de la muerte de Francisco Franco? ¿Tapará esto los casos de corrupción del sanchismo, no del PSOE sino del núcleo sanchista? ¿Solo aprendió en historia la parte de Franco (vista su inteligencia podría ser) y por ello insiste?

Franco es para la mayoría de españoles un dictador. Los dictadores hacen cosas malas, la principal, cercenar las libertades. Nadie en su sano juicio defenderá sus actos. Se reitera, en su sano juicio. Y quienes aparentan defenderle lo hacen por tocar los dídimos al resto porque ni por asomo aceptarían hoy sus políticas. Unos por libertarios económicos, aunque lo dictatorial les puede gustar, otros porque son conscientes de que en cualquier dictadura te puede tocar la china y pasarlo mal. Pregúntenle a Manuel Hedilla, por ejemplo. A Alejandro Rojas Marcos no le pregunten que ese mamó el régimen hasta que vio la oportunidad de hacerse andalucista. O también se puede preguntar a aquellos que el mismo Sánchez ha ido defenestrando dentro de su partido y tragaron con sus leyes autoritarias.

¿Qué van a contar en esos actos que no se sepa ya? ¿Que hubo campos de concentración post-conflicto? Se sabe. ¿Que fusiló a adversarios políticos? Se sabe. ¿Que la policía repartía hostias y torturaba a los prisioneros políticos? Se sabe. ¿Que como todo dictador e hizo con una fortuna para él y su familia? Se sabe. Esto último, por cierto, no es muy distinto a lo que hacen algunos presidentes de Gobierno. ¿Qué queda que desconozcan los españoles? Nada. De hecho, lo mejor a cincuenta años vista es no estar hablando del tema. No se hizo cuando el recuerdo estaba más fresco, cuando muchas de las víctimas estaban vivas, ahora carece de mucho más sentido.

Los escasos franquistas que queden no tenían intención de celebrar nada sobre el dictador. Igual alguna comida o cena de amigotes y ya. Resulta, enorme paradoja, que Sánchez quiere ponerlo en primera línea ¿para qué? ¿Quiere dar a entender que las gentes de Vox son franquistas y traerán una dictadura? O ¿pretende hacer ver que los herederos del franquismo sociológico, el PP, son peligrosos y solo cabe votarle a él? O es muy tonto, o un inculto, o todo a la vez. ¿No recuerda las chekas, los asesinatos indiscriminados por motivos políticos del Frente Popular?

Si él se considera heredero de eso, que parece lo hace, entonces se podrá sospechar que él podría eliminar a todos los que disientan con sus postulados ¿no? Es el silogismo mental que viene utilizando. Si habla de Franco las personas, que debe pensar que son idiotas, verán que hay mucho franquismo. Y eso le proporciona a él una ventaja competitiva pues ocultarán el chekismo, la persecución intrafilas, los asesinatos masivos y todo lo demás. Mataron tanto los hunos como los hotros como si no hubiese un mañana. Eso es lo que habría que recordar, que todos fueron unos salvajes porque no hay ideas o aspiraciones que merezcan la pena hacer llevar al ser humano al nivel de indignidad que fue la tónica dominante en todos esos años.

Claro que, en realidad, volver a Franco supone para este ser inculto laminar la concordia sobre la que se basó el período de transición y generación de la Constitución actual. Lo que quiere es destruir la democracia salida del franquismo. ¿Para qué? Para nada porque todas las señas que muestran él y sus compinches es querer hacer una constitución de parte, y ninguna de las constituciones de parte que se han hecho en España (casi todas) han servido para traer la democracia y la paz al país. Si no saben esto sus setecientos asesores es que la mediocridad está más extendida de lo que se pensaba. Porque de Sánchez, como del resto de fauna política actual, se esperaba su incultura pero de ¿los supuestos especialistas? Da igual, el Francomodín está gastado, mientras que la corrupción está ahí, extendiendo su putridez.

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