Ya se avisó por aquí que poco o nada iba a durar el liderato y el campeonato de invierno del Atlético de Madrid en los medios de comunicación (¡Mejor! Elche), lo que no se esperaba es que ya fuesen desnudos presidentes y medios en la confirmación de la amistad entre distintas familias, enfrentadas supuestamente pero unidas en el negocio, del fútbol. Florentino Pérez ya advirtió que son adversarios deportivos pero amigos en lo demás; ayer Joan Laporta confirmaba que eso era así. Lo que no han dicho es que se pasan los amigos financieros, los cuales acabarán controlando uno y otro equipo.
Los dos equipos ahora van de dignos mientras aparentan que unos son más corruptos que los otros… vamos como si fueran PSOE y PP.
Surge la noticia de que José Manuel Rodríguez Uribes, que pese a ser profesor de Derecho ha sido incapaz de justificar jurídicamente lo que hace, antes de conceder la cautelar a Dani Olmo y Pau Víctor habría elevado consultas a Pérez —¿consultó también para cerrar la grada del Metropolitano y no cerrar la del Bernabéu?— y no dimite, ni se le pone la cara roja, ni demanda a quienes lo han publicado. Claro, Pérez no podía prever que les iban a meter mano en la Supercopa de Arabia (porque de España no es) y se iban a ir bien servidos, pero el favor al amigo debía hacérselo. Están intentando desbancar a los líderes de la UEFA y ya se sabe que «el enemigo de mi enemigo es mi amigo». Así Laporta no se quejará de los tejemanejes financieros del otro. Al fin y al cabo están haciendo lo mismo en sus estadios y a sus aficiones.
Sí porque Florentino ya ha adelantado elecciones —un eufemismo porque los estatutos están hechos para que solo él pueda presentase como presidente junto a sus millonarios amigotes de la ejecutiva (lo que hacen Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijoo en sus partidos, por cierto)— para supuestamente transformar el Real Madrid en una SAD, en la que los socios, tendrían el 49-51% de los votos mediante una fundación que controlaría, al parecer, él. Laporta, todavía no, pero ya está en el mismo camino de la privatización del FC Barcelona.
Amigos para siempre que, además, tienen el mismo canal de distribución de noticias como se pudo comprobar ayer mismo en la rueda de prensa de Laporta. A los mamadores, como dice Manolo Lama, les abroncó, pero a los otros les alabó. Lo mismo que hace su florentineza al criticar a ciertos medios pero ir a presentar sus proyectos babélicos en otros lados. Por cierto, ¿alguien le ha echado la culpa al presidente del Real Madrid por no fichar aquello que Carlo Ancelotti le pidió antes de comenzar la temporada? No. Solo Mbappé. Ahora la culpa de que el Barça les pinte la cara en cada enfrentamiento es del entrenador y no de la banda de consentidos/protegidos y los no fichajes realizados.
Ambos tienen al poder político detrás. Cuando pasa algo en el Metropolitano o Mestalla bien que aparecen los arrastrados del sueldazo público a arremeter contra los aficionados y a sancionar con urgencia. Si pasa algo en los campos de los dos grandes, se callan y esconden en sus agujeros de inmundicia. Que las reglas del juego impiden a unos inscribir jugadores, allí que van los políticos a bajarse los pantalones y establecer cautelares que jamás tendrán resolución. ¿Han cerrado la grada del Bernabéu por gritos racistas, xenófobos y el lanzamiento de objetos? Están esperando.
Lo que resulta curioso es que ambos tengan como enemigo común a un tipo que se desvive por hacerles los únicos competidores legítimos de la liga, Javier Tebas.
Impacta que todo esto ya lo hagan a la luz del día y no en oscuros parkings, como el que les han regalado desde el Ayuntamiento de Madrid en una esquina, por ejemplo, o por la noche en algún puerto como el de Barcelona. Ya ni se esconden para hacer sus chanchullos. Van a pecho descubierto y lanzando cortes de manga. Falta que se morreen en el palco la próxima vez. La verdad es que en la próxima reunión de La Liga o similar que haya y acudan Laporta y Pérez, los demás equipos, salvo aquellos que asumen ser filiales de hecho, tendrían que gritar «¡Que se besen, que se besen!» y que Uribes ejerza de anfitrión del beso.