Algunas personas dicen que Donald Trump no sabe ni dónde está España. Que no lo sepan muchos estadounidenses no quiere decir que no lo sepa alguien que ha estado en el país varias veces. Si lo hacen para reírse de él, mejor que miren lo que hay en el propio país; si lo hacen como disculpa, mejor que piensen que los idiotas pueden ser ellos. Si Trump ha dicho que sitúa a España con los BRICs y va a subir los aranceles al 100% no es por no saber, bien al contrario sabe perfectamente por qué lo dice. Y en todo esto quienes quedan retratados son las gentes de Vox y otra persona.

Trump es un patriota de corte clásico estadounidense, de esos que hacen de la doctrina Monroe un manual y del espacio vital una forma de gobierno. Nada que reprocharle pues es soberano en su país y él sabrá si es lo mejor para los estadounidenses. En Vox piensan de forma similar, son soberanistas o patriotas que quieren hacer más grande a España, que recupere su capacidad de establecer autónomamente sus políticas y que no vaya por ahí agachando las orejas frente a la entente globalista. Por ello comparten con el trumpismo ethos familiar común. Nada reprochable tampoco.

Ahora bien, visto que el presidente estadounidense ejerce su soberanía fastidiando a los españoles ¿qué van a hacer en Vox? Les alegra porque entienden que el espíritu de época del wokismo globalista está feneciendo, pero ¿qué van a hacer para proteger los intereses españoles frente a su supuesto amigo? Santiago Abascal fue invitado a la ceremonia de toma de posesión, con toda la pompa y circunstancia chabacana de la que son capaces los estadounidenses, pero ahora debe ser patriota y defender los intereses españoles frente a su amigo. ¿O no?

Los aranceles del 100% no son culpa de tener a Pedro Sánchez de presidente. Ni lo tiene en consideración. Es como un mosquito que con repelente acaba desapareciendo. Pero los agricultores españoles, esos por los que dice preocuparse Abascal, sí que se ven perjudicados. De hecho, en la anterior legislatura ya atacó a la exportaciones de vino y queso manchego español y nadie dijo nada. M. Rajoy porque no debió ni enterarse y Sánchez porque le perseguía por los pasillos para que le diese la mano. Ahora le toca a Vox, como único exponente del patriotismo y el soberanismo, protestar o pedir que se impongan los mismos aranceles a las exportaciones estadounidenses. Tienen que ser punta de lanza de esa defensa de lo propio que haga a España más grande.

Su otro amigo Javier Milei está en la posición de apertura total de fronteras, le da igual lo patriótico, si hay que vender toda la materia prima argentina, se vende; si hay que dejar que todas las empresas sean estadounidenses, se deja; su modelo no tiene nada que ver con Trump, es puro economicismo. Abascal está obligado, salvo que quiera ser visto como un muñeco al que cualquiera le mete la mano por debajo para manejarle, a enfrentarse al presidente estadounidense en defensa de los productos españoles. Solo así tendrá credibilidad frente a los españoles. Algo que podría utilizar contra Sánchez y el PP que no harán nada porque nunca lo han hecho. Por muy amigo suyo que sea, debe confrontarle. ¿Lo hará? Se duda.

Otra que podría decir algo, que no lo hará porque su vida es la demagogia, es Isabel Díaz Ayuso, a la que el trumpismo no le gustaba hasta ayer mismo que mandó un mensaje en redes sociales donde solo le faltó pedirle en matrimonio. ¿Se quejará directamente a Trump por los aranceles? ¿Sabe lo que son los aranceles? ¿Sabe algo que no le escriba MAR? A tragar y a decir que la culpa es de Sánchez, pero cuando era Rajoy tampoco se quejaban. No son patriotas, son jetas.

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