Fuente: RM web/Sara Gordon

Hay un hedor en el aire. Por toda España llega ese olor a miedo que se desprende desde la avenida de la Castellana de Madrid. Al principio era un simple olorcillo, una especie de aroma de pavor que no impregnaba el aire, pero ahora es un hedor profundo, cual sobaco sin desodorante a las siete de la tarde, un día de finales de junio, en el metro. Tienen miedo, mucho miedo. No lo van a reconocer porque la prepotencia inherente a su carácter se lo impide pero el olor revela su secreto, tienen miedo. Han sido siempre como los vikingos de la historia de Asterix, pero ahora lo conocen, lo sufren en sus carnes y no pueden con ello.

Llevan ya un tiempo diciendo que el nuevo formato de la Champions League es peor que cualquier otro anterior, que no decide nada —ellos de momento tienen que jugar una ronda previa, como otros “grandes”—, que carga el calendario —pero Carlo Ancelotti está encantado con esos dos partidos extra para mantener el ritmo—, que no hay buenos partidos… pero eso no es más que producto del pavor que tienen a una cierta igualdad competitiva que se ha establecido. O aprietas en todos los partidos, o te queda jugártela en una primera fase.

Lo que no comentan los miedosos es que de los cuatro equipos españoles, dos están en octavos, quedan fuera los miedosos y el Girona que debutaba y no se ha enterado de qué va esto. De los cuatro ingleses, se han clasificado directamente a octavos tres equipos, con la sorpresa de un mal Manchester City que ahora causa pavor. Las dos mejores ligas han metido a cinco equipos entre los ocho mejores de la liga clasificatoria. ¿Quiénes no están? Los que se toman a broma todas las ligas previas porque siempre había dos peores a los que vencer cómodamente y tener dos partidos de descanso. En cuanto la competencia sube, el brillo del miedo aparece en sus ojos.

El nacionalmadridismo ha salido en tromba porque tiene miedo. Como sólo disfrutan de la Champions, quedar fuera tan pronto les produce auténtico pánico, más si en octavos de final se tienen que enfrentar a dos equipos duros, y en semifinales a otro ogro. Están acongojados por lo que se les viene, aunque nadie duda que el rival en la fase de dieciseisavos será el Celtic de Glasgow. Por ese poder quedar apeados antes de tiempo. Por esos partidos de más que pueden hacer despistarse a más de uno en liga y en copa. Por tener que viajar fuera de Madrid pues estaban acostumbrados a no moverse de la comunidad autónoma durante el mes de febrero por esas cosas del calendario amañado de liga y federación. Miedo a no ser los que controlan el cotarro, como ha quedado claro de las declaraciones del presidente de la federación Rafael Louzán y el mandato de Florentino Pérez.

Como el miedo les tiene compungidos intentan traspasar el mismo a otros equipos, como el Atlético de Madrid, equipo cuyos aficionados no hacen más que consumir nacionalmadridismo mediático. El Atleti no tiene miedo sino que está deseando que vengan, si es que llegan, par darles simeonitis en vaselina —por cierto, no hay nada más tierno y más indicativo del miedo que los intentos de querer ver algo malo entre padre e hijo—, ya se han llevado por delante a otros grandes equipos y la sangre en el ojo no se les va a quitar a los jugadores. Sabiendo que compiten contra trece jugadores, irán a por todas, con todo. De ahí el miedo que tiene el florentinato, aunque intentarán que les toque el Bayer Leverkusen por aquello de que Xabi Alonso es amigo y dolería menos porque algún día entrenará al equipo de la Castellana.

No se dejen engañar los que tienen miedo son ellos. No se fían de sus propios jugadores porque, como a los boxeadores que parecían imbatibles, les han dado un golpe en el hígado que les ha hecho daño de verdad. Han sentido el dolor y ahora temen que cualquier golpe, por pequeño que sea, les pueda hacer doblar la rodilla. Ellos tienen miedo y lo demuestran con ese nerviosismo por los posibles cruces, por el formato de la competición, por el césped —¿recuerdan lo que se han reído de Xavi?—, por el City que llegaría sin nada que perder en una mala temporada, por todo tienen miedo. Que sigan teniéndolo es trabajo de los demás equipos.

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