Mucho parloteo y gallardía impostada pero la realidad es bien distinta, a los de Vox se las cuelan todas y se lo hacen todos. Más que todos PSOE y PP. Da igual que sea en una comunidad autónoma, que en un ayuntamiento que en el parlamento, acaban entrando al trapo como torillos pegándose un topetazo con la barrera. Luego ya, sin cuernos, en vez de esconderse en una cueva un par de días, aunque sea para purgar pecados, salen en tromba con cualquier estupidez que no interesa a nadie.

La última ha sido que han votado a favor de conmutar penas a los etarras que habían comido cárcel en Francia antes de ser juzgados en España. Txapote, el asesino de mirada desafiante e inmisericorde saldrá antes de prisión gracias a los votos de Vox, PP y PSOE. Lo de Pedro Sánchez ya no asombra porque ha pisoteado tanto las tumbas de sus compañeros asesinados que parece que disfruta con ello. Algo freudiano que le ayuda a aumentar su narcisismo. Lo del PP también tiene su aquel porque no se les cae ETA de la boca, pero como son la parte derecha del sistema globalista no extraña. Pero ¿Vox? ¿Qué necesidad tenía Vox?

Al ser un grupo minoritario en la derecha, y ya que gobierna la supuesta izquierda, Vox podría votar no a todo lo que se presente en el parlamento. Da igual que sea algo que impone la Unión Europea, una declaración de amor a Isabel la católica o expulsar a todos los inmigrantes. Para Vox es gratis votar negativamente a todo lo que proponga el gobierno. Es más, si se piensa bien, les podría ayudar a minar los apoyos del PP. El problema es que no deben pensar mucho en la dirección del partido. Están tan a sus tonterías ya apariencias que se les olvida trabajar y pensar.

Porque, por más que salgan con ocurrencias de niño de 1º de primarias en el hemiciclo, al final se acaba comprobando que lo de trabajar no es lo suyo. Si se les tirase una oferta de trabajo en una reunión de grupo saldrían corriendo despavoridos. Y ¿por qué se dice esto? Porque la famosa cláusula que han votado a favor pasó antes por la comisión de Justicia del parlamento. No pueden decir que es algo que les han colado a última hora sino que sabían perfectamente lo que votaban, salvo que ni se hubiesen leído los papeles, que es lo que se sospecha con toda la razón. Si saben que Sánchez es un mentiroso y un trápala ¿por qué no revisan cualquier papel que salga de Moncloa como si fuesen Hercule Poirot o William Murdoch? Al final parece que están en política para llevárselo crudo y montar dos o tres espectáculos.

De Sánchez saben que no se deben fiar pero lo mismo pasa con el PP. En donde han hecho pactos, que luego se han roto, han hecho todo lo que el PP quería y lo que ellos deseaban (como ciertas cuestiones lingüísticas) se ha perdido en la noche de las comisiones parlamentarias. Díaz Ayuso les chuleó todo lo que quiso y más hasta que ya no le han hecho falta y hoy son un reducto de graciosos alborotadores madrileños. Lo mismo ha sucedido en Castilla y León. En realidad, donde gobierna el PP, ¿tienen los ciudadanos constancia de la existencia de Vox en sus instituciones? Y donde gobierna el PSOE tampoco es que se les oiga mucho y cuando aparecen, como en Castilla-La Mancha, es para decir estupideces.

No son los más tontos del parlamento porque Podemos y Coalición Canaria siguen estando por allí, pero la realidad demuestra que se las cuelan una, dos y tres veces si hace falta. Eso sí, preguntan muy cabreados al gobierno si Santiago Abascal sería entrevistado en La revuelta de TVE1. Lo más importante para España y los españoles es que su dirigente máximo aparezca en la tele haciendo el tolai. El mayor problema de España es un programa de televisión. Mientras, votan la liberación de asesinos etarras. Normal que echen espuma por la boca sus votantes.

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