Caspa, cutrez y un intento fracasado de chovinismo. Porque ni para soberanismo le llega a la muchachada de Vox. El Viva España 21 tuvo un amplio eco, con unos discursos que calaron en cierta capa de la población y demostró cierto poderío organizacional del partido verde. Viva España 22 ha sido justo lo contrario, ni demostración de fuerza, ni discursos, ni soberanismo, ni historia de España, ni nada. Cutrez por todas partes, caspa y mucha perplejidad de la población ante el espectáculo. Ni un tradicionalista o un soberanista (incluso ni un fascista) es capaz de caer en ese ridículo tan espantoso y soez para la inteligencia.
Si quería Santiago Abascal sorprender con los invitados y que su discurso tuviese un sentido moral y político, no lo ha conseguido. En la misma semana en que se ha sumado al sionismo de la corrección política, aparece en un festival casposo, rodeado de neoliberales libertarios que quieren acabar con cualquier tipo de comunidad, metiendo la pata en cuestiones históricas y para rematar se vanagloria de Donald Trump mientras proclama que él defenderá a España como nadie lo ha hecho. Quien esté asesorándole ahora en temas de comunicación y de discurso debe ser un espía del PP, como poco, porque peor sólo lo hacen los dos amigos pepiñistas de Pedro Sánchez.
Trump, el hombre que quiso arruinar el campo español
Queda muy bien que Trump aparezca desde su jet privado mandando un mensaje a las gentes de Vox. Todos los medios publican eso… y ya. Salvo Ok Diario y el medio de El condenas, no se comenta mucho más. El católico El debate sí coloca algo por aquello de que dicen en Vox que defenderán los postulados católicos… mientras no condicionen lo económico, que es intocable. Y más después de escuchar a ciertos personajes invitados. Giorgia Meloni cubre la cuota católica, junto al primer ministro polaco, pero el resto venderían su alma con tal de ganar seis dólares.
Lo paradójico de la presencia de Trump es que, cuando era presidente de EEUU, impulsó el veto (mediante impuestos especiales y fronterizos) a productos del campo español. El Queso manchego sufrió ese veto; la aceituna negra de mesa sufrió ese veto; el vino a granel sufrió ese veto; las conservas de verduras y frutas sufrieron ese veto hasta perder unos cuantos cientos de millones de euros. Y a Vox no se le ocurre nada mejor que traer a un enemigo de España a hablar de lo que a él le interesa. Nada de amistad, imperialismo económico que la dirigencia de Vox acepta sin rechistar. Será que esperan colocarse en alguna empresa de allí o algún lobby á la Aznar.
¿No había nadie mejor que la princesa de Éboli?
Si ha habido algo casposo en el evento de Vox ha sido la presencia de 52 personalidades de cada provincia española. Los disfraces podrían haber sido bastante mejores (¿no sale Cayetana Álvarez de Toledo a quejarse?) y la elección de los personajes… también. Lo que ha quedado demostrado es que en Vox hablan mucho de historia pero no han debido leerse un libro medianamente serio ni juntándose toda la ejecutiva. ¿De verdad que por Guadalajara no había un personaje mejor que la princesa de Éboli? Colocar a este personaje es no conocer la historia de España y del reinado de Felipe II. Sí, el de imperio donde no se ponía el sol y demás.
La princesa de Éboli fue encerrada por el rey por tráfico de información y traición, ya que junto a Antonio Pérez, secretario de Estado del rey, vendían los secretos de España. También se cuenta que fue amante del rey y del susodicho Pérez y que aquello sentó a cuerno quemado a Felipe, pero la realidad es que traicionó a España con su amigo-amante (Inglaterra atacó Cádiz por esos secretos) y casi provoca una guerra civil. Y a esta mujer la ponen como ejemplar de la provincia de Guadalajara. Salvo que haya algo subliminal (como la aparición de Trump) parece que es meter un poco la pata. Tenían a fray Alonso de la Veracruz, ya que les gustan las cosas imperiales, fundador de la Universidad de México.
También gracioso es utilizar la imagen, individualizada, de Isabel I de Castilla, la católica, como símbolo de la unidad de España dejando de lado a Fernando II de Aragón, el católico, sin cuya presencia no hay unidad. Es complicado pensar en términos de cambio del medievo a la modernidad (Fernando fue uno de los personajes que inspirarían a Maquiavelo), pero no hay que ser muy listo para pensar la unidad de España bajo los reyes católicos, Isabel y Fernando, tanto monta, monta tanto. Vamos que en historia habría que ver qué notas sacaban.
Vox no es fascismo sino libertarismo con disfraz
Desde que apareció Vox, aupado por los medios de comunicación para acabar con Ciudadanos y ver qué pasaba con el PP, se dijo en estas páginas que nada tenía que ver con el fascismo. Que haya franquistas en sus filas no empece para catalogarles como fascistas (el propio Franco no lo fue). Es cierto que eso pone cachonda a cierta izquierda sin ideas y entregada al globalismo, pero los tiros no van por ahí y cada vez se demuestra más. Los soberanistas que hay en Vox son minoría frente a los neoliberales libertarios. Esos que mientras con una mano cogen el dinero del diablo, con la otra intentan aparentar ser católicos. Y en el programa de Vox no hay nada que se aproxime, ni de cerca, a la Doctrina Social de la Iglesia.
Y para demostrarlo se traen al argentino Javier Milei. Un tipo que está a favor de que las personas vendan sus órganos pues es un mercado más. Un tipo que no pone muchas pegas a los vientres de alquiler, pues es un mercado más. Un tipo que pide que cada cual se pague su seguridad, es decir, que no haya policía en sí. Un tipo que carece de una mínima moral y cree que la dignidad de la persona está en su cuenta corriente. Eso es realmente Vox. Esto es lo que pone cachondo a Espinosa de los Monteros, a Abascal y demás, no lo de hacerse pasar por patriotas y católicos. La patria que defienden es su cartera. Y ¿esto es respeto por el cristianismo como pedía el vicepresidente polaco? Ultraliberales con banderitas (todas las posibles, además).