Uno de los grandes errores que cometen los mandatarios de los países que tienen elevadas cifras de ciudadanos emigrantes es olvidarse de éstos y centrarse en la política nacional que afecta sólo a quienes siguen viviendo en la nación. Hay casos, como es el caso de República Dominicana, en que su Jefe de Estado es global, puesto que tiene migrantes en los países más importantes de Europa y Norteamérica.
Luis Abinader sabe que esto es así. No en vano, hace años fue uno de los apoyos para crear la Asociación Dominicana de Ultramar en España. Del mismo modo, el actual presidente dominicano conoce a la perfección de la importancia que para la economía y el desarrollo del país tiene la diáspora.
Por esa razón, a pesar de tener una agenda apretadísima en su reciente viaje a España, Abinader no olvidó a la comunidad dominicana que residen en Madrid y realizó una visita a una de las zonas de la capital española con más presencia de nacionales: el distrito de Tetuán.
Al recorrer las calles de esta zona, Luis Abinader no se centró sólo en hacerse la foto sino que se detuvo en algunos comercios donde sostuvo conversaciones con varios grupos de dominicanos alegres porque su presidente no se había olvidado de ellos.
Muchos de estos dominicanos estaban asombrados de que Abinader estuviera allí, que les diera la mano, que conversara con ellos y que mostrar la cercanía al no poner ningún problema para fotografiarse con todo el que lo solicitaba.
La presencia dominicana en este distrito de Madrid es importante, no sólo en el sentido habitacional, sino que la comunidad ya forma parte de la estructura económica del barrio con negocios de peluquería, hostelería, agencias de envíos de remesas o locales de retail minorista, por citar algunos.
Los éxitos en las gestiones realizadas por Abinader en España para el sector turístico hubieran estado vacíos si no se hubiera acercado a estar con su pueblo y, sobre todo, si esos ciudadanos dominicanos no hubieran sentido que la presencia de su presidente era solo testimonial o diplomática.
El verdadero éxito de Abinader, más allá de las repercusiones económicas de este viaje a España, es el del reconocimiento de la importancia de la diáspora para República Dominicana. Ese reconocimiento es lo que le distingue y, sobre todo, es lo que causa sorpresa en Latinoamérica, Estados Unidos y la Unión Europea, es decir, el testimonio de un presidente que sabe que no sólo gobierna para los que viven en el país, sino que sus acciones también tienen una repercusión en aquellos que tuvieron que migrar y se encuentran a miles de kilómetros.
La importancia de la diáspora para el desarrollo dominicano
Abinader sabe que no puede dejar de lado la simbiosis que existe entre el crecimiento de República Dominicana y los dominicanos de la diáspora y éstos saben que se verán favorecidos gracias a la gestión del actual presidente.
En estos días pasados se ha hecho mucha referencia, y ha causado mucha sorpresa internacional, los datos del turismo en época de incertidumbre. Sin embargo, y esto es algo que Abinader tiene muy en cuenta, la diáspora iguala en ingresos en República Dominicana a la suma de los ingresos que obtenidos por turismo el turismo y las exportaciones.
En una situación pandémica, de crisis económica mundial, la gestión de Abinader ha provocado el incremento de las remesas llegadas de la diáspora. En concreto, según datos del Banco Central de la República Dominicana (BCRD), el total de flujos entrantes en este año alcanzó los 10.402.5 millones de dólares, 2,183.2 millones más que el mismo periodo de 2020. Esto supuso un 26.6% de crecimiento interanual, siendo este el mayor nivel alcanzado históricamente, dado que en 2019, el año previo a la pandemia, el volumen de remesas recibidas alcanzó 7.087 millones de dólares. Por tanto, el incremento ha sido de más de 3.000 millones.
La visita al distrito de Tetuán demostró que el presidente Abinader tiene muy presente esta realidad y, sin duda, en breve dará respuesta social, humana, democrática y política a la diáspora en toda su magnitud. La imagen de los hombres y mujeres de República Dominicana, vía la diáspora en todo ultramar fortalecerá el liderazgo en el presente y en el futuro de Abinader en Latinoamérica, Europa y Norteamérica. Y, del mismo modo, la diáspora se verá beneficiada de las políticas que desde Santo Domingo se aplicarán pensando en quienes tuvieron que emigrar pero que dejaron su corazón y su alma en República Dominicana porque, como dice un proverbio gallego sobre los emigrantes, «quien piensa que la distancia les hace olvidar, olvida que la nostalgia les hace recordar».