La crisis económica global de 2008 enseñó muchas cosas. Una de ellas fue que los datos de crecimiento macroeconómico de los países no tenían por qué tener una traslación en la situación de la real de la ciudadanía.
Tanto en Europa como en Norteamérica se podía comprobar que, mientras la economía se iba recuperando tras la quiebra de Lehman Brothers, las cifras de empleo bajaban, la desigualdad se disparaba y los estados priorizaban esas cifras macro frente a la microeconomía del día a día. En algunos países europeos, como España, la situación previa a esa crisis aún no se ha recuperado.
Sin embargo, República Dominicana está viviendo del nuevo estilo de gobernar de Luis Abinader y esas cifras macro, que son tan positivas y que muestran la eficacia de la gestión del actual presidente, sí están teniendo una traslación directa en las condiciones de vida del pueblo dominicano. Todo ello, además, superando las graves dificultades de las actuales crisis globales, provocadas por los juegos de las grandes potencias, y que, en ningún caso, son responsabilidad de la Administración Abinader.
Tal y como publicó Diario16, República Dominicana se ha colocado en la vanguardia mundial del crecimiento económico con un 5%, según las cifras publicadas por el FMI, situándose por encima de potencias como España (4,8), China (4,4), Canadá (3,9), Estados Unidos (3,7), Reino Unido (3,7), Francia (2,9), Japón (2,4), Italia (2,3), Alemania (2,1), México (2) o Brasil (0,8).
Ni siquiera la oposición, que busca cualquier pequeño detalle para crear crisis nacionales que no existen a través de un lenguaje populista y con técnicas de comunicación basadas en la manipulación más absoluta, puede rebatir estas cifras puesto que son del Fondo Monetario Internacional.
La nueva forma de gobernar de Abinader, desconocida en República Dominicana desde el año 2004, tiene como consecuencia principal que ese crecimiento económico se traslada a la ciudadanía y el mejor ejemplo de ello son los datos publicados por Naciones Unidas respecto a los niveles de pobreza.
Según la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), República Dominicana, junto a Panamá, son los países que logran una mayor reducción de las cifras de hambre en la región de Centroamérica y Caribe.
La FAO es contundente cuando sentencia en su informe que estas cifras sólo pueden ser explicadas «por el paquete de medidas que el gobierno [de Luis Abinader] desplegó para la contención de las familias ante la pandemia, como la ampliación de cobertura del programa Supérate, aumento de la producción de los alimentos de la canasta básica, apoyo a la siembra directa, tasa cero y otras». Esto supone «un logro significativo para el país ante la situación actual de crisis alimentaria mundial».
El esfuerzo que está haciendo la administración Abinader es ingente para que la crisis global no tenga un impacto directo en la ciudadanía y que el crecimiento económico sí tenga un efecto en el pueblo. Pero este es el nuevo modelo de gobierno que el presidente dominicano aplica que está basado en la máxima de que el Estado está al servicio de todos y cada uno de los ciudadanos dominicanos. No se puede permitir que los buenos datos macroeconómicos no tengan una traducción en el incremento del bienestar de la ciudadanía. Para eso está un presidente, no para trasladar la banda en actos vacíos de efectividad y plenos de populismo. Ese no es el estilo Abinader. No lo ha sido desde agosto de 2020 ni lo será en el futuro.