El revuelo informativo de los deportes en España no está por la holgada victoria del Atlético de Madrid que le mantiene en el liderato; ni en el empate del Real Madrid; ni en la contundente victoria del FC Barcelona en la final de copa del rey; no, está en el invento de la NBA futbolística que tanto tiempo lleva soñando Florentino Pérez: la Superliga europea. Remedo de la secesión de las élites que se lleva tiempo vislumbrando en las sociedades occidentales o grupo cerrado de ricachones del fútbol (con algunos invitados) que no piensan en repartir con los demás equipos los dineros que llegan a la competición.
Como era lógico FIFA, UEFA y diversos gobiernos (incluido el español, aunque de forma un tanto timorata) han puesto el grito en el cielo ante esta secesión de doce equipos (más tres que se han rajado a última hora, de ahí la previsión de quince fundadores) y han amenazado con sanciones. En España, los máximos valedores de la secesión del duopolio –tanto es así que trafican con arbitrajes si hace falta- el presidente de la RFEF, Luis Rubiales, y el presidente de La Liga, Javier Tebas, han señalado con el dedo y han hablado de insolidaridad y de querer acabar con el fútbol. La verdad es que ambos deberían estar un poco tapados porque el primero pidió que hubiese más partidos Real Madrid-Barça durante La Liga, se lleva la final del engendro llamado Supercopa a países árabes y en cuanto el viudo con gafas se quejó del arbitraje comenzaron “de forma casual” las trampas. El segundo, Tebas, lleva vendiendo su producto con el duopolio como única ventaja competitiva y por ello les surte de millones –aunque parece que no son suficientes- para que sigan estando al frente de la competición. En caso de error se usa la opción Federación. Los mismos que han creado un sistema de ricos y pobres ahora se quejan de ello. Se quejan porque no pueden trincar del negocio habría que pensar.
No sólo federaciones, otros equipos excluidos y jugadores se han quejado (aquí el resumen que ha hecho Rubén Uría) sino que aficionados de los propios equipos implicados en la Superliga se han rebelado. Por mucho que sus equipos se garantizasen 350 millones de euros como fundadores, no tragan con ese fútbol de ricos. Evidentemente cualquier aficionado agradece enfrentamientos entre los grandes de Europa pero no tanto si son todos los días y a todas horas. La emoción está en el no abuso. Está en batallar contra el Manchester City un miércoles en unos cuartos de final y sacar fuerzas para pelear contra el Eibar en Ipurúa al sábado siguiente. Esa épica es la que gusta a la mayoría de los aficionados al fútbol… salvo los que creen que es como en el juego de la videoconsola o son del duopolio. A este tipo de personas sólo les interesa llenar el equipo de los jugadores que venden algunos periodistas como si fuesen Sócrates redivivo. Por cierto, Sócrates (con su democracia corinthiana) se habría opuesto a este chanchullo.
En España han sido los aficionados del Atlético de Madrid, entre los equipos fundadores, los que se han rebelado ante el dúo Forbes. A Miguel Ángel Gil y Enrique Cerezo les han puesto encima de la mesa 350 millones de euros (más 200 más para pagar el estadio) y se les han hecho los ojos chiribitas. Piénsese que cuando se hicieron con el control del equipo, según sentencia judicial, no pusieron una sola peseta y sin embargo han sacado millones de euros de la SAD. Tras ser los edecanes de Florentino en este asunto, pues los inversores no querían al Atlético como equipo fundador sino al Sevilla (equipo que se fundó a.C.), y con más miedo que vergüenza, es de suponer que habrá presionado el israelí Idan Ofer (propietario del 32% del equipo) para dar este salto porque, siendo una persona seria y ligada a fondos de inversión potentes, les tendrá ya calados y no quiere perder su inversión. Si hay dinero para paliar la deuda que el dúo Forbes ha generado, Ofer les habrá collejeado hasta que se le pusiese la mano roja para que aceptasen entrar en el negocio.
Son muchas las muestras de aficionados rojiblancos que han dicho no. Peñas, federaciones de peñas, asociaciones de aficionados y personas de forma individual han advertido que hasta aquí se ha llegado con las trapacerías del dúo. Les quitaron el equipo, les quitaron el estadio, les quitaron el escudo y ahora les quieren quitar el alma. Pensar que la sociedad no tiene vínculos, que no existen los grupos de afinidad como hacen estos tiburones del dinero fácil, es no entender no ya el fútbol, sino la vida. El dúo Forbes sólo entiende de beneficios económicos que les permite subirse el sueldo, incluso en plena crisis coronavírica. Lo deportivo se la trae al pairo y han visto una oportunidad de negocio inmejorable, aunque la Superliga les haya tratado como ratas. No les importa arrastrase si con ello consiguen una moneda. Los aficionados que han salido en masa a protestar no piensan en el dinero sino en lo que significa el fútbol más allá del propio fútbol. En lo tribal. En lo emocional. En lo vital. Nada que ver con lo económico.
Es que, además, cualquiera con dos dedos de frente sabe que por mucho millones que les den a los del palco Forbes no van a hacer fichajes fascinantes. Van a seguir como hasta ahora, comprando por veinte, vendiendo por setenta y reinvirtiendo 15. Pagarán el estadio por presiones del israelí y poco más. A hacer negocietes con unos representantes nada más y con ciertos equipos. Bueno, esto lo podrán seguir haciendo si el Cholo Simeone sigue porque de irse volverían los tiempos del plomo. Vamos los normales de esta gente. Seguro que hay aficionados que piensan que todo irá a mejor y que ficharán a Mbappé, la realidad es que vendrá el hijo guapo de Rafael Wicky como siempre han hecho. Por el camino, la mayoría de aficionados dejará su abono y de acudir al campo. Algo que alegrará al dúo Forbes que tendrán más asientos que vender en agencias turísticas a personas asiáticas. Pero lo que hacen con los aficionados atléticos esta gente es peor que llevar un cilicio. Aunque perder a la masa social, hoy que parece tiempo de bonanza, puede ser un desastre para sus bolsillos a no mucho tardar. Da igual, prefieren siempre barcos sin honra.
Post Scriptum: Cuando terminaba de maquetar este artículo me han llegado noticias. Una, que no importa mucho, es que su florentineza explicará en El chiringuito (como si estuviese en las oficinas del Bernabéu) lo de la Superliga. Ergo toda la prensa se pondrá a repetir lo que allí diga.
Dos, el gobierno español pide a los tres equipos que negocien con FIFA/UEFA, consigna que ya ha sido filtrada desde la propia Superliga. Huele a hacer una Euroliga como la de baloncesto (sí esa misma que ha arruinado ese deporte) y bajo control del viudo con gafas y sus amigos inversores.
Última puntualización. En esta ocasión no he puesto mensajes de la gente del Atlético porque son capaces de comenzar una razzia con ellos, como han hecho con algunos periodistas deportivos críticos en el pasado.