Tras conseguir que la derecha catalogue a Felipe de Borbón como Felpudo VI –ya ha salido la prensa mamadora del régimen a señalar a la ultraderecha cuando todo el mundo sabe quién ha provocado el tema-, Isabel Díaz se ha lanzado a dejar claro que, además de republicana, es defensora de la independencia de Cataluña. Con una pequeña y nimia salvedad, que ese proceso de secesión se lo paguen los catalanes y no le cueste dinero a los madrileños. Si no se lo creen escuchen las declaraciones que ha recogido el diario El español, ver más abajo, y que señaló el periodista de La sexta Josué Coello.
No puede decir que se hayan malinterpretado sus palabras, Díaz dice lo que dice, que pueden promover la independencia si se lo pagan ellos. No es que se haya vuelto loca y se dentro de tres días vaya a ir corriendo desnuda con sólo la estelada cubriendo sus partes pudorosas por Las ramblas barcelonesas. Como le pasa a su jefe de filas, le ocurre que habla sin pensar, que habla demasiado y que tampoco es que sea la mujer más lista de España. Es lo que pasa con el populismo/demagogia que se exagera tanto y se dicen tantas burradas día tras día que, al final, se acaba diciendo lo que no se quiere decir. Si ayer se contaba que Pablo Casado había cometido bastantes errores históricos por ignorancia, hoy queda patente que Díaz ha metido la pata hasta el corvejón.
Es obvio que cualquiera del PP no quiere la independencia de Cataluña porque así lo sienten –no porque tengan una opinión sensata o una propuesta concreta sobre España como Estado-nación-, porque les han metido en vena que España es una unidad de destino en lo universal, porque son tan nacionalistas como los secesionistas de Cataluña o País Vasco y no cavilan sobre el sentido de la nación. Pero cuando mezclan los dos nacionalismos acaban admitiendo que los otros tienen razón siempre y cuando no les cueste dinero. Entienden que si son los empresarios catalanes los que tienen que pagar la secesión se negarán. El problema es que los empresarios catalanes ya están pagando el proceso secesionista y no se les ve muy preocupados porque entienden que, de darse la secesión, serían una especie de Suiza mediterránea. Es más, igual todos esos empresarios que han trasladado la sede fiscal a Madrid se lo pensarían para volver.
O en realidad es que es una nueva muestra de la pobre calidad de la clase política española en general. Como les gusta un micrófono más que a un tonto un lápiz, acaban metiendo la pata. Tienen la suerte que como hoy no existe información sino sensacionalismo en los medios de comunicación, mañana se olvidará y pasarán a la siguiente estupidez. No es problema de ellas y ellos que son oligarquía sino de quienes no tienen un pensamiento crítico respecto a lo que les llega. Sean del partido que sean las personas deberían tener un poco menos de tragaderas con los propios. Da igual que su partido no haga más que soplar y sorber; que después de décadas siendo feminista vaya a apoyar que un señor con un rabo como un roble de gordo se autocatalogue como mujer lesbiana y pueda entrar en los vestuarios de mujeres; que después defender la unidad de España se acepte la independencia; que se vaya a la UE a mentir para dañar España; o que lo que suceda mañana.