No apoyarán la convalidación del decreto ley que el gobierno del PSOE utilizará para la exhumación del cadáver del dictador Francisco Franco. Sólo se abstendrán porque no es una urgencia, porque no les gusta cómo se va a realizar y porque no quieren aparecer como franquistas… aunque lo sean en el fondo. Sí, Albert Rivera no deja de ser un franquista camuflado que vende su amor por Suárez (otro franquista) y por John F. Kennedy, pero cuya política se acerca más a la defendida por el anterior régimen dictatorial. Eso sí, un franquista democrático que no quiere que se vean en los intersticios del Estado y del sistema ese poso que dejó la dictadura en las estructuras del Estado.
La abstención no deja de ser un subterfugio para que no les señalen más con el dedo como lo que son en el fondo. Y no sólo por la exhumación del dictador, sino por otras cuestiones que se verán párrafos más abajo. Ya se fueron del Parlament para no aprobar un texto de denuncia del franquismo con excusas similares a las ofrecidas ayer, a lo que añadir la crítica contra el independentismo. Como suele ocurrir en otros casos, Rivera y su alegre muchachada de Ciudadanos ponen excusas que pueden parecer objetivas y hasta lógicas pero que encierran la verdadera razón de sus intenciones. Un uso del espectáculo y el teatro político más para ganar votos mediante el populismo del sistema que es su núcleo irradiador de estrategias. Aprovechan la maraña informativa, la distorsión de los mensajes, el ruido en el canal comunicador para parecer lo que realmente no son. Y como el sistema les permite ese juego porque es el propios sistema el que ha colocado a Ciudadanos donde está se acaba engañando a las personas.
Rivera, en entrevista realizada en Onda Cero, no comparte “que la exhumación de Franco se haga por decreto ley, no es una urgencia y no lo haríamos así y sin contar con la mayoría parlamentaria” todo ello “después de 40 años”. Lo de la urgencia o no ya ha dicho su “amado” Tribunal Constitucional que lo dictamina el gobierno y como él no es gobierno pues poco o más puede hacer. Pero en la frase hay dos cuestiones que destacan. Por un lado afirma que el gobierno de Pedro Sánchez lo hace sin mayoría parlamentaria. Todo esto sin haber contado quiénes apoyarán y quiénes no. Por tradición es de suponer que PSOE, Podemos, IU, Mareas, En Comú Podem, Compromís, ERC, PDeCAT y PNV seguro que dicen que sí. ¡Anda si es mayoría parlamentaria! Sólo quedarían fuera los partidos de derechas como Ciudadanos y PP. Por tanto miente al decir que no hay mayoría parlamentaria, o es su inconsciente que le impide reconocer a ERC y PDeCAT como partidos ya quiere prohibirlos como buen franquista.
También destaca en la frase lo de “no lo haríamos así”. Y aquí llega al rescate de su dirigente, al que le han estado cayendo críticas desde todos lados, Begoña Villacís, la gran ideóloga de Ciudadanos para decirnos que ellos convertirían el Valle de los Caídos en el Arlington español. Una propuesta que queda muy chic, muy de marketing, pero que demuestra que ni Villacís, ni la gente de Ciudadanos debe saber qué es el cementerio de Arlington. Básicamente, por no abundar en otras cuestiones (como que los terrenos fueron expropiados a la familia del general confederado Robert E. Lee), Arlington es un cementerio donde descansas los cuerpos de aquellos soldados que han muerto en las guerras que ha mantenido Estados Unidos, incluidas las imperialistas como Korea oVietnam. También está Kennedy (que fue soldado) y el presidente Taft, así como los astronautas muertos en misiones. Es un homenaje a los caídos en guerras por el mundo. No un homenaje a los caídos en la Guerra de Secesión. De hecho el general Lee está enterrado en Lexington (Virginia). Algo muy distinto de lo que ha significado y significa el Valle de los Caídos que está ligado no sólo a una Guerra Civil contra una democracia, sino también un símbolo de un sistema fascista con miles de represaliados.
En Ciudadanos esto no lo entienden porque, al fin y al cabo, provienen todos y todas de la derecha y ven como normal que exista ese símbolo de una dictadura (ellos y ellas ganaron), al que quieren en estos momentos edulcorar mediante un artificio o mecanismo de simbología pseudodemocrática. No, el Valle de los Caídos nunca podrá ser Arlington, ni nada por el estilo porque los allí enterrados (muchos por obligación) no murieron con las botas puestas, sino vilmente asesinados en muchos casos. Es más lo “rojos” que allí están defendían la democracia, mientras que los otros defendían el fascismo (por explicarlo con simpleza para que lo entiendan en Ciudadanos). Por tanto juntar a demócratas y fascistas no parece muy buena idea. Salvo que uno quiera edulcorar a los fascistas. Pero con este mecanismo de despiste quieren en la formación naranja evitar ser vistos como neofranquistas.
Como franquista es su deseo de prohibir a los partidos que están contra España (el sistema realmente) presentarse a las elecciones; como es su deseo que se centralice el poder (aunque aquí también interviene un componente capitalista de la clase dominante), como es su táctica el alimentar el odio xenófobo; como es su deseo el nacionalismo orgánico español (igual que el de la dictadura); como es su deseo acabar con todo lo que pueda oler a izquierda, al fin y al cabo surgieron como el anti-Podemos. En realidad, salvo cuestiones estéticas y políticas menores, el programa de Ciudadanos es un capitalismo salvaje con un Estado represivo al que se llama democracia porque deja algunos “mecanismos democráticos”. Una democracia que excluye al que opina diferente por los diversos medios de dominación y exclusión del sistema. Por eso, al final, no quieren apoyar la salida de Franco del Valle, porque es una inspiración. Se abstienen por cuestión de imagen y porque desde la clase dominante les habrán dicho que no entren en eso.