“No nos representan” se escuchaba en mayo de 2011 en algunas plazas respecto a la clase política del país. Hoy esa voz no ha quedado ni en susurro. El 15-M como movimiento está muerto y hay que felicitarse por ello. Para la izquierda es una noticia estupenda pues, como veremos, quitarse en encima todo lo que podía significar ese movimiento abre la puerta a la construcción de un sujeto de emancipación y, lo que es más importante, a la conjunción de fuerzas de izquierdas. Unas fuerzas que ante el acontecimiento (como hecho posibilitador del cambio) que unidas tengan capacidad de posibilitar el proceso transformador/emancipador. Con el 15-M no era posible.
No es la primera vez que ocurre. El mayo del 68 produjo, aunque con mayor impacto, algo parecido. Destruyó buen parte de la izquierda, en este caso revolucionaria, y abrió de par en par las puertas para la llegada del contraataque neoliberal. Si aquellos dejaron a los “nuevos filósofos” posestructuralistas, éstos han dejado a los populistas. Si aquellos abrieron las puertas a la izquierda caviar, éstos a la bohemia burguesa. En ambos casos eran personas que se sumaron al jolgorio de la algarada y la rebeldía pero sin poner en duda la misma estructura del sistema. Hijos e hijas del capitalismo tienen inoculado en su habitus que no hay posible alternativa al capitalismo y a la democracia burguesa. Como los sesentayochistas en su mayoría, tan sólo aspiran a modificar algunos aspectos sistémicos.
Como explicamos al recordar las dos efemérides del año pasado (bicentenario de Marx y cincuentenario de mayo del 68), el hedonismo y la nueva izquierda fueron asimilados por el sistema capitalista pues en nada, realmente, chocaban frontalmente las demandas de esas personas con la caída del sistema. Es más, fueron utilizados como elemento contra la URSS, el verdadero enemigo en aquellos años. Las peticiones del 15-M han sido asumidas por el propio sistema, porque el liberalismo lleva en su propia génesis (sólo hay que leer a John Stuart Mill y a los utilitaristas) ese gusto por la diversidad individual. Refuerza el sentido liberal de libertad, mientras va minando la libertad real de las personas que se encuentra en lo material no lo idealista. En términos generales, el idealismo, sea empirista o puro, es fácilmente asimilable por el sistema. Es cuando se enfrenta a lo material cuando comienzan a rechinar los engranajes de la dominación.
El 15-M fue utilizado contra el gobierno del PSOE por la clase dominante, se le silenció en los tiempos austericidas y luego se le permitió mediáticamente crecer para evitar que M. Rajoy perdiera el Gobierno. La articulación del 15-M en movimientos políticos ha sido, en realidad, la pala que utiliza el sepulturero para cavar la fosa. El problema es que ha estado a punto de llevarse por delante a toda la izquierda, desde la sistémica a la antisistema. Por suerte la debacle, esperaban que sucediese como en Francia o en Italia (acabar con socialdemócratas y comunistas) para que la derecha se perpetuase en el poder, no ha sido tal. La socialdemocracia aguantó aquí, lo que tampoco es que les preocupe mucho, y se ha abierto un espacio para una izquierda transformadora y emancipadora. Una izquierda racional y materialista muy lejana de la diversidad por la diversidad, del activismo y de la individualización de la lucha.
¿Qué ha dejado el 15-M? Salvo la lucha decaída de la PAH, nada. Todas las luchas de las que han querido apropiarse eran anteriores a su llegada (marea sanitaria, educativa, feminismo o ecologismo). Es más, el 15-M ha traído elementos de destrucción para con el feminismo (queer, vientres de alquiler, etc.), para con el ecologismo (no hay una sola crítica a los grandes contaminadores planetarios, las empresas y la internet) y para con la militancia política. Porque, respecto a esto último, parece que militar en un partido o en un movimiento social es de antiguos, lo que mola es el activismo, más si es en redes y con muchos memes molones. La militancia, esa de la que carece Podemos y por eso desea las estructuras de Izquierda Unida, empero es el sustento de los partidos que siguen siendo preponderantes en España.
También nos ha dejado el 15-M el regreso del fascismo. Al arrastrar y tachar a los partidos de la clase trabajadora como antiguallas estructuras que no saben en qué tiempo viven y carecen de capacidad analítica (porque el 15-M es elitista y clasista, no se olvide), han dejado la vía libre al movimiento fascista para hacerse con esos votos de personas que no se sienten representados por quienes se llaman de izquierdas pero están en su mundo de la felicidad infinita y de las proclamas resultonas que, como se ha visto en los ayuntamientos del cambio, no dejan de ser sino parte del espectáculo. No es culpa de socialdemócratas o comunistas que haya vuelto el fascismo, con rostro neoliberal, sino de los guardianes de las verdaderas esencias del pueblo y la izquierda. Frente al populismo activista, el sistema ha respondido con el nacional-populismo de Ciudadanos y el fascismo de Vox. Dos por el precio de uno.
Y, como es evidente, el 15-M ha dejado a muchas personas dolidas (y las que quedan por darse cuenta) por sentirse engañadas. Como pasó con los “nuevos filósofos” a finales de los años 1970s, hoy el 15-M es como mucho un alegato para la defensa de los derechos humanos, algo que el sistema abraza con fervor pues fueron los primeros en inventar todo eso de los Derechos del Hombre en 1789 o los Derechos Humanos después de la II Guerra Mundial. Así que decirle al inventor de los derechos civiles y humanos que estás pidiendo más derechos civiles y humanos resulta paradójico porque te va a comprar la mercancía y te la va a vender después mediante camisetas anticapitalistas y del Che.
Y con los derechos humanos viene algo mucho peor como es el totalitarismo moralista de todas estas personas. Bastante está costando a la izquierda quitarse de en medio a la iglesia católica, ortodoxa o protestante, por no hablar del judaísmo y el islamismo, como para que estas personas vengan a imponer una nueva iglesia de la Única Verdad. Una moral bajo la cual si te postulas contra los vientres de alquiler eres homofóbico por ejemplo. Aunque, en realidad, si no les haces caso siempre serás un facha. Un totalitarismo moral que se aleja de cualquier sentido común. Represión total y negación de pensar distinto. Es escandalizarse por todo, incluso por mandar a alguien a tomar por…, hacer de ello la batalla para, en realidad, no escandalizarse por lo que importa. Te dicen que es malo que haya niños pobres y te sueltan una retahíla de medidas, de las cuales ninguna es preocuparse por los progenitores de esas niñas y niños pobres. A ver, como ya explicamos, si hay niños pobres es que hay progenitores pobres y la culpa es del sistema, no surge de la nada como parecen dar a entender todas estas mentes iluminadas. Eso sí, no se lo digas porque te criminalizan y señalan por no preocuparte de los infantes.
El 15-M ha muerto y hay que alegrarse de ello, ahora hay que irse librando de toda esa mentalidad burguesa del buenismo simplón e idealista y del populismo sistémico para que la izquierda vuelva al materialismo. Adiós a la bohemia burguesa que bastante se tenía con la izquierda caviar como para aguantar más intrusismo de la clase dominante. Eso sí dirán que somos marxistas, que no sabemos manejarnos en la complejidad, que no sabemos confrontar la globalidad… tampoco pasa nada porque ellos ni se enteran del orden global y como la geoestrategia influye en acuerdos comerciales y batallas económicas. Como son tan listos, por ejemplo, ni se han percatado que por una pelea entre EEUU/UE con Rusia los agricultores españoles han perdido muchos ingresos, pero eso sí el lenguaje performativo y una pintada en el wáter de la embajada seguro que consigue mucho. Los que venían a acabar con el régimen del 78 han conseguido reforzarlo, igualito que los sesentayochistas.