La Candidatura de Unidad Popular (CUP) presenta su programa electoral dentro de un claro marco ideológico. Es más, para cómo se mueve el mundo político, presenta un programa “fuerte” con contenido ideológico muy centrado en el rechazo del sistema capitalista (como un todo global) y marcadamente feminista. A diferencia de otros partidos, como se verá los próximos días, la CUP ha hecho el esfuerzo de exponer un programa electoral diverso y bien explicado. Con una exposición de motivo y análisis de la situación catalana que, guste o no, se comparta o no, abarca una amplia gama de temas que van más allá del propio procès y la aplicación del artículo 155 de la Constitución Española.
Contexto
Son, como el propio lema indica, 155 propuestas (claro guiño contra el artículo constitucional) de lucha en favor de los derechos sociales, la República y la Asamblea Constituyente. Reconocen que en estos años, pese a haber dado el gobierno a Junts pel Sí, no han podido incidir en su principal preocupación, acabar con la pobreza y la restricción de derechos de la sociedad catalana. Entienden, con buen tino, que las instituciones trabajan en favor del capital recortando servicios públicos y derechos políticos “para facilitar a los poderosos la obtención de beneficios y centralizar los instrumentos estatales en favor de la austeridad”.
Una lógica centralizadora del propio Estado español que viene determinada por venderse y someterse a los criterios de la Troika y la Unión Europea. Así, se ha permitido un proceso trocear y desguazar lo público para favorecer la acumulación de capital. Un proceso que han ejecutado las élites estatales y autonómicas, incluyendo a los soberanistas. Una crisis del propio sistema capitalista, en su versión más especulativa, que ha servido para someter a la clase trabajadora y dominar doblemente a las mujeres. Tampoco los “gobiernos del cambio”, según la CUP, han gobernado distinto, sino que han seguido gobernando al dictado de las élites políticas y consolidando las privatizaciones.
Respecto al procès, acusan al Govern por carecer de capacidad de previsión y de firmeza en la declaración de la República catalana. Vamos que se amedrentaron y no quisieron utilizar el poder popular favorable para seguir adelante. Porque, salvo la ley de transitoriedad, todo lo demás, explican, se llevó a cabo siguiendo la ley (Estatut) y de acuerdo a los deseos de la población. Pero la agresividad del Gobierno español y la Unión Europea hicieron que el Govern no fuese valiente.
Y la explicación que encuentran para haber seguido el camino marcado es que el independentismo se ha convertido en una herramienta de emancipación social, porque no hay posibilidad de mejorar las condiciones de vida de las personas bajo el sistema institucional del Estado español y le UE. “Las diversas crisis han hecho avanzar la conciencia de los pueblos sometidos por la monarquía borbónica” afirman en su programa. Es obvio que el derecho de autodeterminación, por tanto, debe seguir presente en la política catalana.
Propuestas
Como es lógico la principal propuesta es seguir luchando por la creación de una República social y feminista. Pero, incluso antes que eso, debe ponerse en marcha un plan de choque con medidas encaminadas a luchar contra las situaciones de emergencia social, para las cuales sirve el propio marco autonómico.
La construcción de la República debe tener unos principios básicos. Los institucionales deben encaminar a poseer una administración no neutra respecto a la nación catalana. Deben hacer lo posible por consolidarla. Las soberanías municipales deben ser un factor democratizador y estabilizador de la república. Porque es en los municipios donde más cerca está el poder de las personas. Por tanto, aquí es donde se deberán poner en marcha y articular mecanismos de democracia real, más allá de los referéndums. Otro de los principios rectores de la construcción republicana será establecer relaciones con los representantes de otros pueblos de España. Y al final, creen que la apuesta debe ser por la unilateralidad en la promoción del proceso constituyente y la convocatoria de la Asamblea Constituyente.
La economía deberá estar al servicio de las necesidades humanas y el entorno (medio ambiente) que posibilita la vida. No al servicio de los intereses capitalistas. Por ello apuestan por la creación de una Banca Pública, que influya además en los procesos del mercado financiero especulativo. Los principios básicos de esta banca pública son: primero, estar al servicio total de las personas; segundo, una banca ética, compatible con obtener algún beneficio, comprometida con la financiación de los objetivos sociales y ecológicos; tercero, una banca que ofrezca productos comprensibles para las personas, que sea una banca de proximidad; cuarto, que garantice la financiación de las Administraciones Públicas; quinto, que participe en el capital social de empresas de sectores importantes de la actividad productiva y social para que los intereses ciudadanos se preserven; sexto, que tenga un papel clave contra las burbujas inmobiliarias; séptimo, que luche contra la inversión especulativa; y octavo, que apoye a las cooperativas de crédito.
Cataluña deberá tener una soberanía energética y volcada completamente en las energías renovables, desnuclearizándose con total rapidez. Una soberanía alimentaria (que haya comida para toda la ciudadanía) y una recuperación del primer sector (agricultura). Apoyo a la venta directa de los productores y a los alimentos ecológicos. Se obligará a escuelas, institutos, hospitales (en general, a todas aquellas instituciones públicas que tengan comedores) que consuman productos de proximidad.
Piden el control de todas las infraestructuras básicas (comunicaciones, carreteras, puertos, etc.) y el aumento de la presión tributaria para todas aquellas empresas gestoras de infraestructuras básicas. La Sanidad será 100% pública, así como la Educación. Se rescindirán los conciertos en ambos casos y a la Educación piden dedicar el 6% del PIB catalán. La reforma Judicial para que la judicatura no dependa del poder político, ni a la entrada, ni en los ascensos. Así, los cargos judiciales serán elegidos por la propia judicatura.
Por último, indican que lucharán contra la corrupción poniendo mecanismos de transparencia y control más fuertes. Lucharán en favor de la pobreza cero. Piden la desmilitarización de Cataluña y que lo cuarteles y demás inmuebles pasen a disposición de la Generalitat en favor de las clases trabajadoras. Se nacionalizará el agua, el litoral y el sol y se apostará por una cultura ecológica en mares, montes y las ciudades que cada vez son más contaminantes. Pero, especialmente, la lucha será contra la lógica de acumulación del capital.
Análisis
La CUP vuelve a ofrecer un proyecto socialista y feminista de sociedad, incluso con ramalazos anarquistas, donde el primer lugar lo ocupan las clases populares y la clase trabajadora. Saben que esto no van a poder llevarlo a cabo, la lógica de los últimos tiempos indica que ningún partido apoya muchas de sus reivindicaciones, por más justas que sean, pero no por ello pierden su conciencia de clase. No van a desideologizarse por un puñado de votos, pero algunas de sus propuestas son muy lógicas y aplicables. Tal vez más que la soñada República.
Van a seguir luchando por la República catalana independiente, socialista y feminista, pero por lo que van expresando, ante la factible imposibilidad, quieren centrarse y obligar si está en su mano a un fuerte compromiso social, a defender de verdad al pueblo frente a la élite burguesa (catalana y española). Aunque siempre con el objetivo independentista en el punto de mira. Esta vez, igual no servirán sus escaños para dar un gobierno, pero sin duda serán mucho más incisivos en la defensa de derechos sociales y lo público que mientras estaban atados por el procès. Eso sí, como hay una sola posibilidad de independencia esta vez no van a permitir a los demás ser tan temerosos.