Emilio Saracho fue nombrado presidente del Popular a propuesta de Antonio del Valle y de Reyes Calderón. Hay que recordar que el mexicano mantenía una relación profesional con Saracho antes de la ampliación de capital de 2.016 porque Del Valle era uno de los clientes de aquél porque se apoyó en JP Morgan —banco de inversión del que Saracho era vicepresidente mundial— para fijar su posición de cara a dicha ampliación de capital, hecho que desvela un correo interno del Banco Popular en el que se dice que «los accionistas mexicanos solicitan una carta firmada por la asesoría jurídica donde se indique que don Antonio del Valle Ruiz no tiene limitación alguna para comprar o vender títulos, indican a petición de JP Morgan». Ese correo fue enviado por la secretaría general y relación con inversores del Popular a otros directivos del banco.
El correo muestra cómo Del Valle pretendía aumentar su participación durante la ampliación. Sin embargo, Ángel Ron se negó a eliminar el derecho de suscripción preferente de los accionistas, de igual modo que a hacer caso a los requerimientos del mexicano para empezar un proceso de fusión con el Sabadell, tal y como hemos informado en Diario16.
Por otro lado, existe un claro intento por parte del Banco de Santander y de algunas instituciones públicas para que la opinión pública se olvide de la existencia de Emilio Saracho como presidente del Popular, así como de evitar que salgan a la luz los datos existentes de liquidez. Esta actitud es mucho más acusada desde que Antonio del Valle, el chileno Andrónico Luksic o el fondo PIMCO anunciaran demandas contra el Santander por enriquecimiento ilícito y contra las autoridades por responsabilidad patrimonial al no dar liquidez al Popular o no permitir que se implementaran soluciones privadas. En este sentido, la actuación de las autoridades, tratando de vincular la salida de depósitos a los antiguos gestores y, por tanto, evitando mencionar a Saracho, hace pensar que, por un lado, exista un presunto acuerdo para que aquél no hable y desvele la verdad y, por otro, en la existencia de una presunta connivencia entre el Santander y esas autoridades para regalarle el Popular al banco cántabro o para proteger a los accionistas del Santander en perjuicio de los Popular aprovechando la situación de debilidad creada en la entidad intervenida tras la actuación de Del Valle y Reyes Calderón.