Las contradicciones son la parte fundamental de cualquier análisis que se quiera serio. Analizar los porqués, los cómos, los para qués resulta fundamental para entender un mundo lleno de complejidades, las cuales están imbricadas en esas contradicciones. Luego está el mundo de la política española que, más allá de la constante vulneración del principio de contradicción, parece instalado en la imbecilidad absoluta del ser humano. Ese espacio político parece haber dado una patada a la razón y a la deliberación para permitir la entrada en la pugna la estupidez y el espectáculo por el espectáculo, con la consabida merma para el resto de la ciudadanía. Y ya que hablamos de ciudadanía nada mejor que mirar a ese partido que se llama Ciudadanos y que tan poco hace por fomentar los valores que acompañan a tan republicano concepto. Se podía pensar que Albert Rivera y el resto de sus secuaces (Girauta, Hervías, Villegas…) habían llegado al límite no sólo de las contradicciones (de ahí que instaurasen el cuñadismo político) sino de la nula utilización de la razón o el cerebro. No. Parece que quienes aspiran a sucederles en la cúpula de esa secta naranja son capaces de elevar al absurdo el infranivel intelectual.
Inés Arrimadas, más conocida en las redes sociales como “la montapollos”, no ha tenido mejor ocurrencia que pedir al presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, una alianza electoral. Sin leer la misiva que le ha mandado al insigne y haciendo un borrado mental cualquier persona de bien podría pensar que una alianza en Euskadi, Cataluña y Galicia de fuerzas que, en principio, podrían compartir algún tipo de valores comunes (como sucede con socialdemócratas y liberales en la Unión Europea) es lógico. Para ello, como es evidente, habría que hacer un borrado completo de los insultos, patrañas y demás lindezas que han dedicado a “doctor Sánchez”, “al traidor” o “al egocéntrico”, además de olvidar que podrían haber evitado el Gobierno de coalición con populistas, nacionalistas y “demás ralea”, Juan Carlos Girauta dixit, si hubiesen pactado en mayo de 2019. Ya con sólo recordar esto, aquel famoso “con Sánchez no”, serviría para pensar que Arrimadas sufre algún tipo de trastorno psíquico con la consecuente visita médica especializada. La realidad es peor como verán.
La misiva la firma Manuel García Bofill, presidente de la gestora de Ciudadanos, una treta para librar a Arrimadas de la vergüenza de verse en primer plano por semejante estupidez, pero cualquiera que haya estado trabajando en el entorno de Ciudadanos sabe perfectamente que sin el consentimiento de la candidata a presidenta no se mueve un papel en la calle de Alcalá (como ha venido denunciando Francisco Igea). Si observan en las imágenes adjuntas comienza el texto quejándose de la mala situación de España por culpa de la formación de “un Gobierno con populistas y en manos de independentistas y nacionalistas catalanes, vascos y gallegos cuya hoja de ruta no puede ser más alarmante”. Igual no se han dado cuenta en Ciudadanos pero decirle que presidente del Gobierno (con copia a Miquel Iceta, Idoia Mendía y Gonzalo Caballero) que su Gobierno es un peligro para la sociedad no es la mejor forma de intentar establecer un diálogo. Decirle al PSOE que no sabe aliarse, más después de un dos años de insultos y desaires a ese mismo partido, igual no es lo más conveniente para establecer una posible alianza. Salvo que se tenga una mentalidad clerical de perdonavidas y almas, se tenga más cara que espalda o se sea completamente estúpido.
No contentos con eso señalan al Gobierno vasco como impulsor de un trabajo contra “la igualdad, la libertad y la unión de los pueblos españoles”. Lo dicen justo después de que su gerifalte madrileño se alíe con el PP y Vox y defienda las tesis de Isabel Díaz Ayuso de oponer el Gobierno de una Comunidad Autónoma al Gobierno de todas y todos los españoles. Es conocido que Ignacio Aguado está para lo que está, pero negar sus palabras es inventar un nuevo arte en la comunicación política. Más cuando están tan contentos de hacer dumping fiscal en todas las regiones donde gobierna el trifachito y donde no hay día en que se conozca una nueva medida política de gobierno encaminada a acabar con la igualdad de oportunidades de españoles y españolas (en el caso femenino incluso apoyando que se quiten ayudas a las mujeres maltratadas). Igual esto comparado con las bufonadas de la derecha catalana es un poco más peligroso para la igualdad, la libertad y la subsistencia de los españoles. Corramos un tupido velo por mor de seguir la narración.
Lo mejor llega después cuando le piden a Sánchez que se una a “Unidos Mejor”, una alianza partidista, con políticas transversales (como el errejonismo curiosamente) y abierto a la sociedad civil. ¿Para qué?, se preguntarán ustedes. Para acabar haciendo oposición al Gobierno del Estado que ¡¡¡dirige Pedro Sánchez!!! Hay que ser obtuso para pedir al PSOE que haga oposición al PSOE. Mediante el señalamiento de los “populistas” de Unidas Podemos, que son parte del Gobierno socialcomunista (concepto que no se les cae de la boca), y los nacionalistas (el PNV es socio prioritario) quieren que Sánchez les proporcione munición para que sus socios, con los que ha firmado acuerdos, le tiren abajo el Gobierno e incluso apoyen una moción de censura. O dejen a España sin presupuestos generales del Estado, tan necesarios para todas las Comunidades Autónomas (incluyendo aquellas donde gobiernan ellos), por una alianza con un partido que carece de representatividad en Galicia y Euskadi y que en Cataluña camina rápidamente hacia la extinción, que dirían Siniestro Total. Porque igual no se ha parado a pensar Arrimadas y su alegre muchachada naranja, pero si hacen una alianza para Galicia, el PP no apoyaría jamás unos presupuestos de Sánchez (más allá de que jamás lo vayan a hacer para salvar el cuello de Pablo Casado). A lo que habría que añadir que Unidas Podemos también diría según qué cosas porque se plantean alianzas con un gobierno en el que son partícipes.
Igual no lo han pensado bien, ni han leído la carta dos o tres veces antes de mandarla, ni son plenamente conscientes de su peso político real en toda España. ¿Qué suma una alianza con Ciudadanos a PSdG o PSE si no tienen casi votos y perderían más con esas alianzas nutriendo a otros partidos? ¿Le serviría esa alianza a Caballero para ganar a Núñez Feijóo? ¿Cuántas casa del pueblo cerrarían en Euskadi tras aliarse con un partido nacionalista-españolista y populista? Igual estas cosas no las han valorado, bien por desconocimiento de las coyunturas distintas, bien porque el nivel intelectual que queda en Ciudadanos es nulo. O porque la soberbia que gasta Arrimadas propicia que la imbecilidad política sea constante en sus formas, modos y discursos. Sólo a alguien carente de un mínimo de inteligencia política se le ocurriría pedir a un Gobierno hacer una alianza contra ese mismo Gobierno y sus aliados sin aportar un peso político similar. Sólo a Arrimadas y a los tontos.