Ya están comenzando las redes periodísticas de Miguel Ángel Gil, más conocido como el jeque mochilo (y otras cosas no reproducibles) entre la parroquia rojiblanca, a mover la posible salida del canterano Saúl. Y como aquí todos ya son doctores en gilismo comienzan a caer sudores fríos por la frente porque se avecina lo de siempre. De momento han filtrado –de hecho lo han filtrado varias veces durante la temporada- que el centrocampista rojiblanco habría expresado su deseo de salir del Atlético de Madrid. Apuntan además hacia la Juventus de Turín como posible destino.
Si ese fuese el deseo real del jugador lo habría dicho abiertamente; o habría lanzado alguna señal en redes sociales; o su hermano no habría dicho justo después de conseguir el título de liga que se quiere quedar en el equipo. Cierto que no ha sido su mejor temporada en el equipo, algo que él mismo ha reconocido. No se ha escondido y lo ha expresado abiertamente. ¿Por qué no habría de hacer lo mismo siendo canterano? Y ahí es donde entran las triquiñuelas típicas del gilismo ilustrado, echar mierda sobre el jugador diciendo que si él se quiere ir, que si tiene una mala relación con éste o aquél (utilizado en otras ocasiones), que si quiere mucho dinero (otra que han utilizado), o que si la abuela fuma. Siempre todas las filtraciones –de hecho la hinchada ya tiene localizados los dos o tres periodistas a los que filtran lo que les interesa- van en la misma dirección: señalar al jugador para que la afición acabe tragando con el traspaso, el cual, por arte de magia, se convierte en casi imprescindible.
Lo han hecho con otros jugadores desde que se hicieron con el control del equipo. ¿Recuerdan cómo trató Jesús Gil a Arteche, Landáburu y tantos otros? Ahora son más sutiles, con filtraciones interesadas, pero soltando la misma mierda que desde aquellos lejanos años. Pues esto se ha acabado. Ya no cuela. Y la afición, al menos la que tiene dos dedos de frente, no va a tragar con esos intentos de manchar el nombre de un jugador que, además, es canterano, se ha dejado un riñón y ha vomitado sangre por el equipo y que jamás ha tenido una mala cara. Se acabó el tiempo de las mentiras y las filtraciones para aparentar no ser lo que se es.
Si quiere hacer negocios raros con Don Mingos o cualquier otro representante –todos imaginan quienes son- que no toque a Saúl. Si quiere traer a un “rodillas raras” de la Juventus que no toque a Saúl. Si quiere hacer cambalaches que no toque a Saúl. Si necesita más yeguas para Valdeolivas –lo de yeguas no lo vean con segundas- que gaste dinero de su bolsillo pero no toque a Saúl. Que haga lo que quiera, y le deje el Cholo Simeone, pero a Saúl se le respeta. Si el chaval de verdad quiere irse se espera a que lo exprese y si no quiere, ni el Cholo tampoco, que dejen de echar mierda a ver si así se calienta la afición y el traspaso se vuelve ineludible. Que esto ya lo han hecho en otras ocasiones. Que por una vez en su vida dé la cara y diga que lo traspasa porque están tiesos, porque quieren hacer negociete o lo que sea. Más cuando han anunciado una ampliación de capital, se supone que para no tener que pasar por estas cosas.
Han mancillado el Vicente Calderón. Han mancillado el escudo. Han mancillado el himno. Han manchado el nombre de muchos jugadores –recuerdan lo de pesetero de Falcao, cuando todo el mundo sabe que el negociete era otro-. Pero ya no se les puede permitir ni una más. A Saúl se le respeta, como se respeta a cualquiera que vista la rojiblanca. Bueno aunque con lo asquerosas y feas que son las camisetas que le permiten hacer a Nike igual ya dan pistas de que no respetan a los que las vistan. Ya que no son muy de transparencia -¿recuerdan el caso negritos?-, al menos no vuelvan a enmierdar a un canterano que se ha dejado todo, literalmente. Dejen de filtrar y den la cara si quieren al Atleti –vale esto es mantener cierta utopía-.