Hace años, en 2013, el gran cineasta José Luis Cuerda escribió el mensaje de Twitter que pueden disfrutar más abajo. Pese al paso de los años y la pérdida del cineasta, el mensaje sigue teniendo una vigencia increíble, nos siguen tomando por gilipollas. No unos u otros, no. Todos. Por ello habrá que ponerse el cartel en el pecho tanto para que nos vean los políticos como para que nos vea la prensa caniche.
Isabel Díaz Ayuso (guardaremos el secreto un momento. Tensión. Música inquietante) afirmó ayer que rompía relaciones con Vox, que no les aguantaba como socios, que son unos trapisondas y bla, bla, bla. Se puede estar de acuerdo o no con los calificativos de la presidenta madrileña. En realidad los argumentos carecen por completo de sentido alguno. Como si fuese porque Rocío Monasterio viste mejor que ella. El argumentario salido de la fábrica MAR es irrelevante para el análisis o la búsqueda de la verdad (lo bueno y lo bello aquí no pintan nada). El acto de romper relaciones es el que ha entusiasmado a la prensa caniche (caniche porque ladran mucho y mordisquean los tobillos pero a la hora de la verdad son mansos y se acuestan a los pies de sus amos políticos).
Da igual el periódico, El mundo, El país, Vozpopuli, Periodista digital, La Voz de Chamberí…, todos han salido con la noticia en portada señalando que Ayuso rompía con Vox. Tanto a izquierdas, por cuestiones obvias, como a derechas, por cuestiones pecuniarias, los medios de comunicación se han hecho eco de la ruptura ¿sentimental? ¡Un escándalo de proporciones bíblicas! ¡Lo que debía hacer de una vez por todas! ¡Faaaachaaaasss fuera! Y argumentos de este estilo… pero ¿cuál es la verdad? Esa no la han dicho.
Ayuso ha roto con Vox ¡¡¡EL ÚLTIMO DÍA DE LEGISLATURA!!! La ruptura no sirve de nada salvo de comienzo de la campaña electoral para hacerse con el voto de derechas en la Comunidad de Madrid. Que esto es más viejo que el papel Elefante (el que rasca por detrás y por delante). IU lo ha hecho unas doscientas veces en Ayuntamiento y Comunidades Autónomas cuando se vislumbraba el final del camino. Igual hasta lo hacen los socios del gobierno nacional. Fuegos de artificio sin más. Pues en toda la prensa no ha habido ningún titular desenmascarando la estrategia. Algunos porque viven, casi, de las subvenciones, ¡perdón!, la publicidad institucional de la Comunidad de Madrid; otros porque odian a Vox.
Entran al juego de la zarzamora ayusiana, llorosa por interés o por incapacidad. MAR lo sabe y les arrastra. La verdad, sin embargo, camina libre sin que nadie la mire, ni la haga caso. Ahí está. Solitaria. Ayuso puede decir misa si quiere (según el obispado alemán podría dentro de poco) pero si les necesita volverá a morrearse con Monasterio, Abascal o Contreras si hace falta. Mientras, a escenificar una escena de vodevil de baja calidad que la prensa vende por intereses espurios. Lo dicho, mejor ponerse el cartel de Cuerda: “No soy gilipollas”. Aunque estén convencidos.
Yo creo que no sólo nos toman por Gilipollas, sino que realmente somos Gilipollas tal y como demuestran los resultados de las Elecciones (por lo menos en Madrid)