España es un Estado aconfesional con especial vinculación al catolicismo, tal y como refleja la Constitución de 1978. Ser aconfesional supone que lo religioso no tiene implicación alguna con el poder político (cuestión bien distinta es que los católicos no puedan defender sus ideas libremente, aunque según algunos parece que no pueden), por lo tanto, cualquier manifestación de sentimiento religioso, por mucho cargo político que se tenga, siempre será de orden personal y no en representación de toda la ciudadanía.
El alcalde Almeida puede participar en procesiones, con su medalla de alcalde, pero legalmente no es más que una decisión individual y no realmente institucional. Ni está bien, ni mal que lo haga él, como hacen miles de alcaldes y concejales en toda España sean del PP, de Vox o del PSOE. Pero lo que se va a producir en el pueblo toledano de Yepes va más allá. No sólo se salta la aconfesionalidad constitucional sino que es una acción completamente herética por parte de quien se dice católico. Antievangélico, antidoctrinal y una estupidez enorme, como verán.
El alcalde yepero del PP ha decidido convocar un pleno municipal la próxima semana (3 de mayo) para sortear los puestos de las mesas electorales y “Otorgar al Santísimo Cristo de la Veracruz la distinción de Alcalde Perpetuo y Honorífico del Municipio de Yepes”. De este nombramiento se avisará a la Hermandad del Cristo y al párroco de la localidad (Emilio Palomo Guio). Lo primero que se viene a la cabeza es la idolatría, porque se nombra no a Cristo Jesús sino a una talla, por mucho símbolo que sea. Nombrar alcalde perpetuo, por muy honorífico que sea, a una imagen no deja de ser un pecado bastante condenable, si se hace caso a las Sagradas Escrituras.
Doctrinalmente, si se tomase la imagen como algo más que símbolo, sería aún peor. Porque ningún ser humano puede nombrar para cualquier cargo a quien todo lo puede. Así les parezca una buena idea y una manifestación de fe no deja de ser situarse en el lugar de Dios. Perfecto pensamiento ilustrado, anticatólico, pues no hay diferencia entre nombrar alcalde a la talla del Cristo de la Veracruz y nombrar a la Razón como elemento sustancial de la vida social.
Por si el alcalde no lo recuerda, ya el propio Jesucristo afirmó, según recogen los evangelios, que su reino no era de este mundo o que a Dios se le debían las cosas de Dios y a los gobernantes las cosas de los gobernantes. Si leyese un texto como la Antropología Teológica del cardenal Angelo Scola (Biblioteca de Autores Cristianos) esta separación y comprensión del poder la tendría clara el alcalde. Cualquier intento de establecer el reino de Dios en la Tierra es herético y muy evangélico y eso es lo que parece estar detrás de este alcalde y de todo el PP en general.
Como se escribió hace algún tiempo, los que tantos golpes de pecho católicos se dan, en realidad, son bastante evangélicos y en el PP muchísimo más que en los demás partidos. Idolatría más herejía protestante es lo de este alcalde. Aunque en realidad lo único que pretendía es tocar las narices de la oposición para ganar tres votos acusándoles de vaya usted a saber qué. Pues eso, señor Arribas Ruíz es atentar contra uno de los mandamientos. ¿Recuerda aquello de no utilizar el nombre de Dios en vano?
Herejes e idólatras en busca de votos. Luego la Doctrina Social de la Iglesia ni la aplicarán, ni querrán saber de ella. Las encíclicas papales, no las de Francisco, sino las de Juan Pablo II o Benedicto XVI, se las pasarán por los bajos, pero eso sí, señores, tenemos como alcalde al Cristo de a Veracruz.
Post Scriptum. Agradecer a la concejala Elsa Mora el documento de la convocatoria.