Predecir el resultado de unas elecciones seis meses antes de celebrarse no deja de ser un ejercicio de voluntarismo político. Pero para eso se inventaron las encuestas, y sus respectivos elementos correctivos, la llamada cocina. Si bien es difícil afinar un resultado fiable con tanto tiempo por delante, lo cierto es que las encuestas, si están bien hechas y bien cocinadas, al menos sirven para marcar tendencias.
Así nos encontramos con el Barómetro de Otoño para la Región de Murcia presentado este pasado martes, donde se otorga la victoria al PP con un 30,8 de los votos, lo que le supondría dieciséis actas de diputados en la Asamblea Regional, seguido por el PSOE que con un 26,4 de votos sentaría a trece diputados. A cierta distancia se situaría Ciudadanos con un 18 por ciento traducido en 9 escaños, y Podemos que quedaría con un 10,1 de votos y cinco diputados. Y por último se completaría el parlamento regional con los dos diputados de Vox que entrarían al conseguir este partido el 5 por ciento de los votos de los murcianos.
Si damos por bueno el Barómetro, y teniendo en cuenta como decimos que faltan seis meses para que los murcianos tengamos la posibilidad de acudir a las urnas, lo importante no es el número de escaños que conseguiría cada formación, sino la de donde partimos y hasta donde podemos llegar. Y en ese sentido, lo que si marcan las sucesivas encuestas realizadas en los últimos tiempos es una clara tendencia de desgaste del hasta hace cuatro años todopoderoso Partido Popular, que hasta no hace mucho tiempo cosechaba mas de sesenta por ciento de los votos que los murcianos depositaban en las urnas. Lo que viene a decir que en muy poco tiempo los populares murcianos se han dejado por el camino nada más y nada menos que la mitad de los apoyos que tenían cuando parecían ser invencibles.
Así que, sin necesidad de ser un gran adivino ni un reputado analista político, nos lleva inevitablemente a deducir que la tendencia a la baja iniciada por el PP en Murcia es ya irreversible, y la única duda es si en los próximos meses dicha perdida de apoyos se ralentizará o seguirá a un ritmo creciente. O dicho de otra manera, descartada por imposible una recuperación del voto pepero, lo que queda por saber es cuanto mas bajará el porcentaje y con ello el número de diputados asignados.
Continuando en la derecha, un análisis simplista diría que Ciudadanos está claramente al alza, ya que ha pasado de un 12,6 desde las últimas elecciones hasta el 18 por ciento que le otorga el barómetro de otoño. Pero si analizamos un poco mas detenidamente, vemos como a los pupilos murcianos de Alberto Ribera encuestas realizadas no hace mucho tiempo le daban un porcentaje mucho mayor, es decir aunque han subido con respecto al resultado de 2015, también es cierto que han bajado desde hace unos meses. Lo cual supone que su subida no mantiene un ritmo constante, e incluso ha cosechado algunas bajadas en cuanto al apoyo recibido de los murcianos. Por lo que su posible resultado dentro de seis meses es todavía muy prematuro suponerlo.
Y finalmente en el espectro de la derecha, todo el mundo destaca la entrada de VOX en el panorama político regional con un cinco por ciento de apoyos y dos diputados. La previsible entrada de la formación más a la derecha de las que concurrirán a las elecciones en el parlamento regional también tiene su lógica si analizamos detenidamente los votos obtenidos por las formaciones de extrema derecha en los últimos años. Y en ese sentido queda claro que su posible éxito no es fruto de otra cosa de el haber sabido aglutinar a todo el voto extremo que se repartían diversas formaciones nostálgicas del franquismo, y si a ello le sumamos el descontento de algunos votantes con un PP que ya ven en franca descomposición, ya tenemos ese cinco por ciento de votos que le permitirán sentarse en un parlamento en el que no creen.
Y pasando al espectro de la izquierda nos encontramos con el 10,1 por ciento que el Barómetro otorga a Podemos, lo que supondría una bajada con respecto al 2015 cuando entraron a la Asamblea Regional con 6 diputados fruto de un trece por ciento de apoyos en tiempo en que la formación de Pablo Iglesias todavía estaba convencida de que tomarían el cielo por asalto, el tiempo demostró que el asalto fue fallido y por ello sus apoyos se van paulatinamente difuminando, lo que no sabemos es hasta cuanto, pero la tendencia es claramente a la baja.
Finalmente no encontramos con el PSOE al que el Barómetro de concede un 26,4 de apoyos, frente al 23,9 que obtuvo en las ultimas elecciones regionales de 2015. Lo que supone una subida algo más de dos puntos.
A simple vista la subida de los socialistas es muy pobre, pero si profundizamos un poco mas en el resultado que ofrece el Barómetro, nos encontramos con que por primera vez en veinticinco años los socialistas murcianos no sólo no pierden votos, sino que incrementan su cosecha. Lo cual supone un cambio radical de tendencia, una tendencia iniciada hace escasos meses, concretamente desde la llegada, contra todo pronóstico, de Diego Conesa, por cierto algo más valorado que el todavía inquilino de San Esteban.
Y si a ello le añadimos que hasta hace no mucho tiempo los socialistas murcianos estaban poco menos que en las catacumbas, se habían acostumbrado a la oposición y casi tenían miedo de reconocerse como socialistas, la pequeña subida que le otorga la encuesta es muy importante.
Así las cosas, lo importante del Barómetro de Otoño es que constata tendencias que seguramente se agudizarán en los meses venideros. La única duda es cuan rápida irá la descomposición del PP, y si seis meses mas serán suficientes para que Diego Conesa y el PSOE puedan consolidar y acelerar la tendencia y estar en condiciones de conseguir la victoria el próximo mes de mayo.