Ayer mismo se advertía en esta columna a las personas que, para que no dejarse engañar por los medios de comunicación, cotejasen datos, leyesen (escuchase o viesen) distintos medios y luego, con suerte, igual tendrían una visión más o menos plausible de la realidad. Si ayer el encargado de las fake news era Enric Juliana, hoy no es otro que el director del nuevo medio El debate, Bieito Rubido. Este medio, que es propiedad de la Asociación Católica de Propagandistas, lanzó ayer un editorial y varios artículos (incluyendo El astrolabio del director) que se alejan de la verdad, incluyendo la cristiana pues uno de los mandamientos es no mentir, para pasar a ser un elemento de oposición desnuda contra Pedro Sánchez.
El editorial, si no escrito pero sí revisado por el director, es cuanto menos asombroso. No tanto por la petición que hacen al presidente del Gobierno –algo que podría resultar razonable para muchas personas-, como por el análisis carente de alternativas que ofrecen. Si a esto le suman un artículo personal de Rubido clamando contra el expansionismo comunista de Vladimir Putin, no es para dudar que en El debate se hayan dicho “¡Agárrame el cubata!” mientras se lanzaban a teclear. El absurdo, como se verá más abajo, y la única intención de acabar con Sánchez mientras los ucranios yacen muertos (y el PP no tiene ni presidente y/o candidato) es para pensar que el raciocinio del que presumen algunos es inexistente.
“¡Líbrese de los comunistas del Gobierno!”
El editorial es sumamente jugoso como para dejarlo escapar. Básicamente pide a Sánchez que acabe con el gobierno actual y con los socios que tiene porque son todos, que él lo sabe, gentes pro-Putin y comunistas peligrosos. Ya el titular indica por dónde van a ir las cosas: “Sánchez: o con la OTAN o con Podemos, las dos cosas es imposible”. Y la entradilla ya lo remata: “No se puede rendir lealtad a Bruselas, la OTAN, Washington o la ONU si, al mismo tiempo, se toleran las posturas de Podemos, IU, Bildu, Compromís, ERC o el Grupo de Puebla”. Y todo porque han dicho “OTAN, no” (Putin tampoco cabe destacar) algo con lo que están de acuerdo millones de españoles, muchos de los cuales (incluyendo millones de la derecha) preferirían un ejército europeo y quitarse al “amigo” estadounidense de encima.
Comienzan dándole la de cal: “Su rápida decisión de desplazar fragatas a las inmediaciones del conflicto, más simbólica que práctica; o la ronda de contactos de este sábado con todos los expresidentes españoles (incluido Aznar, al que tanto criminalizó el PSOE con el «No a la guerra» y el trágico 11-M); apuntan en la dirección correcta. Como también su comparecencia del próximo miércoles en el Congreso para dar explicaciones y buscar el necesario consenso transversal que situaciones como ésta reclaman”. Hacer lo que ha hecho es bueno, lo curioso es que no ha hecho más. Entonces ¿la de arena por qué camino vendrá?
Por el contexto que rodea a Sánchez. El cual empaña y degrada “la credibilidad del Gobierno en un momento en el que no se aceptan los titubeos ni la incipiente contradicción entre lo que el presidente dice fuera de España, para contentar a sus aliados, y lo que sugiere en España, para no soliviantar a sus socios”. ¿Qué ha dicho en España que no se corresponda con lo que hecho? Nada. Absolutamente nada. Incluso los pseudocomunistas del PCE han clamado contra su supuesto benefactor Putin –Alberto Garzón ha sido señalado por fariseo en las redes sociales por ello-. Nadie en el gobierno se ha movido un milímetro fuera de la acción del presidente. Y los partidos que tanto miedo dan a Rubido y cía. se han expresado de la misma forma que el papa Francisco I.
Putin, el comunista peligroso
En la cabeza de Rubido el tirano ruso es la reencarnación de Josef Stalin como poco. “Criticar a Putin, presentándolo como un derechista nacido del imperialismo de los zares y no como un heredero del expansionismo comunista, es una desfachatez con la que se aspira a criticar a Rusia sin mancillar, a la vez, el evidente impulso soviético del Kremlin” han escrito. Y usted si lo lee sin morir de la risa, como risible es decir que Putin es aliado de Vox, es porque su capacidad de asombro es única. Si el silogismo es que Putin se crió en la URSS y fue miembro del KGB (lo que es cierto) y por ello sigue siendo comunista, habrá que conceder que otros también deben ser considerados comunistas, pues al parecer es algo que se mantiene de por vida. Otros como Mario Vargas Llosa al que tanto le hacen la pelota o Federico Jiménez Losantos…
“Putin es un comunista, criado y educado en el comunismo más férreo, violento y peligroso” escribe en su propia columna Rubido, por lo que el editorial no es un calentón del momento, sino de haber soltado dos o tres cubatas. Absurdo, como absurdo es afirmar que la “confusión de la comunidad internacional” está salvando a Sánchez. De no haber esa confusión mostraría unas contradicciones peligrosas, esas mismas que no ha mostrado, ni ha afirmado en ningún momento. Puede no gustar Sánchez pero hasta el momento, algunos incluirán “pese al lastre que tiene”, ha hecho lo que un buen atlantista haría. De hecho, antes que la muy publicitada presidenta madrileña, pues quien paga manda, dijese nada, un socialista del PSOE, como Emiliano García-Page ya ofreció Castilla-La Mancha para lo que necesitasen Ucrania. No parece, por tanto, que el PSOE esté haciendo cosas raras.
¿Qué solución aportan Rubido y El debate?
Partiendo del hecho de que para Rubido sólo existen dictaduras en el mundo dirigidas por comunistas –así lo dice en su propio artículo-, es normal que desee la salida del gobierno y la ruptura de alianzas de Sánchez. Sí, ha dicho que las únicas dictaduras en el mundo son comunistas (en Arabia Saudí o en Marruecos son comunistas aunque no lo sepan, parece ser). Es más, sube la apuesta y espeta: “Solo invaden y matan ahora mismo los comunistas”. La guerra del Yemen debe ser o por comunismo, o deber ser que no se ha enterado. Y eso que dirige un periódico de ámbito nacional, no la gacetilla de un pueblo.
Poco más cabría decir. La sensación que deja Rubido es que Sánchez debería cambiar de aliados o convocar elecciones. Lo segundo, ahora que el PP está hecho unos zorros, ni es ético, ni el señor Rubido diría que es bueno. Bien al contrario advertiría que es una jugada sucia –como la mayoría de españoles-. Entonces ¿qué alternativa queda? Porque todos estos opinólogos de la derecha no ofrecen alternativas. Sólo intentan destruir (como hacen una buena parte de los de izquierdas, por cierto). Si Sánchez está arropado por el mal ¿no sería mejor arroparle con el bien? ¿Cuál es el bien? No lo dicen. Queda en el aire una posible Gran Coalición pero ¿aceptarían todos los amanuenses de la derecha algo así? No. Les basta y les sobra con señalar con el dedo índice y poner cara de mala leche. Solución ninguna.
Ni ética, ni estética
La ética y la estética siempre han tenido una especie de ligazón. Hoy en día lo puramente estético se ha perdido. Ya no hay belleza en el hacer periodístico. Las columnas, en general, son graznidos partidistas, felaciones monetarias o digresiones sin sustancia para mayor gloria de la persona que escribe (autofelación). Lo ético, tiempo ha, se encontraba con lo bello. Acabada la belleza, la velocidad a la que se dicen las estupideces impide la contemplación o ese saborear las frases, y acabada la ética, sólo se aplican los principios a los “otros”, nunca a los míos, ¿qué queda en el periodismo y el columnismo? Para Sartre la náusea, pero han adoctrinado tanto las mentes que no da para ello.
No hay pensamiento crítico, sino “zascas” de una calidad rayana en el infantilismo. Se juega a ver quién da más leches al contrario y no a discernir lo que se hace, cómo se hace, por qué se hace, las consecuencias que tiene o tendrá, y las soluciones alternativas. Si se fijan bien, en casi ninguna columna de opinión o de análisis hay propuestas diferentes. Hay alegatos partidistas –ojalá fuesen ideológicos o doctrinales- sin solución de continuidad en los temas. Se critica cuando vienen campañas de recaudación de propaganda gubernamental y ya.
Rubido, al que le ha tocado esta vez, es buen ejemplo de ello. Pese a trabajar para la ACdP hace un periodismo de trincheras muy alejado de la doctrina de la iglesia católica. No basta con colocar dos o tres artículos de tema católico sino mostrar una, en este caso muy justificada, profesión de fe. Seguramente a millones de españoles, de toda ideología, no les guste que Sánchez gobierne con los partidos que lo hace, pero ¿cuál es la alternativa? Si fuese una gran coalición ¿por qué no se explicita y se trabaja por ello? Si fuese convocar elecciones para que lleguen otros ¿por qué no explicar que no les gusta la democracia salvo cuando gobiernan “los suyos”? ¿Por qué no hay propuestas a la crisis del sistema, más allá de las populistas y demagógicas? Ni les interesa la difícil verdad, ni les interesa la democracia, ni la fe, ni la ética, ni la estética, sólo se mueven (todos) por intereses.