Cualquier demócrata, que realmente lo sea, se indigna ante cualquier situación que atente contra los valores que conlleva serlo. Si un sátrapa como Nicolás Maduro se inventa unas elecciones trucadas, un demócrata no se felicita por el mero hecho de que se deposite el voto en una urna. La democracia no comienza, ni se acaba en un voto. Cuando Carlos Puigdemont y sus colegas se liaron la manta a la cabeza y lanzaron una asonada parlamentaria cualquier demócrata de España se indignó. Fueran de derechas o de izquierdas. Las charlotadas para el cine no para la vida social pensarán ustedes. Cuando los valores democráticos son puestos bajo la bota del autoritarismo cualquier demócrata reacciona contra eso… si realmente es demócrata.
Parece, de lo dicho anteriormente, que Pablo Casado los valores demócratas no los tiene asimilados. Tan preocupado todo este tiempo porque Pedro Sánchez estaba dando un golpe de Estado silencioso y por la gatera, y resulta que cuando un general retirado advierte en un chat de militares que habría que empezar fusilando a 26 millones de españoles, el presidente del PP recula en chiqueros. O lo que es lo mismo se acobarda. ¿Cobardía o carencia de principios? Siendo Casado como es no sería de extrañar que ambas cuestiones. Cobardía porque piensa que si habla mal de un militar la mayoría de los mismos dejarán de votarle y lo harán por los neofranquistas de Hayek (Vox). Cobardía por un puñado miserable de votos. Hasta Clint Eastwood, según se lo escribió Sergio Leone, acaba por tomar una decisión de Justicia en la película que se ha parafraseado por haber sido atacado el único amigo que tenía en un pueblo de bandidos. Casado ni eso. A Casado le viene mejor al pelo otro film de Eastwood: Infierno de cobardes.
Lo cual nos lleva a la carencia de principios democráticos. Pareciera que Casado sólo es demócrata o le aparecen los principios demócratas cuando gobierna el PP. Entonces sí existe la democracia plena –bueno esto no porque se sabe que vivimos en poliarquías antes que democracias-. Entonces cualquier discrepancia es calificada de no saber respetar la voluntad del pueblo –en ese momento tornan a populistas-. Entonces todo debe ser consenso y cooperación, incluso para renovar los vocales del CGPJ. Si no está el PP en el gobierno (da igual el nivel institucional) lo que antes era bueno y democrático pasa a ser autoritarismo y control de los medios de comunicación –respecto a esto igual habría que hablar de distribución equitativa de los fondos de publicidad que dejan de ser digitales (por lo del dedo)-. Pese a los años que han pasado y ser de una generación que ni conoció la transición, Casado no ha asimilado los principios democráticos básicos y universales.
Cuando la reportera de La sexta le ha preguntado por el chat de los militares Casado, en vez de escaquearse dando la callada por respuesta, podría haber dicho que igual ese general estaba borracho –así se evita el sufrimiento de hablar mal de ellos-. También podría haber dicho que en los chats particulares se dicen muchas estupideces y que lo deja en manos de la ministra de Defensa. O podría haber actuado bajo los principios democráticos y haber condenado semejante salvajada, más cuando también han contado que, y para esto hay que estar muy bebidos, se hablaba de provocar un golpe de Estado aprovechando el confinamiento. Haber actuado en defensa de 26 millones de vidas humanas. Tampoco ha dicho nada en el Congreso por lo que parece que a Casado le preocupan más 26 millones de venezolanos que de españoles por lo que dice cada día. Una vergüenza que el dirigente que se considera el jefe de la oposición calle, y por ende consienta (“Quien calla otorga”), ante esa salvajada. Si hasta el militar que ha escrito eso se ha bajado los pantalones y se ha echado para atrás, Casado bien podría haber dado un ejemplo como buen demócrata… pero no, ha preferido quedar como un cobarde o como un autoritario. O porque piensa que esos 26 millones de españoles son hijos de puta.