Miedo, existe mucho miedo en la calle Génova con sus candidatos. No vaya a ser que saquen a la luz sus verdaderos perfiles y los neofascistas les pasen por encima o la secta naranja les acabe doblegando. Miedo de Pablo Casado a ser el enterrador del PP, a no superar las expectativas que han puesto en él los sectores más reaccionarios, a quedarse en un bluf político, más con lo que ha costado mover influencias para que el “caso Master” quedase en nada. La situación de temor se ha instalado en la cúpula del PP que acusa de cobardía a los demás para tapar la propia. Porque cobardía, no se puede llamar de otra forma, es esconder a la candidata a la Comunidad de Madrid por miedo a que haga el ridículo.
Tal y como ha informado David Fernández en El Confidencial desde el PP han decidido que Isabel Díaz Ayuso no acudiese, como estaba previsto y cerrado en un principio, al programa de Telemadrid Turno de Palabra. Un debate televisivo y con control estricto de tiempo que se estrenó hace una semana y congrega a los candidatos de los distintos partidos. En el último momento, desde Génova han alegado cierta bisoñez de la candidata para participar en el debate y la han cambiado por Percival Manglano del Ayuntamiento de Madrid y polemista nato. Poner como excusa la bisoñez de alguien que ha sido diputada, ha hablado en la Asamblea de Madrid (poco bien es cierto), que tiene ya una cierta edad (40 años), que lleva años viviendo de la política, es cuando menos sorprendente. Lo que oculta esa excusa realmente es miedo a que hable y quede mal, pues es conocido en el PP que sus virtudes no son especialmente oratorias o intelectuales. No pasaría lo mismo con una diputada como Nadia Álvarez seguramente. Miedo a que se les caiga la candidatura antes de comenzar.
La “Thatcher de Malasaña”, como maliciosamente se la comienza a conocer, ha bebido en las fuentes del conocimiento de Esperanza Aguirre, como su amigo Casado, y todos conocen que esas fuentes estaban infectadas. Por eso no extraña que la generación de políticos menos preparados de la historia del PP tenga pavor al debate. Sólo juegan cuando tienen todas las reglas a favor, esto es, cuando los turnos de palabras les benefician, cuando con decir tres tonterías basta para arrancar el aplauso fácil y debido de las bancadas de personas que saben que la dedocracia les puede poner y quitar. En esos casos son más valientes que nadie. Pero cuando hay que debatir en igualdad de condiciones y contra otros tres candidatos, ahí, justo en ese momento, se esconden, se acobardan y se esconden bajo peregrinas objeciones. Eso es lo que le ha pasado a Díaz Ayuso, que le ha entrado el canguelo por debatir en igualdad. Vale que está ahí porque es amiga de Casado de hace años, pero su impericia le delata.
Díaz Ayuso tiene como registros intelectuales máximos “Venezuela” para Podemos, “socialistas peligrosos” para el PSOE (Andalucía ya no lo puede utilizar) y “copiotas” para Ciudadanos. A eso súmenle el concepto “libertad” que lleva todo el día en la boca y se ha acabado la candidata. No hay más capacidad de análisis, ni intelectual posible. Libertad como eufemismo de mercado, de explotación, de aniquilar personas, pero nunca como concepto político. Visto que debía enfrentarse a Ángel Gabilondo no ha querido pasar la vergüenza, y eso que este hombre es muy prudente, de verse corregida o apabullada por la cultura del candidato del PSOE. Hasta Ignacio Aguado con sus cosas del cuñadismo ideológico o Rita Maestre (en sustitución de Íñigo Errejón, pero ambos son lo mismo y no Podemos precisamente) la hubiesen machacado. No es que sea bisoña, sino otra cosa más bien. Y como en el PP son muy cobardes cuando juegan en igualdad (por eso montaron el sistema de financiación corrupto saqueando las arcas públicas, para no competir en igualdad), pues han decidido ocultar a la candidata. Mejor algunas ruedas de prensa con los medios amigos que un debate con quienes te van a pintar la cara.
Nadie pide que en política estén los más cultos del mundo (cultos que no estudiados), pero un mínimo para saber de qué se habla sí. Y Díaz Ayuso parece, por cómo se comporta su propio partido, no debe dar ese mínimo. Marcelino Camacho, siendo un tornero fresador, era culto y tenía capacidad, esa misma que parece que en el PP no han desarrollado sus dirigentes actuales. Hay mucha titulitis que se cae como un castillo de naipes en cuanto llega el viento de la verdad y lo importante. Han aprendido tres o cuatros eslóganes y dos conceptos mal articulados en FAES y con eso piensan que ya están preparados. Deberían, ya que bendicen la Transición, aprender de lo que estudiaban aquellas generaciones para no fallar al pueblo español. Hoy son incapaces. Se esconden en un lenguaje propio para ocultar todas sus miserias y la ignorancia propia. Y claro enfrentarse a personas que sí están preparadas, por las causas que sean, les aterra y huyen cobardemente.