En política cuanto más se habla, más se mete la pata. Así ha sucedido con numerosas personas que se han dedicado a la representación institucional a lo largo de la historia. Muchas de éstas eran cultas, formadas, intelectuales, valiosas, reconocidas, etc., pero cuando se está ante, posiblemente, la generación de más “tuercebotas con títulos” las probabilidades de que se meta la pata, aunque se hable poco, aumenta proporcionalmente. En el caso del presidente del PP convergen que habla demasiado –aunque diga muy poco- y su más que probada incultura. Son muchísimas las ocasiones en que los medios de comunicación han dado cuenta de ello, incluyendo este mismo periódico, aunque en los ámbitos de la derecha mediática lo tapen por temor a perder subvenciones y monipodios.
Ayer, nuevamente, Pablo Casado dio una patada a los libros de historia –¿recuerdan el paripé que hizo con pose intelectual leyendo un libro hace poco más de un año?- en su alocución contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Así, en un arrebato verbal y mental, expuso al social-liberal que había cruzado el Rubicón y que él mismo impediría que destruyese España. Por si no lo recuerdan, cruzar el Rubicón, si se acompaña de la locución alea jacta est, es traspasar los límites que se habían marcado. Es lo que hizo Caio Julio César tras salir de los límites que le habían marcado para evitar lo que acabó llegando, la guerra contra Pompeyo, Catón y demás.
Esto es lo que seguro ha pensado el pepero, que Sánchez ha cruzado los límites, pero sin darse cuenta de que Julio César acabó ganando la guerra. Por tanto, en realidad lo que el presidente del gobierno habría hecho es traspasar los límites para vencer y someter a los secesionistas del mismo modo que aquel hizo con Vercingetorix. Por tanto, dada su incultura, Casado estaba molesto por la victoria de Sánchez al cruzar su particular Rubicón. Normal que esto le siente mal porque supone reconocer una victoria de su máximo contrincante, salvo que todo el mundo es consciente de que el propio Casado se ha referido a otra cosa, a una especie de traición del presidente, no a un camino hacia la victoria.
¿Mala fe del escribiente? Aquí tienen otra barrabasada histórica. No le ha bastado con entronizar al presidente del gobierno, sino que le ha comparado a Hernán Cortés, quien quemó las naves para que sus hombres no huyesen y acabó conquistando al imperio azteca. Otra referencia histórica al revés de lo que quiere decir y expresar. “Usted ha quemado las naves y se ha situado en el lado malo de la Historia” le ha dicho Casado. A ver si, además de republicanos que no quieren al monarca español, en el PP han asumido las tesis decoloniales y ven mal la conquista de América y la construcción del imperio español. O es que son lo que todo el mundo sospecha.
Es incomprensible que los asesores de Casado no le hayan aconsejado que obviase esas referencias, entre otras cosas porque entroniza a Sánchez como un gran general que llevará a España a la victoria contra los secesionistas/alborotadores de la patria/imperio. La “suerte está echada” para ambos dirigentes y parece que es más probable que aparezca algún Bruto que apuñale a Casado, antes que los senadores se levanten contra Sánchez. No es mucho pedir a la clase política que muestre un poco más de cultura general, pero todo esto demuestra que los títulos no son tan brillantes como venden y en el caso de Casado huelen a regalo de la tita Esperanza. Se quejarán de que el pueblo los trata de fantoches, pero es que dan unas patadas de incultura a un lado y otro que es normal que la ciudadanía esté ofendida. El presidente del PP es el más claro ejemplo del aparatero que va ascendiendo por saber doblar el cerviz a quien manda, diciendo a todo que sí y lamiendo culos todo lo que haga falta, sin dar muestras de algún conocimiento. El más claro ejemplo, no el único.