Está el pobre Pablo Casado buscando todos los días que le hagan caso, pensando que en realidad él es el presidente autoproclamado de España al estilo Guaidó. Todo ello porque le han dicho tres amigos, dos directores de medios de comunicación y un señor de Murcia que tiene empaque de hombre de Estado. Y como se lo ha creído se salta el confinamiento todos los días (no, los políticos salvo actividad parlamentaria no tienen bula para saltárselo como ha hecho Mariano Rajoy), se pasea por hospitales improvisados y no besa cadáveres porque no le dejan pasar a los tanatorios y cementerios. Buscando ser presidente en realidad se ha ganado el título de presidente sí, pero de la infamia. Ni legal, ni legítimamente es presidente del Gobierno y como supuesto jefe de la oposición lo único que se le recuerda es una necrofilia apestosa y una completa carencia del mínimo de dignidad humana. Está demostrando ser hasta mala persona, de ahí que le encaje el título (honorífico no se lo vaya a creer de verdad) de presidente de la infamia… de todas las Españas y el Imperio además.
Ni un solo día ha tenido Casado una palabra de ánimo, una frase en positivo, es más, todos los días no hace más que sacar su mensaje en twitter hablando del aumento del número de muertos y otras estadísticas sobre España como el mayor país con más muertos por cada millón de habitantes. Se regodea en lo malo, en la perversidad, en todo aquello que no sirve sino para alimentar el lado oscuro de cada ser humano. No es que sea cainita, esa marca de Caín ya la lleva, sino que la utilización espuria de la mortandad (cuando todo el mundo sabe que fuera de España e Italia no se están contando todos los muertos, vamos que están haciendo trampas) para poder auparse al poder no se le ocurriría ni a un antecesor suyo en la derecha latina como Benito Mussolini. Ayer mismo, visitando el hospital de campaña en IFEMA, dijo lo siguiente: “En España ya han muerto 18.000 personas por culpa del coronavirus. No son curvas que aplanar, ni picos que pasar, ni simples estadísticas. Son vidas truncadas y familias rotas. Son historias que merecen ser contadas y homenajeadas”. Muy positivo y necrofilia en estado puro y, como se podía esperar, culpa del Gobierno de Pedro Sánchez. Salvo las personas que se recuperan que son gracias a presidentas como Díaz Ayuso.
Como se explicó el otro día en estas mismas páginas, la intención de Casado no es que los enfermos se recuperen, ni que los sanitarios tengan equipos adecuados (en Madrid la escabechina es trágica y gobierna el PP), ni nada que tenga que ver con la salud. Su intención es derrocar al Gobierno en un momento pandémico como el que se está viviendo. Por ello recurre a los bulos, las mentiras, las inquinas y las maledicencias que componen la infamia del personaje. No vean en este tipo de mensajes, rebuscados en lo más hondo de los contenedores de la basura humana, un error de un día, los lleva sosteniendo día tras día desde que lanzó el primero. La infamia es así de persistente en el presidente del PP… bueno, en todo su partido con raras excepciones. No es algo producto de la incapacidad mental del que habla, ese mismo que usa gafas para leer en el parlamento pero no para un libro, sino que todo es producto de una estrategia diseña en la factoría de José María Aznar como se desveló ayer aquí. El acoso y derribo no se hace en base a las malas acciones, que las hay, del Gobierno, sino mediante al aprovechamiento de una coyuntura excepcional para dar un golpe de Estado blando, mediático y convertir España en un permanente estado de excepción.
El FMI estima que España sufrirá la peor recuperación de la zona euro tras una gran caída del PIB y del empleo. Hay que evitar la destrucción de la economía en vez de limitarse a pactar su reconstrucción. Urge un plan de choque para bajar costes fiscales, laborales y burocráticos pic.twitter.com/84jZdegqCm
— Pablo Casado Blanco (@pablocasado_) April 14, 2020
Por si no piensan que esto es una campaña donde los poderes fácticos están detrás, sólo hay que ver la última frase del mensaje que transmitió ayer Casado: “Urge un plan de choque para bajar costes fiscales, laborales y burocráticos”. Una frasecita suelta que parece estar incardinada en un programa ambicioso de reformas pero que no deja de ser el eslogan de la clase dominante: ricos sin impuestos, despido libre y reducción de las trabas a la explotación y el saqueo empresarial (de grandes empresarios). Dice justo eso cuando se está comprobando que haber entregado hospitales a Florentino Pérez, por ejemplo, ha supuesto un mayor gasto sanitario pero unas condiciones peores en recursos humanos y materiales. Y todo porque ese aumento del gasto que tanto cacarean en realidad se va en pagar sobrecostes para que los poderosos llenen sus cuentas de resultados a costa de la sociedad. Casado no está pensando en sacar a España del pozo pandémico y económico, sino de sumirlo en lo peor de un neoliberalismo, o hijoputismo, con despidos libres y eliminación de impuestos para quienes más tienen, no quienes más producen como se ha comprobado en esta crisis. Sí, mal que le pese a Casado y sus corifeos, la clase trabajadora es la que está sacando esto adelante. Por ello, para evitar que tome consciencia de su papel fundamental en la sociedad, sale Casado a destruir los derechos bien ganados.
Tiene bien ganado el título (honorífico) de presidente de la infamia. Primero por querer utilizar los muertos de todos para evitar exponerse políticamente con propuestas alternativas sobre la base de la materialidad que se vive (tonterías como pagas extra no son más que populismo barato). Y segundo porque la utilización de esos muertos de forma miserable esconde realmente asestar una puñalada a la clase trabajadora y entregar lo poco o mucho que quede a la clase dominante. No trabaja para España y la bandera se la pasa por las posaderas porque sólo le importa el realidad los intereses de aquellos que le pueden salvar las posaderas… no vaya a ser que decidan poner al alcalde de Madrid en su lugar como ya se rumorea en el todo Madrid.
Eres la vergüenza de los españoles y después sale tu pelocho a criticar el problema de las mascarillas, no tenéis VERGÜENZA que la gente se está MURIENDO TE ENTERAS MURIENDO y lo único que te importa es a ver si sacas VOTOS eres un oportunista cobarde que más vale hagas oposición política y no PERSONAL eres la vergüenza de los que te votaron y te alias con gente que FOMENTA EL ODIO Y LA XENOFOBIA, cuando te vas a dar cuenta que estas insultando a la decencia y a las siglas de un partido que algunos desde dentro han luchado por LA LIBERTAD. Váyase señor Casado váyase.