La capacidad de decir estolideces de Pablo Casado tiene sorprendida a España. En esta última ocasión, en una finca de ovejas (¿churras o merinas? No lo sabe), ha sacado lo mejor de sí para ofrecer un enorme repertorio de incongruencias o de comparaciones con la España de los años 1950. El tipo es tan incapaz que para hablar del mundo rural utiliza la caspa y un mundo que lleva sin existir más de cuarenta años. Al menos, un mundo que él jamás ha conocido por edad por mucho que intente fardar de ello. Si los franquistas de su partido, cuando menos, presentaban el desarrollismo como un dato a tener en cuenta, Casado se va a los años donde vivir en un pueblo era vivir fuera del mundo prácticamente.
Están las redes sociales riéndose con lo que ha dicho sobre que cuando no había agua se bebía vino. Algo que era real hace muchas décadas. Claro que si no tenían agua no podían hacer sopas de ajo. Una comida que el presidente pepero pone como ejemplo de humildad y pobreza… vamos lo que vienen obligando a comer últimamente a muchas familias de las ciudades. Mitificando algún tipo de comida como pueblerina pensando que no se come otra cosa en los pueblos de España. Hasta sushi se encuentra en algunos. Pero eso no es lo más gracioso o terrible, lo peor es lo que ha dicho después.
Racismo como emprendimiento
Mientras vendía cierto romanticismo rural para hacer ver que él sí conoce ese mundo, cuando la realidad es que se queda en los topicazos, le ha surgido de la cabeza un emprendimiento. Uno relativo en verdad al significado de la palabra, destrucción creativa o creatividad destructiva, no el elemento ideológico de la palabra para hacer ver que cualquiera que se busca la vida es un emprendedor y así destrozar vidas de personas que se lanzan a montar negocios ruinosos desde su concepción. Lo que ocurre es que la idea le ha salido un tanto racista.
A Casado no se le ha ocurrido nada más que hablar del “turismo de razas”. ¿Qué es el turismo de razas? Pues no se sabe pero dice que el gobierno le da un millón de euros. Sabemos que en el PP son mucho del turismo sexual, muy del turismo abortista y muy del turismo compra-bebés, pero eso del turismo de razas es nuevo. O no tanto. El presidente del PP es muy fan de Winston Churchill –de hecho tiene tres biografías en inglés en su estantería (el resto son regalos y autoayuda)- y por algún lado le tiene que salir esa influencia.
El inconsciente le delata
Lo que diferenciaba a Churchill de Hitler era el elemento democrático y el religioso. Ni en lo racial, ni en lo económico había diferencias salvo matices. El premier británico era bastante racista y parece que eso se le ha debido impregnar a Casado. El turismo de razas debe ser, porque no lo ha explicado, que los negros no pueden viajar a España, mientras que los japoneses sí. O que los magrebíes vayan sólo a Cataluña y los eslavos sólo a la Costa Blanca. En realidad no sabe ni lo que ha dicho pero ha sido bastante racista.
Sólo el hecho de pensar, que no lo hace ni la Iglesia católica, de que hay diferencias raciales, surgiendo como un lapsus verbal, es para echarse a temblar. Porque no se ha expresado en términos xenófobos, sino en términos raciales. Poco le ha faltado hablar del turismo de pobres, que seguro lo tendría ahí escondido en el inconsciente. A saber en qué habría estado pensando antes para que se le quedase en la cabeza el término “raza”. No se sabe pero da miedo. Entre otras cosas porque es capaz de pensarse como raza pura.
Casado no puede ser ni candidato del PP
Esta misma semana a él y a sus compinches (en concreto a Juan Manuel Moreno Bonilla) les ha parado los pies en la Unión Europea. Habían sacado el mantra electoral sobre el control de los fondos europeos y les han tenido que decir que no se preocupase, que idiotas no son y los señores de negro lo vigilan. Tras este ridículo, bien potenciado por editores de prensa que tampoco es que tengan el cerebro para alegrías, es mucho más obvio que Casado no puede ser ni candidato. Si se quitan de la cabeza sus preferencia partidista, que este señor pueda gobernar sólo es un problema para España.
En el PP, si fuesen inteligentes y no estuvieran a ver lo que trincan, deberían eliminarle de la dirección. Porque lo de eliminar parece que se lo toman muy en serio en ocasiones. Que igual no sucede que gobierne, pero Casado es capaz de destruir España con mayor rapidez que los que más o menos se tiene claro que lo quieren hacer. Y los medios de comunicación que tanto le apoyan deberían comenzar a pensar. Si tan patriotas son ¿no ven que podría ser peor el remedio que la enfermedad?